martes, 16 de marzo de 2010

SEMINARISTAS:

INMERSOS EN UNA “GOZOSA AVENTURA”

Cuatro testimonios

de vocación sacerdotal

con motivo del

del Seminario

OrdenacionesG(Vida Nueva) “La confianza y la opción por el camino que Él tenía elegido para mí han resultado ser una gozosa aventura”. Así ve el sacerdocio Santiago Martín Cañizares, un seminarista que está acabando su formación en el Seminario mayor de Zamora. Su testimonio y los de otros tres futuros presbíteros representan distintas formas de sentir la vocación sacerdotal, recogidas esta semana en el ‘Pliego’ de Vida Nueva con motivo de la celebración, el próximo 19 de marzo, del Día del Seminario.

Para Santiago Martín, su opción por al sacerdocio es una aventura: “Porque cada día se despliega ante mí como un abanico de posibilidades de transmitir el Evangelio a los otros, desde la oración, la escucha o la ayuda a los olvidados de la sociedad”. Y es gozosa, ya que “sólo el creador de mi corazón sabe cómo puede llenarlo”. Por tanto, para él, la respuesta a la pregunta de por qué quiso ser sacerdote es clara: “Porque el Señor así lo quiere; yo no he elegido este camino, lo ha decidido el Señor por mí”.

Por su parte, Diego Pastor Perona , del seminario ‘La Inmaculada’ de Valencia, empezó a sentir su vocación al ver a un compañero de parroquia que le anunciaba su partida para ser sacerdote. “Una vez se inicia esto, sólo la oración puede hacer frente a estos sentimientos y dudas. Orar. En la oración lo vi claro: aquél que siempre había estado junto a mí, Jesucristo, me llamaba. No tenía muy claro cómo y de qué manera, pero había una alegría en seguirle”, asegura. Una oración que Pastor reconoce que “también fue el punto fundamental para poder decir sí a la llamada”.

Lo que mueve por encima de todo a Iván Llovet, seminarista de Cádiz, a querer ser sacerdote, es su deseo de “ser un instrumento de Dios para hacerlo conocer y ayudarle a hacerse presente en medio de la sociedad a través del amor y de los sacramentos”. También “ser sus manos que partan y repartan el alimento de vida a todos los hombres y mujeres hambrientas y desilusionadas; y acompañen a personas enfermas”. Así como “ser sus pies, para estar presente entre sus hijos” y “ser su voz, para alentar y animar la esperanza de tantos desesperanzados”.

Por último, Ricardo Sanjurjo, del seminario de Santiago de Compostela, sintió la llamada de Dios cuando tenía encauzada su vida por un camino muy distinto al del sacerdocio: mientras estudiaba Ingeniería en la universidad. “Tenía esa sensación de que sabes que todo va bien, pero que, en el fondo, te falta algo que no sabes qué es. Y me rebelaba contra mí mismo: no podía ser así. Poco a poco, fui comprendiendo eso de la vocación. ¡El Señor tenía un plan para mí!”, explica.

Fuente: Más información en el nº 2.699 de Vida Nueva.

http://www.vidanueva.es/home/seminaristas-inmersos-en-una-%e2%80%9cgozosa-aventura%e2%80%9d/

No hay comentarios: