DÍA PRIMERO DE
MARÍA: MADRE Y EDUCADORA DE LOS NIÑOS.
San José y Santa María fueron los educadores de Jesús. El Beato el Papa Juan Pablo II al hablar sobre la familia sacaba a relucir su realidad más profunda. Juan Pablo II nos escribía cosas como estas:
«La familia es una comunidad de vida y amor, comunidad de personas, formada por el hombre, la mujer y la descendencia, entorno vital en el que nace, crece y muere la persona y su esencia consiste en una profunda e interna unidad».
Toda la familia nace de una promesa de amor entre los esposos, que se comprometen ante Dios, ante los hombres y ante sí mismos. Fundan un centro de intimidad y de apertura donde se enseña a pensar, a profundizar en los valores humanos, a cultivar la inteligencia, a integrar la voluntad y a abrir el corazón para aceptar al hombre con sus defectos y cualidades y para manifestarse al exterior, ya que el amor de la familia debe proyectarse al exterior.
Tanto San José como
El don más excelente del matrimonio es el hijo, la persona humana. Un hijo no es un derecho de los padres, nadie tiene derecho a ser padre, a dar la vida a un nuevo ser humano. Nadie merece algo tan importante. Tal vez podemos afirmar que un joven que comienza su carrera de Arquitectura, que se pasa muchos años estudiando, muchas horas de desvelos, muchos días completos al pie de una obra o sobre unos planos, pueda esperar, después de 20 años de experiencia exitosa, ser reconocido como uno de los mejores arquitectos. Y al final, el premio será algo material. Un médico puede esperar lo mismo después de muchas vidas salvadas en los quirófanos y en los hospitales. Pero, ¿sentirnos con derecho a un hijo? El hijo no es una propiedad de los padres, sino que, al contrario, es él, objeto de derechos: tiene derecho a ser fruto del acto específico de amor conyugal de sus padres y tiene derecho a ser respetado como persona desde el primer momento de su concepción. Tiene derecho a tener un padre y una madre.
Cada uno de los actos como padres de familia en relación con vuestros hijos debe de tener un porqué. No se pueden permitir el actuar de manera arbitraria. Es verdad que los hijos no entenderán las razones de los padres para que actúen de un modo o de otro; pero una cosa es no entender las razones y otra cosa es estar de acuerdo con esas razones. Tal vez los hijos no entiendan esa razón en ese momento, como por ejemplo cuando no dejas a tu hijo ir a una fiesta, porque sabes que el ambiente no le va a ayudar, al contrario, le va a perjudicar. Tu hijo no te va a entender, para él sus amigos son “lo máximo” y esa fiesta es lo mejor de todo el mes. El prohibirle ir a esa fiesta es una decisión justa, tomada de acuerdo a una razón muy válida y apoyada en tu propia experiencia de vida. ¿Recuerdan ustedes el pasaje del evangelio cuando Jesús se perdió y fue hallado en el Templo?. Jesús ya tenía sus doce años cuando subió con sus padres a Jerusalén para celebrar la fiesta de la pascua judía. Nos cuenta
Los padres son líderes morales de sus hijos y con el comportamiento que los padres muestren en el seno del hogar se estará marcando las pautas para los hijos. Las palabras mueven, pero el ejemplo arrastra. Me atrevería a afirmar que muchas veces la educación no llega a calar en los hijos porque muchas veces nosotros, y el sacerdote también se mete, no sabemos vivir como les estamos diciendo a ellos que se vive.
Pidamos para que
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