miércoles, 4 de julio de 2007

El sexo como juego

Fuente: abc. 29/01/05


ENRIQUE ROJAS
Catedrático de Psiquiatría


La sexualidad es parte del amor. Y el amor debe conducir a la mejora personal y aproximarnos a mayores gradientes de felicidad.


El tema del preservativo está coleando. Hoy mi articulo no va a referirse a ese artilugio, sino a la antropología de la sexualidad.
Hay una sexualidad animal y otra humana. Las diferencias son de largo alcance, aunque en ambos se da la unión sexual (apareamiento y relación íntima completa).

Hay tres teorías especialmente vigentes en estos momentos sobre el tema:
1) el agnosticismo en el campo teórico, que declara que el conocimiento humano no puede conocer todo lo que aquí reside e ignora una antropología sexual;
2) el utilitarismo, que considera a la utilidad como principio básico de la conducta;
y 3) la visión integral de la sexualidad, que subraya que la sexualidad es un componente fundamental de la persona y que ésta no es algo puramente físico (genital), sino que mira al núcleo íntimo de la persona. Aquí se mezclan conartey armonía lo físico, lo psicológico, lo espiritual y lo biográfico.

La sexualidad humana es un bien. Podemos definirla como un lenguaje del amor. La separación entre sexo y amor es un defecto grave, porque limita y empobrece ese encuentro, ambos deben formar un binomio irrenunciable. Si nos preguntamos donde debe estar ubicado el mundo sexual, en qué parcela debemos encuadrarlo, la respuesta según los criterios de una antropología sólida y positiva es: dentro de la afectividad.

Es en el espacio de los sentimientos donde debe alojarse. La sexualidad es parte del amor. Y el
amor debe conducir a la mejora personal y aproximarnos a mayores gradientes de felicidad. El sexo con amor es el mejor camino para el desarrollo armónico de la pareja.

El ser humano es su cuerpo, pero no se agota en él. Sus principales dimensiones son cuatro:
1. El plano físico: es la base material de nuestro cuerpo. Ahí está la genitalidad, que conduce al final del acto sexual, con la penetración del pene en la vagina. De aquí emerge el orgasmo, la vivencia placentera que acompaña a ese unión sexual.
2. El plano psicológico: es la mente, los sentimientos, la sinfonía de ingredientes diversos que se hospedan dentro de nuestro patrimonio psicológico y que van desde la percepción a la memoria,
pasando por la inteligencia, la voluntad y los deseos. Toda una rica geografía de elementos diversos, que forman el mapa del mundo personal. Debe darse un encuentro de dos realidades
que se enriquecen recíprocamente, mucho mas que meros objetos.
3. El plano espiritual: es quizá el más complicado de definir, ya que es una esencia interior que no puede ser contemplada empíricamente. Lo espiritual hace más humano al hombre y lo eleva
de nivel y lo mueve hacia la trascendencia.
Es el paso de lo natural a lo sobrenatural, de la física a la metafísica, de la inmanencia a la trascendencia. Es la aspiración a lo absoluto.
4. El plano biográfico: en la relación sexual, dos personan se cruzan cada uno con su historia particular, con toda la grandeza y profundidad que ello significa.

Hay dos modos contrapuestos de relación sexual que quiero dejar claros.
Uno es la relación sexual sin amor verdadero: es preindividal y anónima, es más bien una relación genital en la que se usa el cuerpo del otro como objeto. Puede ser con el consentimiento de los dos (los dos se utilizan) ó a sabiendas sólo de uno de ellos. El sexo sin amor es algo animal, es lo que hacen los animales cuando se aparean y el acto se convierte en una reacción institiva, primaria, quese dispara ante el estímulo erótico.

Esta es una sociedad obsesionada con lo sexual, que lo ha convertido en objeto de consumo. Hay, simultáneamente, una divinización del sexo (sexo a todas horas, sobre todo en los medios de comunicación social, especialmente la televisión) y a la vez, una trivialización (como algo divertido, de usar y tirar, intrascendente, como pasatiempo). Se trata por tanto de una relación cuerpo a cuerpo, esta es una sociedad en donde con alguna frecuencia las personas son utilizadas como si fueran cosas. En esas circunstancias está en primer plano el concepto de desechable, tiplo kleenex, de uso sin más, son contactos sin vínculos, una apoteosis de los superficial y epidérmico, en donde uno se busca más a si mismo que al otro, en una actitud claramente egoísta y narcisista. Por eso la expresión «hacer el amor» me parece desafortunada e inexacta, pero se ha popularizado. No eres mas libre cuando haces lo que te apetece y te pide el cuerpo, sino cuando eliges aquello que te hace más persona.
Hoy en día vemos, a menudo, lo siguiente: el hombre fingiendo amor lo que busca es sexo, mientras que la mujer fingiendo sexo lo que busca es amor.
Lo dejo ahí, para que el lector extraiga las conclusiones que le parezcan.

En el otro extremo está la relación sexual con amor autentico y comprometido, cuya principal característica es que se trata de una relación integral, tomando esta palabra en toda la riqueza
de su expresión: es un encuentro íntimo que no es solo físico (genital), no solo psicológico (dos estilos y formas de ser), ni solo espiritual (espiritualista, algo propio de gentes «especiales»), ni solo biográfico... sino que es todo es a la vez y al mismo tiempo, formando una espléndida sinfonía de belleza que es capaz de ensamblar armónicamente todos los componentes que tiene el ser humano.
El que así actúa se puede decir que es íntegro y esa es una relación persona a persona. Se trata de una creación brillante, que redescubre la dignidad de la relación hombre-mujer, que tiene el coraje y la grandeza de ir contra corriente en una sociedad consumista de sexo desvinculado, tirando por la borda la relación puramente genital (sexo sin más).
La sexualidad con amor de verdad es un universo simbólico construido sobre los cuatro pilares claves: físico, psicológico, espiritual y biográfico. Las raíces son físicas; las ramas son psicológicas
y biográficas; la sabia es espiritual.
Hoy se ha instalado en el corazón de nuestra sociedad el sexo a todas horas como divertimento, como pasatiempo sin más referentes. Es una cosificación degradante, con dos notas paradójicas:
el sexo convertido en religión y el sexo trivial. El serhumano banalizado, encanallado, insignificante para lomás grande e íntimo, que reduce la sexualidad al placer genital y alorgasmosu icono definitivo.
Nos sumergimos así en la sexual performance: las marcas ó retos sexuales. Un sexo que se vuelve mentira y niega lo mejor la persona. La moral sexual no es un corsé que aprisiona, sino el arte de usar de forma correcta la libertad, la aspiración a lo mejor, a la excelencia. La obra bien hecha permanecerá.

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