martes, 25 de octubre de 2016

Funeral de la Hermana Carmelita Descalza de Palencia, María del Carmen del Santísimo Sacramento

FUNERAL DE LA HERMANA
MARÍA DEL CARMEN DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO

            Ayer el Señor llamó ante su presencia a una hermana cuya vida consagró al servicio de la Iglesia y en la oración silenciosa ante el Sagrario fue colaborando en la evangelización y en la conversión de los pecadores. El Señor le regaló una familia carnal naciendo el día quince de mayo de 1934 e hizo su profesión como carmelita descalza el día 23 de noviembre de 1957. Esta carmelita descalza es una de las creyentes de las que uno tiene la certeza moral de que la vamos a volver a ver en el cielo. Bueno, eso será si nosotros también vayamos a parar allá.
            Hay cristianos que se creen que por mucho alzar la voz son escuchados antes por Dios. La plegaria sencilla, cotidiana, fiel de esta fiel servidora de la Iglesia ha llegado en todo momento al corazón de Cristo. En medio del agresivo desierto causado por la secularización, este convento fundado por Santa Teresa de Jesús es un oasis para todos aquellos que deseamos encontrarnos con el Amor de los amores. La oración silenciosa, reflexivas, madura y adulta,  meditando la Palabra es el mejor alimento para el alma. Nuestra hermana tenía dificultad para poderse expresar, sobre todo en sus últimos años, pero su mirada así como su presencia comunicaba más de Dios que muchos de los que hemos sido llamados al ministerio ordenado.
            Muchas personas creen que cuantas más cosas hagan y más se les vea, más importantes son. En cambio no se dan cuenta que sólo aquellos que están en contacto con las cosas de Dios son las que ven las cosas desde la auténtica verdad. Seguir a Jesucristo es entablar con Él una profunda intimidad. Nuestra hermana era una enamorada de Cristo. Todos los días le entregaba el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor y ella, con recogimiento y gran cariño le comulgaba. Su modo de recibir al Señor y de acogerle era ya para mí una catequesis de fe. La última vez que comulgó al Señor fue precisamente ayer, lunes, a las 10,20 horas de la mañana, en aquella habitación del hospital Río Carrión de Palencia, estando acompañada de la Madre María Purificación de la Sagrada Familia y de la Hermana Celia del Corazón de Jesús.
            Siempre se quedaba ahí, al lado de la verja esperando que yo me diera la vuelta para que ella jamás le diera la espalda al Señor Sacramentado. Mas llegar yo a la sacristía y al Altar para celebrar la Eucaristía uno enseguida se percataba de que esos purificadores, esas vinajeras, ese Cáliz, esas flores y velas estaban puestas ahí con gran delicadeza y ternura porque era para el Señor. El modo de cómo trataba las cosas sagradas me ha instruido y ayudado como presbítero que soy.
Su relación con Cristo fue madurando, de tal modo que la persona de Cristo llegó a su corazón y se plantó en el centro mismo de su vida.
            Disfrutaba de su presencia cuando íbamos 'al sintrom', al centro de Salud de Pintor Oliva. Cuando me reunía en el locutorio para hablar con toda la Comunidad y su aportación, aunque breve por su dificultad, era de gran ayuda espiritual. Son de esas presencias de las que uno agradece.  Durante los siglos de historia siempre ha estado cuajados de testimonios vigorosos y conmovedores de este amor característico de enamorado del Señor. Muchos pueden pasar desapercibidos pero su aportación ha sido fundamental al crecimiento y edificación del Cuerpo Místico de Cristo. Esta querida hermana carmelita descalza ha servido a la Iglesia de un modo excelente y todos estamos profundamente agradecidos al Señor por haber estado aquí durante todos estos años ayudando a sostener esta iglesia con los músculos de su alma al pie del Sagrario. Sin lugar a dudas, Jesucristo estará diciendo a nuestra hermana Carmen: «Sierva buena y fiel. Entra en el banquete de tu Señor» (cf.Mt 25, 23).
            Ayer, en el hospital, llevé al Señor en mi Porta Viáticos para que pudieran rezar físicamente cerca de Cristo Eucaristía. Y le dije a la hermana, acercándome a ella: «como usted no puede ir a donde está su amor, aquí le traigo para que esté a su lado». A lo que ella me correspondió con un gesto de profundo agradecimiento. Y al no tener una imagen de la Virgen del Carmen le llevé un rosario que se lo puse en su mano derecha. No tardó en empezar a mover las cuentas del rosario dándome así una catequesis de constancia en la oración, aún en medio del dolor. Y rezando al Señor y a la Santísima Virgen entregó su alma. Cerró sus ojos a este mundo, y como si se tratara de un rápido pestañear, volverlos a abrir para disfrutar de la dulzura del rostro de Dios. 
            ¡Señor Dios del Universo, Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, Dios de nuestros Padres, Creador de Cielo y Tierra, gracias por el regalo de esta hija tuya y hermana nuestra!
  



  
Falleció: 24 de octubre de 2016 a las 14,32 horas en el hospital Rio Carrión de Palencia, planta séptima
25 de octubre de 2016, Funeral a las 5 horas de la tarde





            Con un profundo agradecimiento a Dios por el tesoro que me he encontrado en este Carmelo.

Roberto García Villumbrales



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