SAGRADA FAMILIA 2012
Hermanos, vivimos una dura situación
de enfriamiento religioso. Es cierto que en momentos puntuales parece que
vuelven a aparecer brotes de religiosidad, sin embargo parece prevalecer la
increencia y lo que resulte más cómodo. No podemos sentirnos tranquilos de
conciencia sino buscamos con sinceridad
lo que Dios quiere de nosotros en estos momentos. Es que resulta que Dios nos
llama a una vivencia intensa de la fe con todas las consecuencias; Dios nos
llama a la conversión y a una movilización apostólica y misionera bien pensada
y ejecutada. No podemos dudar de la asistencia de Dios, no podemos dudar de la
fuerza del Evangelio ni de la asistencia del Espíritu Santo, no tenemos razones
para desoír la llamada de Dios anclándonos en nuestras cómodas rutinas.
Esta parroquia, y la de allá y
aquella más lejana… necesitamos vivir con el fervor y la intrepidez, con
atrevimiento, con audacia, con valentía apostólica. Cada uno de los presentes
se encuentra en un punto determinado en su proceso de fe, más aquellos que
estén adelantados en mencionado proceso debe de ser portavoz del Evangelio para
que los demás reconozcan a Cristo Jesús como el verdadero camino de la
humanidad auténtica, que es libertad, que es esperanza, que es amor. El Apóstol
San Pablo cuando escribe a los Colosenses les dice: «la palabra de
Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda
sabiduría; exhortaos mutuamente».
No podemos seguir con el conformismo
rutinario de siempre. No podemos resignarnos a ser desplazados por el laicismo.
Sería una gran desgracia para todos.
Esa
hostilidad o indiferencia contra la religión no puede ser la vencedora. Dios
nos está pidiendo una reacción fuerte, la reacción de la responsabilidad y de
la conversión, la reacción de la autenticidad, la reacción del convencimiento,
la reacción de la rebeldía contra el avance del mal. Y como dice San Pablo: «Y, todo lo
que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando
gracias a Dios Padre por medio de Él». Esta sociedad nuestra es muy reacia
a la palabra de Dios y estima muy poco la autoridad moral de la Iglesia. Por eso, hermanos es
preciso que el testimonio paciente y elocuente de los cristianos llame la
atención de las muchas personas de buena voluntad que viven ahora al margen de
la fe y cautivos de la cultura dominante. ¿Cómo podemos trasmitir a las jóvenes
generaciones que ser cristiano es un regalo gozoso sino nos dejamos llevar por
ese renacimiento general de entusiasmo de los cristianos? Yo como presbítero y
todos aquellos que respondemos al Señor en la vocación del sacerdocio
ministerial, a través del sacramento de la penitencia o a través del diálogo
pastoral, haciendo presente a Cristo en la Eucaristía y en resto
de los sacramentos… nos mostramos dispuestos a guiar a las personas por el
camino del Evangelio, a alentarlas en sus esfuerzos, a levantarlas si se han
caído y asistirlas siempre con discreción y disponibilidad. ¡Este es el
cometido del presbítero!. Y todo esto es porque como dice el Apóstol «somos el
pueblo elegido de Dios».
Y
nuestro objetivo es buscar a Jesucristo, tal y como hicieron la Santísima Virgen
y San José por aquellas fiestas de Pascua en el Templo de Jerusalén. Así sea.
1 comentario:
la salvacion eterna y la alegria en este mundo viene de la FE!! de creer en Cristo y segun san pablo la fe se obtiene de la necedad de la predicacion es decir de escuchar!!!! por eso alegre te digo: escucha!! escucha a Dios en el evangelio, en las homilias, en el testimonio de vida de otros cristianos... escucha la misericordia de Dios!!!!!!!!!!!!!!
Publicar un comentario