viernes, 27 de mayo de 2011

Novena a Ntra. Sra.del Monte o del Rasedo 2


DÍA SEGUNDO DE LA NOVENA 2011


MARÍA: LA TESTIGO DE VALORES PARA LOS JÓVENES



María fue una muchacha de su tiempo. Llevó, sin duda, la vida nor­mal de una joven israelita, en el seno de una familia creyente, según los usos y costumbres de su época. Creció con las ilusiones lógicas de su edad y compartió la esperanza de su pueblo en las promesas de Dios. Ella era todavía una jovencita cuando Dios le prepone la noble misión de ser la Madre del Salvador. Dios, de esta manera, irrumpe en la vida de María cuando ella es joven, cuando apenas empieza a abrirse al mundo, cuando su corazón está lleno de ilusiones, de proyectos y de ideales grandes. Y ante la gran propuesta de Dios ella se entrega generosamente al plan de Dios. Le dice «Sí». Firma en blanco para el Dios sorprendente que le va a llevar por caminos insospechados y nuevos.


La Santísima Virgen con su respuesta pone de manifiesto una gran capacidad de fe, de confianza, de entrega y disponibilidad. Pero también muestra su ESPÍRITU JOVEN por aceptar el compromiso arriesgado, por su apertura a lo nuevo y por su corazón grande. María aparece en los evangelios como una mujer que medita y profundiza los acontecimientos para descubrir en ellos la luz de la Palabra de Dios. Es una mujer que sabe “guardar silencio en su interior” para poder rezar a Dios y presentarle sus preocupaciones y alegrías. Hoy el mundo necesita personas contemplativas que, a la luz de la fe, mediten la presencia de Dios en su vida personal.


La experiencia de incertidumbre, de inestabilidad que los jóvenes viven hoy, los lleva fácilmente a diferir cualquier tipo de elec­ción, incluso la religiosa. Frente a Cristo que les provoca a salir de una existencia mediocre y, cómoda y a decidirse por Él o en contra de Él, los jóvenes pueden encontrar en María un modelo de mujer fuerte y libre que supo arriesgar su vida por Dios, fiándose únicamente de su Palabra.


En la afanosa búsqueda del sentido de la propia vida, para superar la alienación, la despersonalización, los condicionamientos a los que la socie­dad actual parece conducir, la experiencia de María dice a los jóvenes que la vida no es absurda, porque Dios tiene un proyecto extraordinario sobre cada joven.


A los jóvenes que de un modo contradictorio expresan por una parte deseos de participación y de protagonismo en la vida de la sociedad, y por otra viven en el temor ante sus responsabilidades y sus compromisos; a su necesidad de establecer un nuevo orden de relaciones, fundadas en la gratuidad, la igualdad y el amor, María responde con el canto de la humanidad nueva: el Magnificat. En él se expresa el abandono total a Dios y la solidaridad plena con los humil­des, los pobres, los oprimidos.


Especialmente a las jóvenes, tan sensibles a la revalorización del papel de la mujer en la sociedad contemporánea, María, la mujer responsable, libre y activa puede ser una propuesta elocuente y significativa. Ella ense­ña que la plena realización de la mujer pasa a través de la maduración progresiva de la propia capacidad de amar, hasta el don de sí en la acogi­da, en la gratuidad y en el servicio. En este contexto se sitúa la educación en la pureza y en la castidad como superación de todo egoísmo hacia la plena capacidad de amor.

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