sábado, 5 de mayo de 2012

Homilía del quinto domingo de pascua, ciclo b

DOMINGO QUINTO DE PASCUA, ciclo b

Una comunidad cristiana debe ser movida por el Espíritu Santo. Todos los servicios y tareas que uno desempeña dentro de la Iglesia han de estar motivadas por el amor a Dios. No debemos buscar nuestro interés, sino el interés de Cristo. Es que resulta que si empezamos a buscar nuestros propios intereses y nos dejemos mover por nuestras propias apetencias nos estamos constituyendo en obstáculos de la gracia y estamos impidiendo que Cristo sea conocido y amado.

La primera comunidad era fecunda porque lo prioritario era tener un encuentro personal con Cristo que fuera la columna vertebral tanto a la hora de pensar como de obrar. Son muchos los jóvenes que se reciben el sacramento de la confirmación y no han llegado a descubrir quién es Cristo para ellos y lo que Cristo les está pidiendo. Y lo que genera pena es que estos jóvenes llegan a pensar que esto es lo único que ellos pueden adquirir en su vida cristiana. El propio Pablo de Tarso fue transformado a partir de ese encuentro con el Resucitado y todo lo empezó a estimar basura con tal de tener a Jesucristo a su lado.

Hermanos, podemos tener las iglesias más o menos llenas de personas, pero lo que nos interesa es que cada uno tenga tan dentro de sí al Señor que llegasen a pensar: Yo no puedo entender mi vida sin Cristo. La primera comunidad cristiana no podía entender su vida sin Cristo.

Podemos pensar, de modo equivocado, que nuestra vida está como dividida en carpetas clasificadoras: una cosa es la vida familiar, otra la laboral, otra la religiosa y así todas y cada una. Y esto es un error ya que solo hay una única persona con una única vida. No podemos ser esquizofrénicos. Si nuestra vida desea dar fruto debemos de estar unidos a la vid que es Cristo. Nosotros somos sus sarmientos y le necesitamos siempre y en todo momento. Daremos fruto siempre que estemos unidos a Él. Del mismo modo que se observa cómo una amistad se resquebraja y se termina distanciando llegando, incluso a perder el trato, del mismo modo nosotros podemos distanciarnos de la vid y llegar a terminar estériles en el amor. A toda costa debemos de evitar el distanciamiento del Señor. Curiosamente si nosotros damos un paso hacia atrás, Él da un paso hacia delante para aproximarse a nosotros.

Les voy a poner un ejemplo un poco duro. En todo el tiempo que llevo de sacerdote me he encontrado con jóvenes que mantienen conversaciones soeces, sucias y que lejos de instruir, demuelen. Es que resulta que de lo que ‘está lleno el corazón habla la boca’. Estoy seguro que las lecturas que ellos hacen y las imágenes que ellos ven no les están ayudando, sino les está deformando espiritualmente. En cambio un cristiano que está unido a Cristo que es la vid, eso se nota, y mucho. En primer lugar porque lucha contra el pecado, y si cae está deseando confesarse para estar de nuevo en estado de gracia. Lucha contra sus pasiones y desea seguir conociendo a Cristo porque Cristo le llena de gozo su corazón. Es cierto que es un gozo difícil de calificar, ya que es un gozo espiritual, y sobre todo, todo lo que se proponen hacer o hacen es para decir a Dios una cosa bien clara: Señor, te amo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas tardes, soy una chica de 17 años, es decir, soy una adolescente y dentro de poco recibiré la confirmación.
En esta edad estamos acostumbrados al ruido, a una conversación en la que uno habla y el otro responde. Con Cristo es diferente, debemos esperarle en el silencio, y Él no nos contestará de una forma directa, sino que lo hará por medio de otras cosas (amigos, familiares, lecturas...)
Me encuentro en medio de un viaje hacia mi futuro, que tiene dos caminos por donde seguir. Puedo escoger entre uno corto (pero peligroso) y otro largo (más seguro).
La gente de mi edad optamos por el corto, el cual no tiene señalización y no nos hace pensar ni obrar con normalidad.
Sin embargo, escoger el largo será más difícil, pero a su vez nos hará mejores personas. Ese camino estará señalizado con señales tipo “Te escucho”, “Te espero”, “Estoy aquí”…y gracias a esto no nos perderemos y podremos llegar al destino correcto, que es acercarnos más a Él.
Cada sábado, durante la hora de catequesis, recorro un poco de ese camino tan largo, que aunque haya que trabajar más, el resultado será más favorable.
No digo que vaya a dedicar mi vida a la religión, pero se que si me acerco a ella, el camino de mi futuro, será el correcto.

capillaargaray dijo...

Estimada amiga. Me alegra que descubras la belleza de seguir a la persona que llena el corazón de un gozo desbordante: Jesucristo. Me parece interesante cuando dices que a Cristo se le tiene que esperar en el silencio... pero en el silencio de la oración. Ten en cuenta que el Espíritu de Dios está emitiendo gemidos, los cuales debemos de escuchar con atención. Esto nos invita a confiar más en Dios porque le sentimos más cercano a nosotros.
Esas actitudes de 'te escucho', 'te espero' pueden ser el inicio de una gran amistad con el Señor. Lo que el Señor pretende es santificar toda tu vida y que vayas adquiriendo una visión sobrenatural y más verdadera de los acontecimientos. Por eso es necesario tender hacia la oración contínua. Y hacer que todo lo que somos, hacemos, sufrimos y gozamos sea objeto de esa oración y así estar siempre presente ante Dios.
La catequesis pretende que vayáis adquiriendo ese gusto con las cosas de Dios; que adquiráis ese encuentro personal con Jesucristo resucitado y presente en medio de su Iglesia Católica. No olvides participar de la Eucaristía dominical y confesarte con frecuencia con el sacerdote que tengas más a mano, porque sin lugar a dudas el sacerdote deseará que te encuentres con Dios y Dios sea tu felicidad.
Sólo Dios sabe si te llama a ser religiosa o monja para servir a la Iglesia con esa particular vocación. Si fueras religiosa, sin lugar a dudas, sería todo un don de Dios, como de igual modo también serás un don de Dios si te santificas con unos hijos (el día de mañana, ya que eres demasiado de jovencita aún)y te santificas con tu trabajo. El hecho de que Dios te quiere es algo más que evidente, otra cosa es como dar respuesta a la invitación del Señor cuando te dice 'SÍGUEME'. Supongo que te queda poco tiempo de catequesis pero sin lugar a dudas el sacerdote que tengas en la parroquia tendrá charlas de formación o creará cauces para que te ayude a ir recorriendo ese camino tan largo del cual tú hablabas. Cuídate, reza, trabaja y encomienda en tus oraciones a todos los sacerdotes del mundo.