Domingo de la Ascensión del Señor
del Tiempo de Pascua, Ciclo A
21 de Mayo de 2023
Hoy se ha proclamado
el evangelio de san Mateo [Mt 28, 16-20]. Solamente en san Lucas encontramos el
relato de la ascensión. En el evangelio de san Mateo, el texto proclamado hoy,
es un añadido posterior que no estaba en la primera redacción del evangelio.
Jesús convoca
a los Once, no a los Doce. ¿Por qué los Once y no los Doce? Porque ya no se
trata de una refundación de la nueva Jerusalén, sino que ahora el anuncio es para todos los pueblos. Todos, no hay exclusión
de nadie.
Jesús les
convoca en Galilea ¿y eso?, y en un
monte; «al monte que Jesús les había indicado», ¿pero que monte es? El
evangelista no lo dice, pero se trata del monte de las bienaventuranzas, porque
el otro monte, el del Tabor, se encuentra en la zona de Judea.
Les convoca en Galilea porque es un
volver otra vez al comienzo. «La cosa empezó en Galilea» [Hch 10, 37]. Después de la resurrección de
Jesús vuelven al comienzo de las enseñanzas de Jesús; es decir, el volver a
revisitarlas desde el punto de vista post-pascual. Y en cuanto que le vieron,
ellos se postraron a sus pies y le adoraron. Ese ‘ver’ significa que le reconocieron después de los hechos de la
pasión, porque a pesar de todo ellos
tenían dudas, seguían sin creer. Pero esas dudas no eran tanto que ellos
dudaran de Cristo resucitado, sino esas dudas brotaban del miedo y las dudas de lo
que ellos intuyen que va a ser su misión: la de repetir los pasos del
Maestro, por lo tanto, morir en la cruz.
Y al ser citados en el monte de las
bienaventuranzas les está mostrando que ellos han de volver a recordar la misión del Maestro, mostrándoles que él ha vivido las bienaventuranzas hasta el
punto que él se ha donado hasta la muerte, y muerte de cruz.
Dice el evangelista que Jesús se acercó a ellos, no fueron ellos a él. Fue Cristo el que se
acercó. Esto ¿qué significa? Significa que se han roto todas las separaciones.
Dios que estaba representado en el monte Sion de Jerusalén, donde está construido
el Templo de Jerusalén y donde está presente la divinidad, ha roto todas las separaciones: ha roto la separación entre paganos
y judíos. En el Templo había la zona de los paganos y la zona de los judíos
donde ya no podían acceder los paganos. Dentro de la zona de los judíos había
otra separación donde no podían acceder las mujeres. Dentro de la zona de los judíos
varones había otra separación donde sólo podían acceder los sacerdotes. Y dentro
había otra separación, donde estaba el velo del Templo, donde únicamente podía traspasar
el sumo sacerdote el día de Yom Kipur. Pues Jesús resucitado, al acercarse, ha roto
todas las separaciones. Ahora es el mismo que nos dice «acercaos».
Es que el anuncio, la misión es para todos.
Y él nos dice que él nos envía para que bauticéis en el nombre del Padre y del Hijo y
del Espíritu Santo. Y eso significa que como Cristo ha muerto y ha resucitado,
en ese momento anuncian en el nombre de Jesús. Recordad que ellos decían ‘en el
nombre de Jesús nazareno, levántate’, le dicen al cojo de la puerta del Templo.
Ese ‘bautizándoles’ no se refiere
como habitualmente nos referimos al sacramento del bautismo, porque eso serían
volver otra vez a los guetos y a la separación, entre cristianos y no
cristianos. Se refiere que a partir de ese momento los discípulos invitan a las
gentes a sumergirse en el misterio pascual de Cristo, en su muerte y resurrección.
Invita a las personas a sumergirse en la dinámica del Espíritu, a redescubrir su vida cotidiana a la luz del
Resucitado. ¿Qué significa esto? Que en el modo de actuar y de
relacionarnos con el dinero, los afectos, las relaciones personales y
laborales, etc., Cristo tiene una palabra, nos ofrece una orientación, una perspectiva
nueva que nos eleva al cielo. A parte de venir tu a la iglesia, y tener a tus
hijos bautizados, comulgados, confirmados, casados…, a parte de todo esto ¿cómo estás reajustando tu vida para ser
dinamizada por el Señor resucitado? ¿cómo estás adentrado en ese misterio
de la Pascua para resucitar a una vida nueva? Este es el anuncio al que nos
invita Jesús cuando dice que les bauticemos. No es un anuncio de una doctrina,
y tanto es así que los discípulos ya pasado ese misterio y por eso dudan y
tienen miedo porque saben cómo acabó su Señor la vida terrenal, en una cruz.
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