jueves, 29 de noviembre de 2012

Homilía del primer domingo de Adviento, ciclo C



PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO, CICLO C                                2 de diciembre de 2012
            Hermanos, cada parroquia, cada comunidad cristiana, cada grupo cristiano, allá donde esté, tiene que ser presencia interpelante de una vida diferente. Nosotros debemos de tener una vida diferente. Diferente la manera de atender y de acoger dentro del templo, diferente la vida del sacerdote y de sus más inmediatos colaboradores, diferente la vida de los matrimonios y de las familias que escuchan la Palabra de Dios y celebran todos los domingos los misterios de la redención, diferente la vida de los jóvenes que viven y enfocan su vida al amparo de la comunidad cristiana, según las enseñanzas y los ejemplos de Jesús. ¿Diferente por qué? Porque Jesucristo quiere que tanto tú como yo ofrezcamos algo que el mundo no tiene. El Señor nos dijo: «que vean vuestras buenas obras y alaben al Padre Celestial».
            Seguir a Cristo implica llenarse de Cristo y llenarse de Cristo nos lleva a destacarnos en el amor. Hermanos, no podemos diluirnos en la mediocridad. Debemos de ser puntos de referencia, algo que destaque. Donde no hay ese contraste de una vida diferente se diluye la verdad y la fuerza del anuncio.
            Hermanos, tenemos que reconocer una cosa, que hemos cometido una seria equivocación. Hemos caído en las zarpas del progresismo y el progresismo como sistema considera que los cristianos y la misma Iglesia tienen que condescender con las ideas y con los criterios del mundo para atraer y convencer a los no creyentes. O sea que los cristianos nos acomodemos a los criterios del mundo. Sin embargo el Evangelio dice exactamente lo contrario. Nosotros somos discípulos de Jesús y los discípulos de Jesús tenemos que llevar una vida diferente, tiene que llamar la atención de los no creyentes; tiene que irradiar la belleza y el gozo de los dones de Dios, y a la vez, los seguidores de Jesús tenemos que estar preparados para vernos rechazados por quienes buscan su propia gloria, porque los discípulos de Jesús no pueden ser más que su Maestro.
            Recordemos las palabras de San Pablo, Él nos dice: «Habéis aprendido de nosotros como proceder para agradar a Dios: pues proceded así y seguid adelante. Ya conocéis las instrucciones que os dimos en nombre del Señor Jesús». Es decir, San Pablo nos está diciendo con mucha claridad este mensaje: «Estemos todos preparados para vivir el ahora, el tiempo presente, con plena responsabilidad». Los cristianos tenemos, primero, que vivir sinceramente el Evangelio de Jesús, como personas, en las familias y en la comunidad entera. Y vivir sinceramente el Evangelio de Jesús me implica revisar mi vida y la vida de los que uno ama para que la Palabra de Jesús tenga la acogida más calurosa posible. El sacerdote ayudará, incondicionalmente, a todos aquellos que deseen que Cristo sea el centro de su hogar.
            Para que el nombre de Cristo sea conocido y amado, para plantear una nueva presencia que interpele, que llame positivamente la atención, para que la parroquia sea un foco de vida espiritual se precisa de personas entusiastas y bien formadas que estén dispuestas a colaborar en la tarea común de la Evangelización. Y estos colaboradores no nacen formados, son el fruto de un trabajo paciente y bien programado, de la fidelidad en el confesionario y de un trabajo perseverante de formación de los seglares. Tenemos que superar la idea de entender la parroquia sólo como un lugar de culto. Es muy necesario enseñar a orar; es esencial arrodillarse en oración ante Cristo Eucaristía; es muy importante reavivar el interés por los asuntos de la fe y de la vida cristiana para la recta orientación de la vida y de los problemas que nos encontramos cada día.
            Es fundamental que como cristianos llevemos una vida diferente a la del resto. No podemos diluirnos en la mediocridad, sino ser TESTIGOS DE CRISTO allá en donde nos encontremos siempre contando con el apoyo incondicional de aquellos que amamos a la Iglesia.  

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy acertada.Eso de diferentes es esencial.