domingo, 17 de marzo de 2013
Cambio de agujas: Corinne Manella
Publicado el 14/03/2013
Corinne Manella creció en una familia poco practicante. Su padre no era ni católico ni religioso y su madre estaba pasando por un periodo de muchas dudas. Se formó en una escuela protestante pero las personas en ese ambiente eran muy buenas y muy fervientes. A la vez, todos los católicos que conocía no estaban enamorados de su fe y muchos no daban muy buen ejemplo de la fe.
Cuando empezó el Instituto Corinne eligió un camino muy mundano. Se metió en el mundo de las fiestas y a través de varias experiencias perdió completamente el sentido de su dignidad. Ya no sabía distinguir el bien del mal y andaba perdida. Pero en medio de todo eso siempre tuvo el deseo de ser buena.
Cuando llegó el momento de la Jornada Mundial de la Juventud en Toronto decidió ir, en parte porque quería divertirse en las fiestas y en parte por su curiosidad religiosa. Durante la Jornada recibió la gracia de saber que la fe católica es la fe verdadera y desde entonces nunca ha dudado de su fe.
Pero todavía no sabía como llevar una vida cristiana. Tomó la decisión de ir a una Universidad católica, esperando que allí encontraría la formación y la fuerza para poder ser buena. Allí se encontró con otro mundo que poco a poco fue transformando su vida. Empezó a ir a Misa diaria y a rezar todos los días. Descubrió por primera vez la llamada a la santidad. Poco después decidió ayudar en un campamento con las Siervas del Hogar de la Madre y entró en el movimiento juvenil del Hogar de la Madre. Todavía no sabía qué hacer con su vida pero entendió que su vida tenía que ser para los demás. El Señor empezó a mostrarla que tenía vocación dentro del Hogar, pero no dentro del matrimonio, ni como religiosa. En el momento no lo entendió, pero el Señor le pidió dar un paso sin entenderlo y sigue con la confianza de que es el Señor el que la guiará siempre.
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