DÍA TERCERO DE
MATRIMONIOS Y PADRES JÓVENES: UNA IDENTIDAD A REALIZAR.
Dios Padre quiso que su único Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, fuese criado y educado en una familia. Los padres jóvenes de este contexto social y cultural corren un riesgo: muy a menudo se identifica el ser padres con el cuidado biológico del hijo. Es más, yo creo que al padre hoy día le cuesta más dar pasos más complejos y profundos en la educación e identifica su quehacer de padre con el cuidado biológico: alimento, ropa, calor… que luego se termina complicando las cosas con el curso de piscina, el gimnasio, los granos de la cara, y también la medida de los músculos, de la altura, el hambre, y suma y sigue. A medida que el hijo crece, en lugar de entrar en niveles más complejos del cuidado educativo existe el riesgo de perderse en los niveles más complicados del cuidado biológico. Dicho con otras palabras: No se puede identificar la función de padres con el sustento del hijo; no solo, sino también.
En
Si se dan cuenta, muchas veces los propios anuncios televisivos van viciando
Un resultado perverso de esta mentalidad reinante es que los padres se conciban al servicio del hijo. Esto desplaza y deforma toda la naturaleza de la relación porque los padres se convierten en -«se conciben como» instrumento del bienestar del hijo, un verdadero «proveedor de respuestas» a las necesidades del hijo. La consecuencia es una atención exagerada a las necesidades, por lo que yo soy una buena madre o un buen padre en la medida en que soy capaz de entender las necesidades de mi hijo, interpretarlas y responder a ellas: una proveedora de respuestas. Llega el hijo a casa pidiendo sino exigiendo un teléfono móvil de la última generación o el juguete informático último porque, según él, todos los de su clase y sus amigos lo tienen. No quiere cualquier zapatilla ni cualquier chándal, sino el de aquella marca deportiva porque lo lleva tal y cual jugador de futbol. Es importante tener en cuenta la siguiente afirmación: La única necesidad del hijo son los padres. Los padres no pueden ponerse al servicio de los hijos para dar respuesta a sus deseos caprichosos, ya que si los niños se les deja y se les da lo que ellos pidieran se convierten en alguien que no escucha a nadie, incapaz de depender, incapaz de obedecer. Deja de existir la identidad del hijo: sigue siendo niño pero no está edificando sus cimientos para poder edificarse en las virtudes tanto humanas como cristianas.
Santa María y San José fueron también un matrimonio joven que pasaron por momentos muy complicados; recordemos el nacimiento de Jesús en un pobre pesebre en Belén, su huida a Egipto porque Herodes quería matar a Jesús niño, el regreso a la ciudad de Nazaret. Sin embargo ellos, con su testimonio de vida y con la confianza puesta en Dios fueron educando a Jesús tal y como Dios Padre deseaba.
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