jueves, 6 de diciembre de 2012

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA, 2012



SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA, 2012
            La Palabra proclamada ante esta asamblea cristiana tiene como pretensión que tú y yo entremos en una crisis de conversión. Que entremos en crisis total, ya que nuestras esperanzas y aquellas cosas en las que tenemos depositado el corazón deben de desaparecer. Cristo en el centro y todo lo demás en el lugar en el que Cristo lo quiera poner. La Palabra pone ‘en tela de juicio’ nuestros comportamientos y motivaciones. ¿A ustedes les gusta que alguien o algo pongan ‘en tela de juicio’ sus planteamientos o sus motivaciones? ¿a ustedes les asentaría bien que viniese alguien y empezase ha hacer un examen severo de toda sus valores, de todos sus principios así como de todas sus creencias? A mí a título personal no me haría ni una pizca de gracia. Sin embargo si es la Palabra de Dios quien pone ‘en tela de juicio’ mi concepción de la vida, yo, sin dudarlo, me rindo sin condiciones ante la presencia deL TODOPODEROSO, y que Él haga de mí lo que quiera, sea lo que sea y yo le daré las gracias. Ya lo dice el salmo 126, «Si el Señor no construye la casa, en vano se afanan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigila el centinela». Porque «nuestro auxilio es el Señor que hizo el cielo y la tierra».
            En el capítulo tres del libro del Génesis, donde se nos relata el pecado de nuestros primeros padres nos narra una catequesis para pecar. El Demonio instruye al hombre sobre cómo pecar, sobre cómo adentrarse en la oscuridad alejándose del amor de Dios. Y seamos claros: ¡La catequesis que ha impartido el Demonio ha sido todo un éxito! Y sin darnos cuenta nos lleva tras de sí. Convivimos con nuestro pecado personal. No nos hacemos problema de nuestro pecado, y sobre nuestras espaldas se van acumulando kilos y kilos de malas acciones, de malos pensamientos, de malos propósitos, de críticas destructivas, de impureza en el corazón, de soberbia y engaños que terminan doblándonos hacia delante y empezamos a estar encorvados. El peso del pecado nos fuerza a andar encorvados hacia delante. Ya dejamos de mirar erguidos a lo alto, ya no miramos al hermano ni a sus necesidades. Nos convertimos en egoístas mirándonos constantemente nuestro ombligo. De tal manera que todo lo que hago es para satisfacerme, para agradarme, para buscar mi propio placer, mis gratificaciones, mi dosis de felicidad, de tal manera que el resto de las personas y de las cosas están para mi servicio, llegando a considerar que si no están para mi servicio han de ser atacados.
            Sin embargo San Pablo está diciéndonos que nuestro destino es andar erguidos, no encorvados. Que Dios en la persona de Cristo nos ha bendecido y que nos ha regalado toda clase de bienes espirituales y celestiales. Y esto no lo digo yo; esto lo dice la PALABRA REVELADA. Hermanos, que «Dios nos ha elegido para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor». Lo que importa no es mi felicidad, sino buscar la felicidad del otro. Lo que importa no es agradarme ni buscar mis gratificaciones, sino servir al otro e incluso llegando a lavar los pies como hizo Jesucristo a sus Apóstoles. No olvidemos que la vida cristiana comienza con la conversión personal. De tal modo que una Iglesia de cristianos no convertidos es una Iglesia hueca, una Iglesia ficticia, una apariencia de Iglesia. Por eso cuando fijamos nuestros ojos en la Santísima Virgen María tenemos la certeza de que es posible vivir siendo fieles a Cristo y alejando de nosotros todo pecado que impida amar con la intensidad con la que nos amó el Señor. 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas noches.
Queramos o no, aunque lo intentemos, nos cuesta mucho no pecar. Como dice nuestro primer mandamiento “amarás a Dios sobre todas las cosas”. Anteponemos muchas cosas a Él (personas, objetos, nuestros hábitos….) porque estas cosas son apetecibles a nuestros sentidos y vemos que nos ofrecen mucho, por eso nos agradan. Muchos aun no encuentran en Dios ese hábito, esa persona que les ayudará en cuanto lo necesiten, de esta forma pecaremos al no ponerle en ese centro del que usted habla.
Tiene razón, el mundo en el que vivimos nos corrompe, hay primacía de gente que se ha alejado tanto de Dios, que ya ni se preocupan de cuidar su trato con Él, convirtiéndonos en personas tan egocéntricas que no vemos más allá de lo que a nosotros nos resulta grato. Estuve este verano en Lourdes, y fue una experiencia muy enriquecedora. Estar al cuidado de una persona anciana, convivir con gente con la que te identificas en ciertos aspectos, con los que antes no podías mostrar en tu entorno….fue precioso, y no me importaría repetir en absoluto.
Cuesta mucho encontrar una vida fiel a Cristo, porque indican muchos cambios en la vida, aunque hay que decir que esos cambios van a ser positivos en el futuro. Cuesta mucho encontrar esa vida fiel sí, pero si no ponemos empeño en encontrarla lo será aún más. Debemos buscar ese silencio, ese tiempo de oración que debemos dedicar diariamente, de esta forma además de sentirnos escuchados, nos sentiremos hablados.
Yo quiero aumentar mi relación con Cristo, y me cuesta mucho ponerle en el centro, por eso aprovecho esta ocasión para pedirle a usted una cosa, y seguro que usted podrá ayudarme gracias a su vocación. Me gustaría que me responda a esta pregunta: ¿Qué puedo hacer para que pueda llegar a cumplir ese primer mandamiento?
Gracias.

CapillaArgaray dijo...

Apreciada amiga. Mis primeras palabras son de agradecimiento por visitar mi blog y por dejar tu comentario, el cual me parece muy acertado. Coincido contigo cuando dices que cuesta mucho no pecar. Ten en cuenta que la materia prima de lo que está hecho el hombre es de tierra, (Adam-sacado de la adama, que significa tierra), la cual cuando sufre la sequía y el calor sofocante del sol se termina resquebrajando y reseca, agostada, sin agua. Si somos lo que somos y existimos es por puro don de Dios. Lo que puede suceder es que el atolondramiento cultural nos está asilvestrando para ser sin Dios, y todo lo que es trascendente es anulado. Pero es que resulta que, a pesar de nuestra necedad el que creó todo de la nada sigue queriendo depositar en tu interior su Santo Espíritu. Uno no puede disfrutar de una película en la televisión si previamente no ha sido conectada a una fuente de energía, ni tampoco se puede encender una bombilla sino la tengo bien enroscada y a la corriente eléctrica. Por eso, si quieres que Jesucristo reine en tu ser y alumbre tu particular oscuridad es preciso implorar al Santo Espíritu para que vaya haciendo morada en ti y tú, a su vez, acercarte a los sacramentos (sobre todo el del perdón y el de la Eucaristía) y con la Biblia entre tus manos, te dejes iluminar e interrogar por Ella. Un saludo fraterno en Cristo.

Unknown dijo...

hola anonimo ;)
como dijo san Pablo quiero hacer el bien pero es el mal el que aparece... lo que nos hace ver la debilidad, y cristo solo actua en el humilde, en el pobre, debilidad....por eso con la oracion y la paciencia compraremos la salvación de nuestras almas
un consejo: un dia cualquiera parate solamente media hora en la soledad y medita esto: que a hecho Dios contigo, tu historia... a valido la pena vivir??? vale la pena amar a Dios???vale la pena esperar y rezar??? yo te digo q SI!!!! y aunq no tengo valor parra gritarlo en la calle, espero q me de fuerzas para al menos vivir de tal manera q el mundo vea y se pregunte
un abrazo a to2!!!!!!