miércoles, 30 de noviembre de 2011
domingo, 27 de noviembre de 2011
Primer domingo de Adviento, ciclo b
1º domingo de Adviento, ciclo a
En este primer domingo del tiempo de adviento se nos hace una doble invitación: vigilar y esperar.
Jesucristo es nuestra riqueza. Jesucristo es nuestro tesoro. San Pablo, cuando escribe a la comunidad de los corintios se lo muestra: «Pues por Cristo habéis sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber». De tal modo que ser cristiano es un gran regalo. Jesucristo tiene tanto que aportarnos a nuestra vida que tenemos que estar atentos y vigilantes. El problema realmente serio se plantea cuando uno, aún siendo cristiano porque ha sido bautizado, viviese prescindiendo del Señor. Por eso, en la primera lectura, tomada del profeta Isaías nos dice lo siguiente: «Nadie invocaba tu nombre ni esforzaba por aferrarse a tí». Porque puede suceder que digamos públicamente que somos cristianos pero no dejemos ‘cancha de juego’ a Jesucristo en nuestra vida. Si durante nuestra jornada no invocamos el nombre de Dios para alabarle y darle gracias o pedirle, sino nos esforzamos por aferrarnos a Él, sino le ofrecemos nuestro quehacer acabaremos como figuras de escayola, muy bonitas por fuera pero huecas por dentro.
Es preciso esforzarnos por aferrarnos a Jesucristo. Es preciso que «brille el rostro de Dios y nos salve», tal y como reza el salmo responsorial. Sin embargo, ante esto se plantea la pregunta: ¿Cómo puede brillar el rostro de Dios en mi vida cotidiana?, o dicho con otras palabras, ¿qué me puede aportar Jesucristo en mi vida familiar o en mi vida como ciudadano? Porque si nos tenemos que aferrar a Jesucristo, ¿esto supondrá muchos cambios en mi manera de entender mi mundo personal?. Lo que tenemos que tener bien en claro es que tan pronto como Jesucristo entre en nuestra vida nos va a trastocar absolutamente todo. Y nosotros nos tememos que fiar de Él porque si nos trastoca los planes es para nuestro bien.
Es que resulta que del mismo modo que nuestro planeta gira en torno al Sol, también nosotros debemos gravitar, girar en torno a Jesucristo. Nuestro centro de gravedad tiene que estar en el Sagrario y en la Palabra de Dios. Y toda nuestra vida, ya sea en el ámbito familiar, en el trabajo o en el estudio, en el hogar o en la calle, todo debe de estar teñido e impregnado de la presencia del Señor Jesús. Del mismo modo que vertemos agua hirviendo sobre una tacita con una bolsita de te y vamos observando como esa agua se va tiñendo y cogiendo la esencia del te; del mismo modo Jesucristo debe de ir tiñendo y dar esencia a nuestra vida.
Por eso el Señor nos está pidiendo que no nos durmamos y que velemos para que seamos testigos del amor de Dios ejercitando el apostolado. Así sea.
sábado, 19 de noviembre de 2011
Solemnidad de Cristo Rey
DOMINGO XXXIV DEL TIEMPO ORDINARIO
SOLEMNIDAD DE CRISTO REY
Hoy la Iglesia Católica celebra la solemnidad de Cristo Rey. Hoy la liturgia quiere destacar sobremanera la centralidad de Jesucristo. Nosotros somos cristianos y nuestro único punto de referencia, nosotros seguimos a una persona: Jesucristo.
Sin embargo, muchas veces desviamos nuestras miradas hacia otras cosas o personas y nos terminamos extraviando del camino. Nos suele suceder como lo que nos cuenta el profeta Ezequiel en la primera lectura poniendo el ejemplo de las ovejas; que se desperdigan y dispersan. A lo que Dios responde con gran misericordia: «Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro».
Cristo es rey y tiene que reinar en nuestro ser. Es más, hay un prefacio del Misal Romano, el prefacio común VII en el que damos gracias al mismo Dios porque a lo largo de la historia ha estado haciendo obras grandes a favor de su pueblo. Llamó a Abrahán y le mandó salir de su tierra, para constituirlo padre de todas las naciones. Dios suscitó a Moisés para librar a su pueblo de la esclavitud de los egipcios y conducirlos a la tierra prometida. Pero no queda aquí la dedicación de Dios, sino que da un paso más importante aún si cabe; nos envía a su único Hijo para redimirnos del pecado y de la muerte. Y nos lo ha enviado, no con espadas en las manos, sino con un corazón repleto de amor para conquistarnos a base de amor. Como Jesucristo debía retornar al lugar de donde salió, de la diestra de Dios Padre, deseó quedarse en medio de nosotros por medio del Espíritu Santo. Y el Espíritu Santo, que ha sido derramado para mantener ardiente la presencia de Jesucristo en medio de nosotros, es el que nos une como Iglesia, nos constituye como un nuevo pueblo que tiene como meta el Reino de Dios, como estado la libertad de los hijos y como ley el precepto del amor.
Y Jesucristo como Rey que es, sirve a su pueblo en la Iglesia Católica por medio del Romano Pontífice y de los obispos en comunión con él. Todos nosotros somos su pueblo, ovejas de su rebaño que debemos tener los oídos atentos y el corazón ardiendo para acoger su Palabra divina. Del mismo modo que el escultor va moldeando la roca de mármol a golpe de cincel para sacar algo bello; del mismo modo la Palabra de Dios debe de esculpir nuestras vidas y nosotros dejarnos labrar el alma por las manos divinas.
¿Cómo dejarnos labrar el alma por las manos divinas?¿cómo favorecer que Jesucristo sea el centro de nuestra vida? El primer paso es reconocer que nuestro único señor es Jesucristo. En segundo lugar asegurar lo que podríamos llamar ‘la versión básica’ de la vida cristiana. Esta versión básica de la vida cristiana se asemeja a un taburete de tres patas. La primera pata de esta versión básica de la vida cristiana es participar en la Eucaristía. La segunda pata está íntimamente relacionada con la primera, que es confesarse con mucha frecuencia. Y la tercera pata de este particular taburete de la vida cristiana es el trato con el Señor en la oración por medio de la lectura de la Biblia. Si nos adentramos en esta particular aventura de seguir a Jesucristo iremos adquiriendo esa finura y delicadeza en el trato con lo sagrado que nos llenará de esa alegría que únicamente Dios nos puede proporcionar.
¡Viva Jesús sacramentado!, ¡sea por siempre bendito y adorado!.
sábado, 12 de noviembre de 2011
Domingo XXXIII del tiempo ordinario
La lectura primera tomada del libro de los Proverbios es magnífica: «Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Vale mucho más que las perlas (Prov. 31,10) ».
Esta pregunta del sabio de la Biblia recuerda a Diógenes, aquel filósofo griego que en una ocasión salió a una plaza de Atenas en pleno día portando una lámpara. Mientras caminaba decía: «Busco a un hombre.» «La ciudad está llena de hombres», le dijeron. A lo que él respondió: «Busco a un hombre de verdad, uno que viva por sí mismo [no un indiferenciado miembro del rebaño].» Esto decía aquel filósofo griego en los años 400 a.C.
Su marido se fía de ella, nos dice el sabio inspirado por Dios, y no le faltan riquezas. Le trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida... Maravilloso tesoro y dichoso quien lo encuentra. Ideal sublime que toda mujer ha de afanarse por conseguir: ser una bendición de Dios donde quiera que se encuentre, poner al servicio de los demás toda la riqueza de su condición femenina. Dar ternura a la vida, dar sencillez y belleza, dar serenidad y sosiego. Convertir cada casa en un lugar apacible y cómodo, en un hogar limpio y tranquilo en el que permanezca la paz y la alegría de Dios.
Ahí está el mal, en que a menudo se pone el valor de la mujer en su presencia física nada más. De ahí que, en la mayoría de los casos, la mujer se afane sobre todo en aparecer hermosa y atractiva, mientras descuida otros aspectos más importantes, aunque menos vistosos de momento. Hay que reconocer que la culpa, en gran parte al menos, la tiene el hombre, ese animalito extraño que teniendo la luz de la inteligencia se guía casi siempre por el instinto.
Así viene luego el triste, cuando no dramático, desenlace de la separación o el divorcio. Antes de que ese momento llegara, debería la mujer esforzarse por aparecer más bonita y arreglarse aun para estar en la cocina. Y junto a ese esfuerzo por estar siempre arreglada, poner la ilusión y el cariño de una novia. También aquí influye culpablemente el hombre, ese niño absurdo que no sabe apreciar las cosas, que es egoísta y que no piensa un poco más en los que tiene a su alrededor cuando está en casa... En fin, Señor, haz que cada hombre acierte al elegir a "su" mujer y que cada mujer encuentre a "su" hombre.
Dios no quiere que seamos gente mediocre que se va arrastrando por la arena de este mundo. Dios ha puesto nuestro mundo y nuestra vida para hacernos crecer y superarnos cada día más.
Nuestra inquietud constante, pues, es mirar siempre a un futuro mejor para nosotros y para los demás hombres. El ayer debe ser siempre peor que el hoy y el hoy peor que el mañana sin miedo alguno.Decía el escritor francés Víctor Hugo: “El futuro tiene muchos nombres: para el débil es lo inalcanzable, para el miedoso es lo desconocido, para el valiente, la oportunidad.” - Ciertamente que es más fácil no complicarse la vida por nada ni por nadie; que es más fácil ser indolente, mediocre y flojo. Pero, la verdad es, que lo bueno de hoy es fruto de quienes trabajaron ayer para que nosotros viviéramos mejor. Los flojos y los mediocres nunca son capaces de arriesgar nada por nadie. Con hombres así este mundo ya hubiera desaparecido.
- Pero también es verdad que, gracias a quienes se esforzaron, sudaron, trabajaron y multiplicaron sus talentos, el presente es mejor que el ayer.Y también es verdad que el mañana será mejor, no por quienes se cruzan de brazos por miedo a que se les complique la vida, sino por quienes hoy se siguen esforzando y multiplicando sus talentos, aunque ellos no vean el fruto de su sudor.
viernes, 11 de noviembre de 2011
San Martín de Tours 2011
Homilía:
Sr. Alcalde y corporación municipal, autoridades, feligreses, hermanos todos en Cristo.
Hoy celebramos la fiesta de nuestro Santo Patrón: San Martín de Tours. Un de las tantas cosas que me han seducido de este ilustre santo ha sido el modo de cómo Dios ha ido entrando en su vida y cómo Martín ha sido dócil al Señor. Dense cuenta que sus padres eran paganos, no conocían el mensaje de Jesucristo. Martín, al principio no amaba a Jesucristo porque no le conocía. Además, su padre era tribuno militar romano y tenía su mirada en la conquista de nuevos pueblos y en el afán de acumular riquezas. Fue en este ambiente donde Martín se fue criando durante su infancia, adolescencia y parte de su juventud en este ambiente romano.
Sin embargo Dios le tocó en el corazón. Estudiando en Pavía descubre a una persona que se llama Jesucristo. ¿Quién le hablaría de Jesús?, ¿quién le habrá contado las parábolas y los milagros del Señor?. Lo que parece es que fue conociendo a Jesucristo gracias al testimonio de otros cristianos.
Su padre, deseando quitarle estas ideas cristianas de la cabeza le obliga a ingresar en el ejército. Sin embargo ya era muy tarde porque el Señor Jesús ya había conquistado el corazón de este jovencito soldado romano. Se dio cuenta de la imperiosa necesidad de hacer apostolado con su trabajo de militar para evangelizar y santificar a los hombres, dando un claro testimonio de Cristo. Vivía en medio del mundo y en medio de las labores temporales con un espíritu evangélico. A partir de ese momento nunca interrumpió la presencia de Dios, del mismo que no interrumpimos la respiración. Por muy grandes que fueran sus ocupaciones siempre rezó sin que se dañasen sus asuntos.
¿Por qué creen ustedes que partió con su espada en dos su capa con aquel pobre?, ¿acaso este gesto generoso brotó de un simple sentimiento de lástima? Este gesto fue fruto de una vida intensa de oración, de renuncia y de una fuerte apuesta por ser leal a Jesucristo. Dios, con su particular cincel va labrando a golpe de martillo el alma de Martín.
Martín se fue percatando como sus motivaciones fueron transformándose de espurias en puras. Ya no buscaba ni la gloria, ni el honor, ni la fama… lo único que deseaba era hacer las cosas para amar al Hacedor de todo. Martín con ese trato frecuente con el Señor en la oración fue descubriendo que «los buenos cristianos son como esos pájaros que tienen grandes alas y pequeñas patas y que no pueden posarse porque no podrían levantarse ya de nuevo y serían cogidos; por eso hacen sus nidos en el borde de las rocas, en los techos de las casas, en lugares elevados. Del mismo modo el cristiano debe de estar siempre en sus alturas; apenas bajamos nuestros pensamientos hacia la tierra somos enseguida cogidos». Recapacitando y adquiriendo los criterios de Jesucristo descubrió que «pasamos los años que el Señor nos concede en la indiferencia, sin preocuparnos del motivo por el cual el Señor nos ha puesto sobre la tierra».
Después de conocer lo que implicaba ser cristiano da un paso importante: fue bautizado. No se bautizó para celebrar una fiesta social, se bautizó para ingresar al servicio de Jesucristo y renunciando a la milicia fundó un monasterio en Ligugé (Francia) para vivir la vocación monacal, como monje bajo la dirección de San Hilario de Poitiers.
Fue ordenado sacerdote y elegido obispo de Tours. Dios, sin embargo, lo quiere pastor en su Iglesia, y Martín se dirige hacia Francia, sumida entonces aún en el paganismo. Martín la quiere convertir a base de oración y penitencia, que era una vocación tan personal suya. El monasterio que funda viene a ser un semillero y una escuela sacerdotes y obispos, que con su santidad y celo harán avanzar grandemente a la Iglesia en el suelo francés.
Martín mismo es sacado de su soledad y llevado como Obispo a la ciudad de Tours, aunque le cuesta mucho dejar la paz de la oración y hacerse cargo del cuidado de las almas.
Se presenta pobre, medio desnudo y sin ningún recurso humano. El pueblo lo acepta como un enviado de Dios. Funda un nuevo monasterio, y en él se refugia cuando regresa de sus correrías pastorales, pues la oración es la vida de su vida, como recuerda un historiador suyo de aquel tiempo, que dice con gracia:
- «Como el herrero, que en medio de su trabajo encuentra descanso al golpear de vez en cuando el yunque, así Martín, cuando parecía hacer otra cosa, estaba siempre en oración».
¡Siempre en oración! La oración era su fuerza. Con la oración convertía a los paganos. Con la oración fortalecía este Pastor a sus ovejas. Con la oración, veía en todas las cosas a Dios. Con la oración tenía un poder extraordinario sobre los demonios.
La oración le descubría a Dios en todas las cosas. Sabía leer como nadie en el libro de la Naturaleza. Un día ve a los peces en el río perseguidos por unos animales voraces. Martín se vuelve sin más a sus discípulos:
- «¿Veis? Esta es la imagen cabal de los demonios: siempre al acecho, se tiran detrás de los imprudentes que se ponen en tentación, y los devoran».
El poder de Martín contra Satanás se hizo muy famoso. Un día el demonio se le aparece disfrazado de hombre santo, y comienza a hablar de teología. Martín lo reconoce:
- «¡Desgraciado! No me engañas. Tú eres el demonio. Si te convirtieras, Dios te perdonaría.
El demonio, encarnación de la soberbia, le responde furioso:
- ¿Yo convertirme? ¿Yo humillarme? ¿Yo pedir perdón? ¡Eso, jamás! ».
Hasta en el lecho de muerte se le presentará el enemigo, y Martín le desafiará valiente:
- ¡Fuera, bestia brutal! ¡Conmigo no tienes nada que hacer!
Cae una vez enfermo, y el pueblo no le deja morir:
- ¡No te vayas aún! ¡No te mueras todavía!...
Martín, como San Pablo, ve la muerte como una ganancia. Pero la Iglesia le reclama. Y el Obispo hace una oración inmortal del Pastor:
- Señor, quiero morir, para estar con Cristo. Pero si soy todavía necesario a tu pueblo, no me niego al trabajo, y aquí seguiré.
Hacia el final de su vida vuelve a su primer gesto de caridad. Ahora ya no rasga en dos su clámide militar. Ahora lo da todo...
A punto de salir para celebrar la Eucaristía, se le presenta un pobre casi desnudo del todo. Martín se quita la túnica que ya lleva puesta, y se la da. Uno de los sacerdotes se lo reclama:
- ¿No ves que está esperando toda la gente, y que así no puedes salir?
El Obispo le entrega unas monedas con el encargo de ir a comprar otra túnica sencilla.
- ¡No hay tiempo!, reclama el sacerdote. Pero Martín se mantiene firme:
- Vete a comprarla, que aquí esperaremos todos. Lo primero es vestir al pobre.
El pobre, para Martín, fue siempre Jesús en persona...
Así, como un Obispo santo y celoso Pastor de la Iglesia, humilde, caritativo, unido siempre a Dios con la oración, con milagros que lo acreditan ante el pueblo y con un poder sobrehumano sobre los demonios, muere Martín, tan querido de todo el pueblo cristiano.
«Como un arquitecto dispone las piedras de una construcción, así pone el Señor a cada uno en el puesto más adecuado». San Martín de Tours es nuestro Santo Patrón, es un punto de referencia muy importante para irnos asemejando al Buen Pastor. «Para hacer bien las cosas hay que hacerlas como Dios, en plena conformidad con sus designios»; por lo tanto que nuestra única motivación en la vida sea «hacer todo por amor a Dios».
jueves, 10 de noviembre de 2011
Exigen a Pepsi no utilizar en investigación células de fetos abortados
Exigen a Pepsi no utilizar en investigación células de fetos abortados
- 28-10-2011 | Agencias | 2
La denuncia de un grupo pro-vida, hizo que un accionista de PepsiCo presentara una resolución para que la compañía suprima esta práctica. La empresa ha respondido que las investigaciones darían como resultado productos "de gran sabor y con menos calorías".
La denuncia de un grupo pro-vida de que la empresa internacional de gaseosas PepsiCo estaría usando líneas celulares de fetos humanos abortados para la investigación y el mejoramiento de sus productos, hizo que uno de sus accionistas presentara una resolución para que esta compañía internacional suprima esta práctica.
En agosto de 2010 PepsiCo firmó un acuerdo de cuatro años con la compañía Senomyx para desarrollar endulzantes potenciados para sus bebidas. Por este trabajo PepsiCo pagó 30 millones de dólares por la investigación y futuras regalías de sus productos que en el futuro sean manufacturados con esta tecnología.
Muchas de las patentes de Senomyx involucran a la línea celular de fetos abortados con el código HEK-293, originada a partir de células de los riñones.
"Gran sabor y menos calorías"
El aborto provocado es la eliminación o asesinato de un ser humano dentro del vientre de la madre. La doctrina católica y la ley natural coinciden en que nunca tiene justificación pues nadie tiene derecho a decidir sobre la vida de otra persona, menos la de los más débiles e inocentes, como los no nacidos.
El grupo pro-vida de Florida, Children of God for Life, escribió a ambas empresas en protesta por estas investigaciones. Senomyx no contestó, pero PepsiCo sí lo hizo, señalando que las investigaciones darían como resultado productos "de gran sabor y con menos calorías".
Ante esta situación, un accionista presentó una resolución ante la junta de directores de PepsiCo para adoptar una política que "reconozca los derechos humanos y utilice estándares éticos que no involucren usar los restos de seres humanos abortados en investigaciones privadas y compartidas así como en acuerdos de desarrollo".
Debi Vinnedge, director ejecutivo de Children of God for Life, señaló que cada accionista tiene "el derecho a saber la verdad sobre lo que PepsiCo está haciendo con sus ahorros duramente logrados".
"La falta de respeto de PepsiCo a la sensibilidad moral pública solo ha servido para avivar el fuego y las amenazas al valor de las acciones, las pensiones de jubilación y las inversiones", añadió.
También dijo que "no hay nada ético o apropiado en la manera en la que están explotando los restos de niños inocentes abortados".
Children of God for Life ha respondido a esta situación convocando a un boicot para dejar de adquirir los productos de PepsiCo.
Exigen a Pepsi no usar restos de bebés eliminados por el aborto
Exigen a Pepsi no usar restos de bebés eliminados por aborto | | |
Escrito por ACI Prensa. Léelo en 3 minutos. | |
Lunes 31 de Octubre de 2011 16:41 | |
La denuncia de un grupo pro-vida de que la empresa internacional de gaseosas PepsiCo estaría usando líneas celulares de fetos humanos abortados para la investigación y el mejoramiento de sus productos, hizo que uno de sus accionistas presentara una resolución para que esta compañía internacional suprima esta práctica. . .
El grupo pro-vida de Florida, Children of God for Life, escribió a ambas empresas en protesta por estas investigaciones. Senomyx no contestó, pero PepsiCo sí lo hizo, señalando que las investigaciones darían como resultado productos "de gran sabor y con menos calorías". También dijo que "no hay nada ético o apropiado en la manera en la que están explotando los restos de niños inocentes abortados". | |
Ultima actualización ( Lunes 31 de Octubre de 2011 16:43 ) |
miércoles, 2 de noviembre de 2011
Homilia Fieles Difuntos 2011
FIELES DIFUNTOS 2011
Hoy hacemos nuestra oración y ofrecemos el sacrificio de la Misa por nuestros hermanos difuntos. “Es una idea piadosa y santa rezar por los difuntos para que sean liberados del pecado” (2 Mac 12,46). La oración por los difuntos, anclada en la más profunda tradición cristiana se funda, queridos hermanos, en dos hechos fundamentales de nuestra fe:
- En primer lugar, rezamos por nuestros difuntos porque creemos en la resurrección. Si no creyéramos en la resurrección sería inútil rezar por los muertos, dice el libro I de los Macabeos. San Pablo en su primera carta a los corintios también se hace eco del tema y dice: “Cristo ha resucitado de entre los muertos, como anticipo de quienes duermen el sueño de la muerte. Porque lo mismo que por un hombre vino la muerte, también por un hombre ha venido la resurrección de los muertos. Y como por su unión con Adán todos los hombres mueren, así también por su unión con Cristo, todos retornarán a la vida” (1 Cor 15,20-22).
- En segundo lugar, rezamos por los muertos porque creemos en la comunión de los santos. Según el concilio, “todos, aunque en grado y formas distintas, estamos unidos en fraterna caridad y cantamos el mismo himno de gloria a nuestro Dios. Porque todos los que son de Cristo y tienen su Espíritu crecen juntos y en El se unen entre sí, formando una sola Iglesia (cf. Ef., 4,16). Así que la unión de los peregrinos con los hermanos que durmieron en la paz de Cristo, de ninguna manera se interrumpe; antes bien, según la constante fe de la Iglesia, se fortalece con la comunicación de los bienes espirituales” (LG 49). Nos sentimos unidos con los difuntos, y rezamos por ellos, al igual que ayer reconocíamos la intercesión de todos los santos por nosotros.
Pero en un día como este, en el que recordamos con memoria agradecida el paso por nuestras vidas de tantos y tantos seres queridos –pensemos en ellos-, no podemos dejar de afianzar tres propósitos en nuestro corazón:
- El primero debe ser nuestro compromiso con la vida, que se funda en el amor que Dios nos tiene. El Dios vivo “no ha hecho la muerte, ni se complace en el exterminio de los vivos. Él lo creó todo para que subsistiese, y las criaturas del mundo son saludables” (Sab 1,13-14). El cristiano, en todo momento, bajo cualquier circunstancia, siempre, debe ser amigo de la vida, desde la concepción hasta su término natural.
- Nuestro segundo propósito debe ser hoy afianzar nuestra fe en la victoria de Jesucristo sobre la muerte. Y de ahí debe nacer un estilo nuevo en nuestra vida cristiana, un estilo animado siempre por la alegría de saber que Cristo es nuestra vida, que en él y por él todos estamos llamados a la vida. Que en él y por él todos podemos vencer a la muerte y a todos los ámbitos de muerte de nuestra existencia.
- En tercer lugar, hoy estamos invitados a vivir desde la esperanza. En tiempos recios y de crisis como los nuestros el cristiano debe brillar como luz en medio de las tinieblas, haciendo resplandecer la esperanza de una salvación nueva en Cristo Jesús, Salvador de todo el género humano. Así nos invita Benedicto XVI desde su encíclica spe salvi.
La Eucaristía que celebramos es el memorial de la muerte y resurrección de Cristo, misterios a través de los cuales el Señor nos ha abierto el camino del cielo. Hoy la ofrecemos poniendo sobre el altar a nuestros hermanos difuntos, con la firme esperanza de que nuestras oraciones serán escuchadas, y el Señor que es bueno, les dará el premio a la fe y a las buenas obras.
martes, 1 de noviembre de 2011
Solemnidad de Todos los Santos 2011
Solemnidad de Todos los Santos 2011
Hoy celebramos la fiesta de los mejores hijos de la Iglesia: todos aquellos que están ya gozando de la presencia de Dios. Fueron personas que tuvieron que vivir en una época concreta, con sus problemas, con sus desafíos y todos tienen en común una cosa: Ser para Dios.
En este tiempo que nos ha tocado estamos más sensibilizados con algunos temas que hacen referencia a la naturaleza y al medio ambiente. Uno de ellos es el problema de la contaminación del aire en nuestras ciudades. En la ciudad la contaminación del aire puede ser causada por automóviles, buses y aviones, al igual que por la industria y la construcción. Y los efectos de esa contaminación tienen sus consecuencias en las personas: tos, falta de aire, opresión en el pecho, fatiga inusual, palpitaciones, son algunos de las muchas consecuencias de los efectos de la contaminación del aire.
Se da también otro tipo de contaminación que generamos nosotros mismos, las personas. No se trata de gases tóxicos ni de productos químicos. Esta contaminación afecta directamente al alma: Se trata del pecado personal. Y los efectos de esta contaminación tienen sus graves consecuencias: las envidias, las críticas destructivas, los odios, el creerse superior a los demás, el ridiculizar al otro, las personas dejan de colaborar en las cosas que son comunes, las actividades empiezan a dejarse de hacer adentrándonos en una espiral de pasotismo por parte de todos, estas son algunas de las muchas consecuencias de esta particular contaminación.
Todos podemos contribuir para evitar la contaminación del aire: evitar la quema de basura y llantas; evitar comprar artículos desechables y plásticos que no son biogradables; no arrojar basura en la calle… son algunas de las muchas maneras de contribuir para mejorar el ambiente que respiramos.
Del mismo modo todos y cada uno de los presentes podemos contribuir a purificar el ambiente espiritual en el que nos estamos moviendo. ¿Cómo poder elevar el nivel de fraternidad en este pueblo?, ¿cómo poder afrontar el desafío de poner el listón más alto en lo que a participación parroquial se refiere?. ¿Cómo luchar contra el absentismo espiritual en el ámbito del hogar? ¿cómo hacer entender a algunos padres y algunos jóvenes que precisan pasar por una personal I.T.V. espiritual a través del sacramento de la confesión frecuente?.
Apostar por Jesucristo es decir ‘sí’ a una convivencia fraterna, de cooperación y en paz en este pueblo. Los santos fueron personas que al estar tan llenos de Dios estaban constantemente irradiando a Dios. Los santos son personas que ofrecían esa serenidad que únicamente nos puede proporcionar Dios y que gozaban de esa dulzura en el trato que solamente se puede adquirir con el trato frecuente con Jesucristo. Ellos no contaminaban el ambiente, sino que lo saneaban porque allá en donde se encontrasen ofrecían esos gestos de amor que brotan de los corazones enamorados por Dios.