Objetivo de la «perspectiva de género»: destruir la familia y la religión
Uno de los objetivos principales de la «Ideología de género»
(perspectiva de género, feminismo de género, etc.) es atacar familia y
la religión. Proponen la necesidad de «deconstruir»
(deshacer, destruir) la familia, el matrimonio y la maternidad, para que
el mundo pueda ser libre; además la Religión, ya que, según ellos, es
la causa principal de la opresión de la mujer. Creo que esto debe
realmente preocuparnos a todos.
Esta posición contrasta con la Declaración Universal de los Derechos Humanos promulgada por la ONU
en 1948. El artículo 16 defiende a la familia y al matrimonio: «Los
hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin
restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a
casarse y fundar una familia; y disfrutarán de iguales derechos en
cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del
matrimonio. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros
esposos podrá contraerse el matrimonio. La familia es el elemento
natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de
la sociedad y del Estado».
La perspectiva del género no tiene como objetivo mostrar a la mujer
como esposa y madre, aunque la mayoría lo sean, lo más importante es que
estos conceptos desaparezcan. Existe una verdadera hostilidad hacia la familia.
La principal razón del rechazo feminista a la familia es que, para
ellas, esta institución básica de la sociedad crea y apoya el sistema de
clases basado en el sexo y el género. Dice Christine Riddiough:«La
familia nos da las primeras lecciones de ideología de clase dominante y
también le imparte legitimidad a otras instituciones de la sociedad
civil. Nuestras familias son las que nos enseñan primero la religión, a
ser buenos ciudadanos, tan completa es la hegemonía de la clase
dominante en la familia, que se nos enseña que ésta encarna el orden
natural de las cosas. Se basa en particular en una relación entre el
hombre y la mujer que reprime la sexualidad, especialmente la sexualidad
de la mujer».
En cuanto a la Salud y Derechos Sexuales Reproductivos, incluyen como parte esencial la «libre elección» en asuntos de reproducción y de estilo de vida. Especialmente esta expresión se refiere al aborto a solicitud; mientras que «estilo de vida» apunta a promover la homosexualidad, el lesbianismo y toda otra forma de sexualidad fuera del matrimonio.
Reclaman «nuevos derechos» que exigen el derecho a determinar la
propia identidad sexual. «..hacemos un llamado a reconocer el derecho a
determinar la propia identidad sexual; el derecho a controlar el propio
cuerpo, particularmente al establecer relaciones de intimidad; y el
derecho a escoger, dado el caso, cuándo y con quién engendrar y criar
hijos, como elementos fundamentales de todos los derechos humanos de
toda mujer, sin distingo de orientación sexual».
Para las ellos existen cinco sexos. Rebecca J. Cook,
señala que los géneros masculino y femenino, son una «construcción de
la realidad social» que deben ser abolidos. Ahora no se debería hablar
de hombre y mujer, sino de «mujeres heterosexuales, mujeres
homosexuales, hombres heterosexuales, hombres homosexuales y
bisexuales». Esto lo afirman contra todas las pruebas científicas
existentes, según las cuales, sólo hay dos opciones desde el punto de
vista genético: o se es hombre o se es mujer, no hay absolutamente nada,
científicamente hablando, que esté en el medio.
Claro que desde sus orígenes, quienes están comprometidos con la
defensa de la vida y los valores familiares, alzaron su voz contra estas
propuestas. La Iglesia siempre lo ha hecho y recientemente desde el Papa Juan Pablo II, quien ya lo había advertido, jamás se ha aceptado esta ideología por ser nociva para el género humano.
En gran medida, el ataque hacia la religión viene de
numerosas ONG (Organizaciones no gubernamentales) acreditadas ante la
ONU, éstas se han empeñado en criticar a quienes ellos denominan
«fundamentalistas» (Cristianos Católicos, Evangélicos y Ortodoxos,
Judíos y Musulmanes, o cualquier persona que rehúse ajustar las
doctrinas de su religión a la agenda del feminismo de género): «Nada ha
hecho más por constreñir a la mujer que los credos y las enseñanzas
religiosas».
Para el «feminismo de género», la religión es un invento humano y las
religiones principales fueron inventadas por hombres para oprimir a las
mujeres. Por ello, las feministas radicales postulan la re-imagen de Dios como Sophia:
Sabiduría femenina. En ese sentido, las «teólogas del feminismo de
género» proponen descubrir y adorar no a Dios, sino a la diosa. Carol
Christ, autodenominada «teóloga feminista de género», afirma lo
siguiente: «Una mujer que se haga eco de la afirmación dramática de
Ntosake Shange: Encontré a Dios en mí misma y la amé ferozmente está
diciendo: El poder femenino es fuerte y creativo. Está diciendo que el
principio divino, el poder salvador y sustentador, está en ella misma y
que ya no verá al hombre o a la figura masculina como salvador».
Los dueños de la perspectiva de género promueven el ataque frontal al
cristianismo y a toda figura que lo represente, en especial a la
Iglesia Católica. Atacan directamente al Vaticano por oponerse al
aborto: «…este reclamo de derechos humanos elementales confronta con la
oposición de todo tipo de fundamentalistas religiosos, con el Vaticano
como líder en la organización de oposición religiosa a la salud y a los
derechos reproductivos, incluyendo hasta los servicios de planificación
familiar».
Contrastantes con todas estas posturas de ataque y agresión a la
religión, a la Iglesia Católica, son las posturas de la mayoría de
mujeres del mundo que defienden sus tradiciones religiosas como la mejor
de las protecciones de los derechos y la dignidad de la mujer. Mujeres
católicas, evangélicas, ortodoxas y judías agradecen en particular, las
enseñanzas de sus credos sobre el matrimonio, la familia, la sexualidad,
y el respeto por la vida humana.
El feminismo de género es un sistema cerrado contra
el cual no hay forma de argumentar. No puede apelarse a la naturaleza,
ni a la razón, a la experiencia, o a las opiniones y deseos de mujeres
verdaderas, porque para ellos, todo esto es socialmente construido. No
importa cuánta evidencia se acumule contra sus ideas; ellas continuarán
insistiendo en que es simplemente prueba adicional de la conspiración
patriarcal masiva en contra de la mujer.
La realidad es que falta formación e información. Aquí radica el
peligro de la ideología de género, la mayoría de las personas en nuestro
país, por falta de información, aún no están al tanto de esta propuesta
y de los peligrosos alcances de la misma. Vale la pena pues, conocer
esta «perspectiva de género» que en la actualidad ha tomado fuerza en
los países desarrollados, y que se ha filtrado en nuestro medio. Sería
bueno revisar los materiales educativos de las escuelas y las políticas
sociales (equidad de género, etc.) de los gobiernos.
Numerosas series televisivas que nos llegan de Norteamérica, difunden
abiertamente esta perspectiva, difundiendo el siguiente mensaje: la
identidad sexual puede «deconstruirse» y la masculinidad y femineidad no
son más que «roles de géneros construidos socialmente».
+ Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango
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