o DEL RASEDO
Hecha la señal de
ACTO DE CONTRICIÓN: Señor mío Jesucristo, Dios de infinita majestad, mil veces, Señor me pesa el haberos ofendido. Yo deseo con un anhelo inefable, amaros con puro y fervoroso amor. Por los méritos infinitos de la sangre preciosísima que derramasteis en el Calvario, y por la asistencia de vuestra divina gracia, os suplico, me concedáis inspirar en mi alma el calor de la vida espiritual y corporal, si ha de ser para eterna gloria vuestra y salvación de mi alma. Amén.
ORACIÓN PREPARATORIA: (Para todos los días)
¡Oh Virgen Soberana, Reina de los Cielos y la tierra, Madre del Señor del Universo, criatura la más grande, la más excelsa y la más amable!. Postrado reverente ante vuestra Santa Imagen del Rasedo me presento abismado en mis miserias; y abandonado enteramente en vuestras manos, os ofrezco mi pobre corazón, indigno y mancillado por el hálito ponzoñoso de este mundo. Os consagro mi entendimiento, mi lengua y mis sentidos. Haced, que esta ofrenda sincera de mi filial amor, sea perfumada con el aroma de vuestra santidad, purificada con el bálsamo de vuestra gracia y ofrecida en nombre por vuestras benditísimas manos, ante el trono sublimado de vuestro adorable Hijo.
Os doy gracias, ¡Oh Señora amabilísima!, por tantos beneficios dispensados hasta el presente, especialmente por haberme liberado del infierno tantas veces merecido; y os suplico, aquellas cosas que Vos misma deseáis más de mí y más se adaptan y agradan a vuestro Hijo; la imitación de las virtudes soberanas que en vuestra preciosa vida resplandecieron y la gracia singular que os pido en esta novena.
De vos, oh dulce María, espero, que en las angustias de la muerte, me conforte
Y por fin, haced que por el favor que mereciste de aquel que por tu medio se dignó participar de nuestra debilidad y miseria, por vuestra intercesión, nos haga partícipes de su gloria y bienaventuranza eternas. Amén.
Pídase la gracia que se desee alcanzar.
DEPRECACIONES:
Madre mía querida; ya que tú eres mi Madre, haz que yo sea siempre tu hijo. (Ave María)
‚ Amor verdadero te pido, para amarte a Ti, después de Dios, sobre todas las cosas. (Ave María)
ƒ Reina de nuestros corazones, ayúdame a vencer siempre al Demonio. (Ave María)
„ Imitarte quiero en la variedad y hermosura de tus virtudes. (Ave María)
… Alabanzas te ofrezco como Dueña y Señora de mi alma y de la creación. (Ave María)
ORACIÓN FINAL:
Santa e Inmaculada Virgen del Rasedo, impulsados por la devoción que los hijos de Cevico profesan, hemos sido atraídos para ofreceros nuestro corazón. Sed para nosotros el faro luminoso que nos guíe en medio de las tribulaciones de la vida y la estrella brillante a cuya luz podamos guardarnos de los males del mundo.
Confiamos en vuestra misericordia y protección. No desdeñéis volver vuestros ojos hacia este pueblo donde sois tan venerada y querida y cuyas almas viven enamoradas de vuestra bondad, a fin de que, perseverando en vuestro amor, podamos saludaros y alabaros con vuestro Hijo en el Cielo por toda eternidad. Amén.
HIMNO A
QUE CON EL TÍTULO
DEL RASEDO O DEL MONTE
SE VENERA EN LA
VILLA DE CEVICO DE
CORO
Dios te salve, purísima Virgen
el Rasedo, en el monte adorada
Que benigna con dulce mirada protección a Cevico le das:
A tus pies este pueblo piadoso
humillado y rendido os adora
protegedle ahora y siempre, Señora,
Él os ama y bendice también.
LETRILLAS
1º
Allá en la cuna del mundo,
cuando Dios lanzó irritado
del Edén por el pecado
a los que hollaron su ley.
Tu protección misteriosa, reanimó a los abatidos proclamándote rendidos
Aurora del Sumo Bien.
2º
Desde entonces, Virgen Santa
al través de siglos tantos, dulcificas los quebrantos
de la triste humanidad: Patriarcas te esperaron,
Profetas te predijeron,
y en Ti, convertidas fueron
las sombras en realidad.
3º
El mundo, Madre Purísima
a quien tu Hijo Dios y Hombre redimió, oye tu nombre
extasiado de placer:
Nombre santo, nombre excelso Delicias de los mortales,
alivio de nuestros males,
esencia de nuestro ser.
4º
Pueblos, valles, sierras, rocas, ríos, selvas, montes, prados
todos han sido aplacados
a ese nombre singular:
Nosotros, Madre querida
Del Rasedo te llamamos,
en el monte te adoramos
y rogamos sin cesar.
5º
Fuente de gracia y virtudes, vergel de fragantes rosas,
a las almas candorosas
fortificas en la fe:
alientas al desgraciado,
consuelas al afligido,
levantas al que caído
te dice: ¡Madre, pequé!.
6º
Desde el cerco venturoso
en que tu templo se ostenta,
tu mitigas la tormenta
y aplacas la tempestad:
y cual rocío divino
fertilizas nuestro suelo
y nos elevas al Cielo con tu sonrisa inmortal.
7º
Por eso, Madre dulcísima,
en los valles del Cerrato
no cabe ningún ingrato
que te niegue adoración:
Todos, todos a porfía
te aclaman Reina y Señora,
te llaman su protectora,
te rinden admiración.
PLEGARIA
8º
Yo recuerdo ¡Madre mía!
que en la edad de la inocencia
tu amor, virtud y excelencia
era mi dicha, mi bien:
Que tu imagen sacrosanta
a mi corazón de niño
le inundaba de cariño
de sumo gozo y placer.
9º
Lejos de ti, seducido
por los placeres del mundo
caí en el sueño profundo
de la culpa y el error;
Pero ahora arrepentido,
con el alma lacerada
vuelvo a ti, Madre adorada, buscando alivio y perdón.
10º
No desprecies mi plegaria
Del Monte, Virgen purísima,
por la pasión benditísima
del que en el monte murió;
Soy hijo de tus dolores,
Y el dulcísimo Cordero
desde el sangriento madero
a tu amor me encomendó.
11º
Rociado con su sangre
con tus lágrimas ungido,
me vuelvo al redil querido
que insensato abandoné:
Acógeme en tu regazo,
¡Oh, Santa Virgen del Monte!
Y ábreme un nuevo horizonte
de penitencia y de fe.
M.Z.C.
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