FIESTA DE LA VIRGEN DEL VALLE 2012
Valle
de Cerrato (Palencia)
Señor Alcalde y autoridades,
feligreses y hermanos todos en Cristo:
Cuentan que alguien que pasó por un
lugar donde estaban unos obreros construyendo un edificio, al cruzarse con uno
de los albañiles le preguntó qué hacía: ‘-Aquí estoy- le contestó-, ganando un
poco de dinero, para llevar pan para mis hijos’. La misma pregunta lanzó a otro
de los albañiles, y con otra contestación: ‘-Pues ya ves –le dijo-, levantando
esta pared’. Todavía se cruzó con un tercero, y recibió otra respuesta: ‘-Estoy
construyendo una catedral’. Los tres albañiles hacían lo mismo con sus manos,
pero sus corazones hacían cosas distintas.
El estilo de vida de los cristianos
nos lleva a llenar el saco de nuestras obras con un contenido formidable y
grandioso. Lo que llena el saco es la caridad, o sea, el amor a Dios y a los
demás. Siempre es el motivo por el que hacemos las cosas –o por el que queremos
hacerlas-. ¿Por qué estudio o trabajo? Para servir, para ayudar a los demás,
para facilitarles las cosas, para mejorar sus condiciones de vida…Por supuesto
que ganamos dinero y levantamos una pared, pero miramos más alto: construimos
una catedral, algo para Dios y para los demás. Si ponemos nuestros ojos en la Santísima Virgen
María, bajo la advocación del Valle, enseguida nos daremos cuenta cómo Ella
constantemente desde el Cielo nos está ayudando y desea facilitarnos las cosas
porque nos quiere como madre que es. El estilo de vida de la Santísima Virgen
es un estímulo para caminar como cristianos, porque Ella nos ha demostrado que
es posible ser santo; que ayudar a los demás por amor es un modo de irse
acercando a Dios.
En la segunda lectura, el apóstol
Santiago nos comenta que en el corazón del hombre se anidan las envidias,
rivalidades y la codicia… que lejos de fomentar la paz surgen las guerras y
contiendas. Les voy a poner una imagen. El corazón, en cierto sentido, es una
thermomix. Como dicen sus instrucciones, con esta máquina puedes hacer de todo,
amasar, mezclar, batir, emulsionar, homogenizar, rallar, moler y pulverizar,
trocear y triturar… ‘¡Todo en una máquina!’, dice la publicidad. Ahora bien, el
producto final depende de lo que se introduzca en él: si metes limón y hielo,
mezcla y hace un sorbete o un granizado extraordinario. Si metes piedras y
excrementos, el thermomix también mezcla, pero el granizado que resulta será
incomestible. Uno introduce lo que quiere, y la thermonix trabaja con esos
ingredientes. Algo parecido ocurre con el corazón. Puedo meter odio o
comprensión, amargura o visión positiva, agravios o justificación, confianza o
desconfianza, pensamientos positivos o negativos. El corazón, entonces, sacará
lo que pueda. Dice el Señor: “porque del interior del corazón de los hombres
proceden los malos pensamientos, las fornicaciones, los robos, los homicidios,
los adulterios, los malos pensamientos, los deseos avariciosos, las maldades, …”
etc, que salen del interior y hacen al hombre impuro. Pero nosotros somos los
que tenemos la llave de la puerta del corazón para introducir en él lo que
queremos. Hace falta ser valiente para hacerse esta pregunta que os propongo:
¿Qué metes en tu corazón?. Que el corazón de María, bajo la advocación del
Valle, vigile nuestros corazones. Que combata lo malo, que no lo acepte y que
no deje que entre en mi corazón. Que solo de paso a lo bueno y así nuestros
corazones palpitarán al mismo ritmo que el corazón de la Madre. Así sea.
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