miércoles, 11 de mayo de 2011

Los Cantamañanas Aseglarados.

Los Cantamañanas Aseglarados.



Cierto grupo de cantamañanas han tomado los micrófonos y se han hecho dueños de los potentes altavoces para ser los portavoces de todo aquello pueda oler a impugnación a lo legítimamente establecido. Las añoranzas de otros tiempos que aun siendo pasados no fueron mejores, siguen incrementando los ecos e instaurar aquellos planteamientos tan propios del propio Atila, el rey de los Hunos.


Esos grupos minoritarios, de dura cerviz y de cortas miras, que enarbolan su estandarte de la tolerancia, siendo ellos el paradigma de los intolerantes por antonomasia, son la termita que mina el orden establecido por el que es la Autoridad.


Esos dinámicos clérigos secularizados o aseglarados, los cuales poseen una indudable preparación y un conocimiento suficiente del organismo eclesial, para intentar desarticular las piezas esenciales de éste. Gente con buena labia y plumas ágiles, dialécticos de la confusión práctica han ido engrosando la falange de nuevos maestros que, apoyados en libros demoledores, publicaciones de revistas enfermizas, de conferencias intencionadas y de reuniones programadas contra la Iglesia, han creado un púlpito interior, dentro de ésta, con pretensiones de magisterio paralelo y sin la encomienda de quienes tienen en la Iglesia la autoridad recibida de Dios.


El sufrido pueblo cristiano, masacrado por tales tiranos, portador también del sentido ortodoxo de la fe, bajo la protección de los genuinos maestros de la Iglesia, rechaza este magisterio paralelo, pero carece de medios y de preparación para oponerse al aluvión del disparate contestatario. El pueblo se desentiende, por ello, de los pastores mercenarios y de los atalayas que engañan. El pueblo sabe donde está la verdad. Confusamente, pero con un tino acertado. Y se aparta. Y se inmuniza. Pero esto no evita el hecho doloroso del gravísimo daño, de las tinieblas espesas que los maestros del error están produciendo en nuestra Iglesia.


Aquellos que enmascaran el diálogo con la imposición amenazante y que se alzan sin reparos frente al ejercicio debido de la obediencia en la Iglesia, o frente a las enseñanzas autorizadas de la misma son los que intentan promover y justificar modos de comportamiento inconciliables con el estilo de vida propio de la Iglesia y llegan a crear reductos de resistencia, cuando no de rebeldía, frente a las grandes verdades, es decir, realidades de la fe católica. Son amenazas que minan desde dentro a la propia Iglesia. Están infiltrando ideologías que debilitan sus afirmaciones constitutivas.


Aquellos que nos oponemos ante esta forma de despotismo somos los malditos al ser la oposición molesta que no cuadran en sus planteamientos de liviana tolerancia. Sin embargo, ánimo y adelante, es Cristo quien tiene el timón del barco, y aunque tenga a retorcidos polizones con mentes preclaras, sin embargo la gracia de Dios siempre supera, ¡y con creces!, a todas las argucias del Maligno.

1 comentario:

Arantxa dijo...

Artículo duro pero real.