FIESTA DE SAN MARTÍN DE
TOURS 2012 Cevico de la Torre
Hermanos, estamos inmersos en un
profundo cambio de mentalidad. La concepción de la vida que tenían nuestros
antepasados ha sido puesta ‘en tela de juicio’. Las personas de mediana edad y
jóvenes no se sienten identificadas con los modos de pensar y sentir heredadas
del pasado. Todo esto tiene su eco en la vida religiosa. Se cuece en el
ambiente un espíritu crítico que abiertamente ataca a una Iglesia por
considerarla en confrontación con la moral liberal de los tiempos modernos. Que
ataca, pero no plantea más alternativa que vivir sin Dios, al margen de la
comunidad cristiana.
Sin embargo las ermitas de nuestras
patronas, en su día grande, se llenan de fervorosos devotos a la Virgen de su pueblo y las
fiestas patronales son tenidas en cuenta. Por lo tanto se podría decir que estos
elementos cristianos los necesitamos para poder entender ‘el latir interno’ de
nuestra patria. Pero lo arrinconamos a algo meramente sentimental sin que
incida en nuestra vida cotidiana. Pueden ustedes pensar “¡vaya con el cura, que
pesimista está hoy!”, sin embargo les puedo garantizar que no es pesimismo, sino
una preocupación latente al constatar lo que uno va observando.
Hoy que tenemos la gracia de tener más
cerca de nosotros a nuestro Santo Patrón, San Martín de Tours le podríamos preguntar cómo ve el estado de
nuestras comunidades cristianas. O mejor, donde residen los principales
retos que deberíamos afrontar para dar pasos en la vida de fe. Supongo que San Martín
nos contestaría que su vida era
rutinaria e insípida hasta que irrumpió Jesucristo en su existencia. Estoy
totalmente convencido que la mayoría sólo
saben cuatro pinceladas de Jesucristo, pero no le conocen. Porque si le
conocieran sentirían la necesidad imperante de confesarse con frecuencia, de
comulgar en estado de gracia, en formarse en la fe para dar razón de su
esperanza, en participar en las actividades parroquiales o diocesana… con esto
quiero dar a entender que no es que estemos verdes, sino que ni siquiera ha
brotado la semilla.
San Martín de Tours nos invita a redescubrir nuestras raíces
cristianas. Los padres no pueden claudicar en el ámbito de la fe. Los
niños han de aprender las oraciones y adquirir ese sentido de lo religioso en
el ámbito del hogar y los jóvenes se han de sentir interpelados por el modo de
vivir en cristiano de sus padres. Los padres, a la luz del Evangelio han de corregir
a sus hijos siempre con una mezcla de delicadeza y exigencia. La
comodidad no
puede ser causa de justificación para estar hibernando en un asunto tan serio
como es la salvación de
nuestras almas. La parroquia quiere contribuir en la construcción de
este pueblo, ya que educando en la fe, en el seguimiento y en el testimonio del
Señor Jesús contribuye a que todos salgamos de esta crisis de valores tan seria
que nos aflige. La parroquia contribuye siempre
desde la legítima autonomía dada por Dios en el ámbito espiritual para conducir
a verdes praderas de hierba fresca al pueblo cristiano encomendado. Del mismo
modo rezará por los representantes de todos los ciudadanos para que, ejerciendo
tan noble oficio del gobierno, trabajen con diligencia en la persecución del
bien de sus ciudadanos al margen de
cualquier ideología o creencia religiosa.
San Martín de Tours nos recuerda que
nuestro ser cristiano nos exige una adhesión más personal y firme a Jesucristo.
Y el Señor nos deja muy en claro que Él vino a servir y no a ser servido. Que
todo lo que somos es para los demás. Que
ostentar un cargo o responsabilidad durante mucho tiempo no lleva en sí el derecho
de seguir teniéndole. Y menos aferrarse a mencionado cargo a cualquier precio.
Porque recordemos que nosotros somos de Cristo, y Cristo es de Dios.
Nos cuenta un hecho peculiar que
aconteció a San Martín de Tours y que así lo ha recogido la iconografía
cristiana. Era invierno, y al entrar en Amiens, encuentra un mendigo casi
helado, sin ropa. Divide su clámide en dos partes y entrega una al pobre. Cristo
se le aparece vestido con la media capa y le dice: “Martín, catecúmeno, me ha
cubierto con este vestido”. Solo una persona llena de Dios es capaz de realizar
el bien a sus hermanos con una calidad humana tan elevada. Nosotros también
debemos dar testimonio de Jesucristo. Ante nosotros se nos plantea una
comunidad cristiana que está llamada a no estancarse, sino a avanzar con gran
determinación hacia el Señor. Que San Martín de Tours nos ayude en este santo
propósito. Así sea.
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