DÍA SEGUNDO DE
MARÍA:
María fue una muchacha de su tiempo. Llevó, sin duda, la vida normal de una joven israelita, en el seno de una familia creyente, según los usos y costumbres de su época. Creció con las ilusiones lógicas de su edad y compartió la esperanza de su pueblo en las promesas de Dios. Ella era todavía una jovencita cuando Dios le prepone la noble misión de ser
La experiencia de incertidumbre, de inestabilidad que los jóvenes viven hoy, los lleva fácilmente a diferir cualquier tipo de elección, incluso la religiosa. Frente a Cristo que les provoca a salir de una existencia mediocre y, cómoda y a decidirse por Él o en contra de Él, los jóvenes pueden encontrar en María un modelo de mujer fuerte y libre que supo arriesgar su vida por Dios, fiándose únicamente de su Palabra.
En la afanosa búsqueda del sentido de la propia vida, para superar la alienación, la despersonalización, los condicionamientos a los que la sociedad actual parece conducir, la experiencia de María dice a los jóvenes que la vida no es absurda, porque Dios tiene un proyecto extraordinario sobre cada joven.
A los jóvenes que de un modo contradictorio expresan por una parte deseos de participación y de protagonismo en la vida de la sociedad, y por otra viven en el temor ante sus responsabilidades y sus compromisos; a su necesidad de establecer un nuevo orden de relaciones, fundadas en la gratuidad, la igualdad y el amor, María responde con el canto de la humanidad nueva: el Magnificat. En él se expresa el abandono total a Dios y la solidaridad plena con los humildes, los pobres, los oprimidos.
Especialmente a las jóvenes, tan sensibles a la revalorización del papel de la mujer en la sociedad contemporánea, María, la mujer responsable, libre y activa puede ser una propuesta elocuente y significativa. Ella enseña que
No hay comentarios:
Publicar un comentario