domingo, 22 de enero de 2012

Otra homilía del tercer domingo del tiempo ordinario, ciclo b


3º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B

22 de enero de 2012

En la primera lectura nos encontramos con un pasaje muy interesante: El Señor había encomendado una misión a Jonás. Le había pedido que fuera a la ciudad de Nínive; sin embargo Jonás no estaba dispuesto a cumplir ese cometido. Es que resulta que Nínive era una ciudad muy hostil y enemiga. Con una simple expresión: Para los judíos “era lo peor de lo peor”, ya que a lo largo de la historia habían cometido lo que hoy llamaríamos como ‘crímenes contra la humanidad’.

Para Jonás, únicamente pensar que él tenía que ir a Nínive, se “le revolvían las tripas”, era un absurdo y una locura. Recordemos que Jonás, al no estar dispuesto a cumplir le misión del Señor, se embarca dispuesto a huir a Tarsis, o sea, en sentido contrario a la dirección de Nínive. Huye porque no está dispuesto a predicar la conversión a los paganos ya que Jonás no estaba dispuesto a compartir al Dios de Israel con los paganos. Para Jonás el Dios de Israel solamente era para el pueblo de Israel y no para los paganos. Es entonces cuando Dios toma la iniciativa y desencadena una gran tempestad tan violenta que hacía peligrar el barco. Y en medio de toda esta situación de extrema tensión para los marineros nos encontramos a Jonás, tan tranquilo durmiendo en la bodega de la embarcación. Cada marinero, aterrados, invocaban a sus propios dioses. Va en capitán y encuentra a Jonás tan tranquilo en la bodega y el capitán le ‘echa el alto’. Es entonces cuando le pregunta: ¿Porqué no invocas a tu dios para que se calme la tempestad?. Es entonces cuando toda la tripulación empieza a hacer preguntas a Jonás y descubren que Jonás está huyendo de su dios, del Dios que ha hecho el mar y la tierra, y la tripulación reconoce que es Jonás el causante de esa tempestad tan peligrosa y le lanzan al mar para calmar al Dios que hizo el mar y la tierra. Sin darse cuenta nuestro Jonás ha conseguido ‘un éxito misionero’ entre aquellos marineros paganos. Luego viene la escena en la que nos encontramos a Jonás dentro del vientre del cetáceo y, un poco más adelante, siendo vomitado, por el cetáceo, en tierra firme. En otras palabras: Al final vence siempre Dios. Por eso es conveniente evitar todo forcejeo inútil, no poner resistencia. Lo mejor es darle facilidades, hacer lo que su voluntad determine, sea lo que sea.

Nínive es la ciudad más cruel de las que se conocen y sus habitantes son uno de los peores enemigos del pueblo de Israel.

Jonás había huido de Dios. Intentó escapar de su presencia, eludir su mandato. No quería ir a Nínive para predicar y que se convirtieran de su mala vida. Jonás pensaba que era inútil marchar a un pueblo pagano que sólo pensaba en pasarlo bien.

Nínive se convierte, lo cual, en este sentido, es causa de sorpresa y de contraste evidente. Porque muchas veces Israel no ha hecho caso de amenazas y promesas, mientras que uno de sus peores enemigos se convierte con humildad y fervor. Las apariencias engañan: Nínive ha comprendido mejor al Dios de Israel, que Israel mismo.

Dios contempla con agrado la reacción de aquellos hombres, de los ninivitas. Desde el mayor hasta el más pequeño hacen penitencia. Se arrepienten de sus pecados. Y el mismo rey, enterado de la noticia, se levantó de su trono, se quitó el manto, se vistió de saco y se sentó en ceniza. Manifestaciones todas que indican la profunda y sincera contrición que le embargaba.

Y Dios, cargado de amenazas hacía poco, se compadece y les perdona, no lleva a cabo el castigo que les tenía preparado... Qué fácil es Dios al perdón y a la compasión, qué presto al olvido.

Si Nínive que era una de las ciudades más crueles que se conocían fueron capaces de convertirse con la predicación de Jonás, se dieron cuenta de sus pecados gracias al APOSTOLADO de Jonás, ojala que nosotros, cristianos, miembros del nuevo pueblo de Dios, estemos siempre dispuestos a convertirnos al Señor. Y lo que nos pide Dios es que a través de nuestro APOSTOLADO vayamos atrayendo a las personas a Cristo y así puedan irle descubriendo y convirtiéndose al Señor y así seremos ‘pescadores de hombres’.

1 comentario:

Siria Avendaño de Chacòn dijo...

Excelente. Esta lectura, con su lenguaje claro y preciso permite conocer y comprender la PALABRA de DIOS. En forma amena e invita a participar y seguir adelante. Todo por Nuesto DIOS. Amèn. Felicitaciones. y Gracias.
Siria Avendaño de Chacòn.
San Cristòbal. Tàchira. Venezuela.