martes, 30 de marzo de 2010

Pascua de Resurrección

PASCUA DE RESURRECCIÓN:

Nosotros, en el Credo manifestamos que creemos en “la resurrección de la carne”. Del mismo modo, en el Credo profesamos nuestra fe en que Jesucristo “al tercer día resucitó de entre los muertos”.


Jesucristo realmente ha resucitado y vive para siempre. ¿Cómo se produjo la resurrección?, ¿cómo sucedió realmente este hecho?, ¿qué proceso sufre el cuerpo para ser resucitado?. Todo esto lo sabremos a su debido tiempo, cuando nosotros resucitemos con Cristo. Ahora es un enigma, un gran misterio, algo que se nos desvelará a su tiempo. Lo cierto es que sería de un valor incalculable el haber tenido, cosa imposible en aquella época, una cámara de video en el sepulcro para grabar el acontecimiento más importante de toda la humanidad… pero esto forma parte de la curiosidad, y Dios desea que vivamos con Cristo para que resucitemos con Él.


Sin lugar a dudas, ustedes me pueden preguntar: ¿Qué es resucitar?. Para dar respuesta a esta cuestión les voy a leer el número 997 del Catecismo de la Iglesia Católica: «En la muerte, separación del alma y el cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la corrupción, mientras que su alma va al encuentro de Dios, en espera de reunirse con su cuerpo glorificado. Dios en su omnipotencia dará definitivamente a nuestros cuerpos la vida incorruptible uniéndolos a nuestras almas, por la virtud de la Resurrección de Jesús».


Todos vamos a resucitar. Ahora bien, los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación. Es cierto que nosotros, ahora, no tenemos experiencia de la resurrección, sabemos que Cristo ha resucitado. Y también sabemos que para Dios nada hay imposible y que el Creador de todo tiene poder para reconstruir al hombre al final de la historia.


Los muertos resucitan con sus cuerpos, en esta carne que ahora vivimos; con sus propios cuerpos, los que ahora poseen (DS 801). Jesús de Nazaret recitó con su propio cuerpo. Es más, Jesús Resucitado, cuando se apareció a los Apóstoles le dijo: «Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo» (Lc 24, 39); es más, recordemos la escena del encuentro del incrédulo Tomás con Jesús Resucitado: «Jesús dijo a Tomás: Acerca tu dedo y comprueba mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo, sino creyente». Pero Jesucristo no volvió a una vida terrenal.


El ‘como’ se llevó a cabo la resurrección es algo que sobrepasa nuestra imaginación y nuestro entendimiento. Sólo lo podemos entender desde la fe. San Ireneo de Lyon nos ofrece luz en este tema tan importante: «Así como el pan que viene de la tierra, después de haber recibido la invocación de Dios, ya no es pan ordinario, sino Eucaristía, constituida por dos cosas, una terrena y otra celestial, así nuestros cuerpos que participan de la Eucaristía ya no son corruptibles, ya que tienen la esperanza de la resurrección».


San Gregorio de Nisa nos dice: «Así como un poco de levadura, según la doctrina del Apóstol, hace fermentar toda la masa, así también el divino cuerpo de Jesucristo, que padeció la muerte, y es el principio de nuestra vida., entra en nuestro cuerpo, nos le muda y transforma todo en sí. Porque al modo que un veneno que se ha derramado por los miembros sanos, los corrompe en poco tiempo, así por contraria razón, cuando el cuerpo inmortal de Jesucristo se ha llegado a mezclar con el del hombre, que en otro tiempo había comido el fruto envenenado, le transforma todo entero en su divina naturaleza.» (S. Greg. de Nisa, c. 37, sent. 29, Tric. T. 4, p. 118 y 119.)


Nuestras vidas están llamadas a ser vividas al amparo del Todopoderoso. Unidos a Cristo por el Bautismo, los creyentes participamos de la vida celestial de Cristo Resucitado, pero esta vida permanece “escondida con Cristo en Dios” (Col 3,3). Alimentados en la Eucaristía con su Cuerpo, nosotros pertenecemos ya al Cuerpo de Cristo. Cuando resucitemos en el último día nos “manifestaremos con Él llenos de gloria” (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1003).

Roberto García Villumbrales

No hay comentarios: