sábado, 6 de diciembre de 2014

Homilía de bodas de plata

BODAS DE PLATA DE FELIPE Y MARIBEL

            Esto del matrimonio es un camino a recorrer. Es todo un aprendizaje, y por cierto bastante durillo. Estar atento a las miradas, a los gestos, a los movimientos del rostro… Es aprender a VER al otro. Es aprender a LEER al otro, para comprenderle, para descifrar su mensaje, porque cada día la otra persona es un regalo renovado para uno; Es ACOGER el mensaje y a la otra persona, ser RECEPTIVO, no juzgar, sólo amar. Es EXPRESAR a la persona amada eso que he visto, eso que he creído comprender para que el otro disfrute de saberse amado por aquel con quien comparte su vida.

            Porque puede pasar que el hombre vea a su esposa con cara seria, enfadada y mostrando distancias y le pregunte: «Cariño, ¿qué te pasa?»- A lo que la esposa le responda: «Nada». ¡Puff!, Por cierto, cuando una mujer dice que ‘no pasa nada’, es que ‘pasa todo’. Y como el hombre sigue insistiendo termine la esposa llamándole de todo porque el otro no ha sido ni capaz de captar las razones más elementales del enfado ya que el hombre ha pasado de los sentimientos de su esposa. Y ya tenemos la marimorena. Es que no HA VISTO AL OTRO, no HA LEÍDO AL OTRO, no HA ACOGIDO AL OTRO y no HA EXPRESADO LO QUE EL OTRO LE HA COMUNICADO.

            Cuando uno lleva ya 25 años, como Felipe y Maribel, uno ya sabe leer el lenguaje no verbal de la otra persona y con una simple caricia se trasmite ternura y fortaleza mutuamente. Pero este modo de comunicarse ‘de corazón a corazón’ no surge por generación espontánea; supone esfuerzo, trabajo, discusiones, un sacrificio de superación para unir las dos almas. Porque estoy seguro que si ahora mismo yo pidiera a Felipe y a Maribel que recordasen momentos o circunstancias en las que su matrimonio ha estado a punto de ‘romperse’, seguro que se les pasarán por su cabeza muchas ocasiones. Recordemos, que tal y como nos instruye San Pablo, ‘un tesoro tan valioso lo llevamos en vasijas de barro’. Gracias a que Cristo está en medio ha sido posible darse el perdón, la comprensión y el amor que cicatriza todas las heridas ocasionadas por la convivencia. Jesucristo es el médico que nos administra el tratamiento adecuado para sanar las relaciones en el matrimonio.

            Si yo preguntase a Maribel y a Felipe, o a cualquier matrimonio de los presentes si es lo mismo tener sentimientos amorosos que amar en verdad ¿qué me responderían?. Pues...que no es la misma cosa. Una relación no se construye ni se fundamenta sobre sentimientos amorosos, porque los sentimientos son frágiles, pasajeros, cambiantes e inestables. Maribel y  Felipe han elegido la opción de amarse con un amor verdadero que dé vida. Pero atentos, no todos eligen esta opción: Les hay que permanecen juntos por rutina o porque hay intereses mutuos para no mostrar abiertamente lo que ya está roto y se continua en la convivencia teniendo los cuerpos cerca pero los corazones distantes. Hace poquito me impactó negativamente un anuncio en la televisión: Salía un famoso futbolista en un especie de consultorio del tarot. En ese momento recibía una consulta de un chico joven que preguntaba al que echaba las cartas si debería de volver con su ex (en este caso da igual que fuera novia o esposa). El que echa las cartas le despacha tan fresco con esta frase: «No, ni se te ocurra. Las ex son como un partido en diferido, ya sabes como acaba». Nosotros no queremos cartas del tarot, nosotros queremos que nos escriban cartas de amor...esas cartas que entre los esposos se escriben en donde quedan bien plasmadas en qué han decidido darse y cómo les duele haber rechazado algo del otro ser amado.

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