viernes, 14 de febrero de 2025

Retiro para las Hermanitas de los Ancianos Desamparados

 


 Tomad, Señor y recibid

 mi libertad

mi memoria, mi entendimiento

y toda mi voluntad

 

Todo mi haber y mi poseer

vos me lo disteis

a vos Señor lo torno

Todo es vuestro

disponed a toda vuestra voluntad

 

Dadme vuestro amor y gracia

que ésta me basta

SAN IGNACIO DE LOYOLA


1.- Los Principales Errores en Nuestra Percepción del Pecado.

¿Cuáles son los principales errores en nuestra percepción del pecado? En otras palabras: Vamos a caer en la cuenta de cómo Satanás nos quiere llevar a su terreno: Cuando no vemos este drama desde los ojos de Dios caemos en los errores.

 

j Uno de los errores es la concepción horizontal del pecado. La típica expresión: ‘Yo ni mato ni robo, yo no tengo pecados’. Con esta expresión uno manifiesta que entiende únicamente el pecado como un haber hecho daño al prójimo, es inconsciente de que es una ofensa a Dios; es inconsciente de que existe pecados de omisión. Es una visión meramente horizontal; yo ni mato ni robo.

 

k Hay otro tipo de errores, hay quienes confunden el pecado con un fallo. Esto es una visión escrupulosa. El pecado no es un fallo, el pecado no es una inadvertencia, el pecado requiere una deliberación voluntaria, un acto libre y consciente.

 

l También está el error de confundir el pecado con la concupiscencia. La concupiscencia es una atracción que tenemos en nosotros hacia lo sensible. Una atracción que puede ejercer en nosotros el pecado, pero la concupiscencia en sí misma no es pecado. Sentir la inclinación al mal no supone un pecado en nosotros.

 

m Otro error es el pensar que el pecado se produce cuando a uno le remuerde su conciencia. Pero también puede ocurrir que nuestro pecado consista en haber anestesiado nuestra conciencia. Porque hay gente que peca y como no le remuerde la conciencia se siente satisfecho y no hace problema de ese pecado. Lo que puede ocurrir es que nosotros tengamos culpa por haber adormecido nuestra conciencia. La no delicadeza de la conciencia puede ser también culpable, el no haber educado la conciencia moral.

 

n Pero el error más común es el hablar del pecado sin referencia a Dios. El pecado como un fallo personal que incluso nos humilla en nuestra soberbia. Entender el pecado como un fracaso personal que nos hiere en la vanidad. Parece que lo peor del pecado no es el no haber correspondido al amor de Dios, sino que lo peor del pecado es que yo no me siento satisfecho de mí mismo; porque yo quería que mi imagen estuviera mejor considerada por los demás y he hecho el ridículo, me siento humillado por no haber sido capaz de contenerme ante los demás, por haber perdido los papeles… cualquier situación a la que uno se haya sentido humillado. Esto es entender el pecado como un fallo personal en vez de entenderlo como una ofensa al amor de Dios.

 

 

2.- El Pecado: El Amor no correspondido.

Lo principal del pecado es el amor de Dios no correspondido. En la definición sobre lo que es el pecado, Santo Tomás utilizó la siguiente expresión: El pecado implica dos cosas, separación de Dios y entrega desordenada a los bienes creados. De estas dos cosas, lo más grave es lo primero, la separación de Dios. Lo segundo, la entrega desordenada a las criaturas es la forma concreta de la que el Demonio se ha servido para que nos separemos de Dios.

 

En el caso del hijo pródigo: ¿dónde está verdaderamente la gravedad del pecado del hijo pródigo?  ¿En qué malgastase su dinero? ¿En que estuviese con prostitutas? Obviamente la esencia del pecado del hijo pródigo está en haberse apartado del amor de su padre, en el desprecio del amor de su padre. En esta afirmación de Santo Tomás en que el pecado tiene dos elementos, separación de Dios y entrega desordenada a las criaturas, en el caso de esta parábola del hijo pródigo la esencia del pecado está en el desprecio del amor del padre. El hijo va a intentar buscar una plenitud, que no va a encontrar entregándose desordenadamente al pecado, es decir a la atracción carnal o al derroche de los bienes…

 

 

3.- A Dios le Ofende Todo Lo que Le dañe Al hombre.

Cuando decimos que el pecado ofende a Dios, hasta esto hay que entenderlo correctamente, porque a Dios le ofendemos no en el sentido de que le quitemos algo. Nuestro pecado, quitar, quitar, a Dios no le va a quitar nada. En realidad, a Dios le ofende lo que le daña al hombre. Ofende a Dios lo que daña al hombre. ¿Qué le ofende a un padre?, lo que le daña a un hijo. Esto es exactamente lo que ocurre con Dios. Dios se siente ofendido por nosotros en cuanto nosotros atentamos contra nuestro propio bien. ¿O es que nosotros pensábamos que íbamos a añadir algo a Dios que él ya no tuviese? A Dios le duele que nosotros no vayamos por el camino de la santidad; le duele que nos hagamos daño a nosotros mismos. Nuestro pecado no quita nada a Dios, pero al amor de Dios espera una respuesta por nuestra parte. Quiere nuestra correspondencia, y nuestra correspondencia es el haber aceptado el amor de Dios. Esta es la naturaleza del pecado.

 

4.- ¿Cuáles son los Efectos del Pecado en Nosotros?

En primer lugar, en lo que del pecado original se refiere, la revelación nos indica que el pecado original ha originado en nosotros una cierta esclavitud, una cierta esclavitud de sujeción al Demonio.

Es una esclavitud, tal y como nos enseña el Concilio de Trento, a la que nos ha venido a libertar Jesucristo. La creación entera por el pecado original resultó hostil al hombre: «Al hombre le dijo: Por haber hecho caso a tu mujer y haber comido del árbol prohibido, maldita sea la tierra por tu culpa. Con fatiga comerás sus frutos todos los días de tu vida» (Gn 3, 17). Este pecado original está en nuestra propia naturaleza. Este pecado de desobediencia fue el pecado original, llamado así porque fue el primer pecado que se cometió en la Tierra, en los principios de la humanidad. Con este pecado de desobediencia nuestros primeros padres perdieron la gracia para ellos y para nosotros sus hijos. Lo mismo que cuando el padre se arruina en el juego de la ruleta, arrastra a la ruina a la mujer y a los hijos. Si un monarca concede un título nobiliario con la condición de que el cabeza de familia no se haga indigno de semejante gracia, ¿quién puede protestar si después de unos actos indignos y despreciables de este cabeza de familia, el monarca retira el título a toda la familia?

 

Hay una cierta sujeción a Satanás. A Satanás se le llama ‘el Príncipe de este mundo’, tiene un cierto señorío sobre él. Pero sin embargo Jesucristo no le permite que ese señorío le permita impedir el ser rescatados. Cristo es Señor de Vivos y Muertos y nunca permitirá que el pecado sea más fuerte que la gracia. Ya lo decimos en el pregón pascual: ¡Oh feliz culpa que mereció tan grande redentor! El verdadero Señor es Jesucristo.

 

 

5.- El Pecado Mortal: Arranca del Cuerpo Místico de Cristo.

El pecado mortal, separa al hombre de Dios, lo arranca del Cuerpo Místico de Cristo. San Bernardo dice en su doctrina espiritual que el hombre por naturaleza es imagen de Dios, pero es semejanza de Dios cuando vive en Gracia; cuando vive en pecado mortal entra en la zona de la desemejanza.

El pecado mortal roba la semejanza del hombre con Dios. Muchas enfermedades, muchos encarcelamientos y crímenes crueles, ruinas y desgracias de familias tienen como origen un pecado contra la Ley de Dios.  Una piedra en el zapato no te deja en paz hasta que logras quitártela, así es el pecado que nos roba esa semejanza con Dios y nos conduce a la obscuridad del dolor.

 

 

6.- El Pecado Venial: Enferma el Alma

El Pecado Venial no mata el alma del hombre, pero enferma el alma. Y sus consecuencias son muy serias porque refuerza la inclinación al mal, dificultando el ejercicio de las virtudes, nos predispone al pecado, como la enfermedad nos predispone a la muerte; nos priva de muchas gracias actuales que hubiéremos recibido e impiden que las virtudes sean perfeccionadas… es decir enferma el alma. Una tos pequeña, pero descuidada, puede llevar a la sepultura. Un punto negro en un diente no es nada, pero si no se lo enseñas al dentista, pronto ese diente quedará dañado, y hasta puede ser necesaria la extracción. En una palabra: el pecado venial tiene en nosotros un influjo grave que es el condenarnos a la mediocridad, a ser mediocres. Cuando nosotros hemos nacido para la santidad.

 

7.- La Vida Cristiana del Hombre es un Combate y Somos los Soldados de Cristo.

La Revelación no se limita en decirnos dónde está el problema, sino que también nos da la pauta para cómo ser liberados. Y se nos recuerda que la vida del hombre en la tierra es combate, y que nosotros somos soldados de Jesucristo.

Ustedes son soldados de Jesucristo que como almas contemplativas, ustedes que han hecho de su vida una entrega total al Señor en la oración por nosotros, su pueblo. ¿Y cómo están ustedes combatiendo como soldados de Cristo?

 

Les voy a poner un ejemplo: cuando llegamos a casa y abrimos el grifo no caemos en la cuenta de lo que eso supone; tener el agua a nuestro alcance, con toda comodidad. ¿No nos pasará lo mismo con tantas gracias que recibimos de Dios y no nos damos cuenta de cómo ha llegado de una manera tan gratuita, sin que nosotros, a veces lo hayamos rezado, orado, preparado o merecido? ¿no será que mucha gente reza por nosotros, por el mundo y que nosotros no somos muy conscientes de ello? ¿No será que esa agua lo recibimos en casa de una manera inmediata porque allá, en lo alto de los montes y de las montañas hay nieve, la nieve de ese pico de la montaña? Muy poca gente alza la vista hacia ese pico nevado. Y esa nieve, despacio, sin hacer ruido se deshace hasta llegar a tu casa. ¿No será que las almas contemplativas están siendo parte de ese instrumento de Dios para que su Salvación llegue a todo el mundo?

Algún día, cuando estemos en presencia de Dios y allí lo veamos todo, veremos que somos lo que somos gracias a tanta oración y comunión dentro del seno de la Iglesia, a través de la cual hemos recibido tantos dones de Dios.

Ustedes son esos soldados de Cristo que batallan, pelean, guerrean con la oración. De tal modo que todo aquello que les separe de la oración genera como una bajada de tensión de los dones que recibimos de Dios.

 

8.- Las Tres Características para la Lucha contra las Tentaciones.

Tres son las características para la lucha contra las tentaciones:

8.1.- La Confianza.

j La primera es la confianza: Nosotros somos soldados de Jesucristo y Él es el que combate junto a nosotros. Confiamos en la victoria porque estamos con Cristo. La revelación cristiana nos habla de la lucha contra las tentaciones con la confianza en la gracia del Salvador. Lo dice la Palabra: «Todo lo puedo en Aquel que me conforta» (Flp 4, 13).

 

Sé que la victoria es segura, yo creo en el poder de Jesucristo, fuera todo amor desordenado, pues Cristo nos asiste. Y como dice San Agustín, incluso las tentaciones se convierten en un medio por el que Dios nos fortalece, ya que nuestro progreso se realiza a través de las aceptaciones. Dice San Agustín que nadie se conoce a sí mismo sino es tentado; y no puede ser coronado sino ha vencido, ni vencer sino ha combatido, ni combatido si carece de enemigo, de las tentaciones. Os invito a meditar el texto del Magisterio de la Iglesia que está en el Oficio de lectura del domingo primero de Cuaresma, de los comentarios de San Agustín, obispo, sobre los salmos, subtitulado «en Cristo fuimos tentado, en él vencimos al diablo»: «Pues nuestra vida en medio de esta peregrinación no puede estar sin tentaciones, ya que nuestro progreso se realiza precisamente a través de la tentación, y nadie se conoce a sí mismo si no es tentado, ni puede ser coronado si no ha vencido, ni vencer si no ha combatido, ni combatir si carece de enemigo y de tentaciones», así nos ilustra San Agustín de Hipona.

 

¿Tienes experiencia de conocerte mejor por haber caído en algún pecado? ¿Conoces tu debilidad para saber pedir socorro a Jesucristo? ¿Cuántas cosas tienes tú que realmente te sobran, no las necesitan? Conozco a sacerdotes que han desinstalado la aplicación del WhatsApp porque les robaba tiempo de oración, de silencio, de recogimiento. Conozco a personas que han renunciado de su teléfono móvil porque es un gasto y quieren vivir en una austeridad. Hay unos anuncios de televisión, que anuncian una aplicación para el móvil o el ordenador cuyo lema es ‘sino lo usas, véndelo’. Sino usas la ropa de tu armario, véndela. ¿Cuántas cosas tenemos innecesarias y cuántas veces hemos atentado contra la austeridad? Seamos claros: La ausencia de austeridad nos han traído muchos problemas. La austeridad es fundamental para seguir a Cristo de cerca.

 

Les hago una pregunta con moraleja: ¿Qué cosa o cosas si el Señor te pidiese que lo abandonases, que lo dejases, que lo regalases…te costaría tanto que incluso te podría llegar a desestabilizar, ponerte tenso/en crisis por no tenerlo?  Porque si el Señor te pide algo que te desestabiliza y tú no se lo das, es porque en esa cosa tú has puesto tu corazón.

 

Por lo tanto, hay que decir que Dios permite las tentaciones como pruebas para provocar el avance de nuestra vida espiritual. Dios a veces permite que nos pongamos en situaciones fuertes para que reaccionemos, para que no nos quedemos en la mediocridad. Por eso Dios puede permitir determinadas enfermedades, luchas, desengaños… y nos da su gracia para que estas ocasiones sean oportunidades para nuestro crecimiento interior. Lo hace para ser acrisolados, para acrisolar nuestro corazón, tal y como hacen con el oro cuando es purificado.

Dice San Pablo a los Corintios, que fiel es Dios que no permitirá que seáis tentados sobre vuestras fuerzas, sino que dispondrá en su providencia el cómo resistir con éxito. Dice exactamente: «Dios es fiel, y no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas, sino que con la tentación hará que encontréis también el modo de poder soportarla» (1 Cor 10, 13).

Lo que hay que tener muy claro es que tú no estás solo inmerso en esta batalla, que esto forma parte de un plan de Dios.

 

8.2.- La Humildad.

Otra característica para la lucha contra las tentaciones es…

k La segunda es la humildad:  El Señor nos pide que tengamos confianza en Él, pero también nos pide humildad.

 

La humildad, recordemos que Dios se resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes. Nadie debe de fiarse de su propia fuerza, y «el que crea estar de pie, mire no caiga» dice San Pablo a los Corintios (1Cor 10, 12). Los soberbios se exponen a ocasiones de pecado y caen en él porque se toman confianzas. El que anda en el peligro cae en él. Le decimos al Señor ‘…y no nos dejes caer en la tentación’, a lo que el Señor te dice ‘y tú no te pongas en ella’, ‘y tú no te pongas en la boca del lobo’.

 

Dios puede permitir que un defecto, por ejemplo, el mal genio humille a un cristiano muchos años, por más que haga por superarlo, y sólo cuando el cristiano llega a la perfecta humildad es cuando Dios le da su gracia para poder superar ese defecto. Recordad ese pasaje donde San Pablo decía que sentía una espina clavada en la carne y que por tres veces pidió que le fuera quitada esa espina y por tres veces escuchó, «te basta mi gracia» (2 Cor 12, 7b-10). Tú permanece, sé humilde.

 

8.3.- Tomar las Armas del Cristiano.

l La tercera característica para la lucha contra las tentaciones, a parte de la confianza y la humildad, es el Tomar las Armas: Tomar las armas del cristianismo en la lucha contra la tentación.

 

Las armas son las sobrenaturales: Palabra divina, sacramentos, oración, el ayuno, limosna, ascesis… es que nosotros no podemos hacer frente a un enemigo así sin unos medios proporcionales. Es que no se puede salir a matar elefantes con un tirachinas. Recordad es que estamos hablando de luchar contra Satanás. Nuestra lucha no es contra la carne ni contra la sangre, no es contra las potencias de este mundo; nuestra lucha es contra Satanás, por eso necesitamos medios sobrenaturales. El ayuno y la oración y la limosna nos permite ahuyentar a «Satanás que como león rugiente ronda velando a quien devorar» (1 Pe 5, 8). Aquí no nos valen los libros de autoayuda; nuestra ayuda y nuestra fuerza viene de lo alto, viene de Dios.

 

Leo este texto de San Pablo a los Efesios, capítulo 6, versículos del 10 al 18 donde se nos habla del combate espiritual:

«10 Por lo demás, fortaleceos por medio del Señor, de su fuerza poderosa. 11 Revestíos de las armas de Dios* para poder resistir a las acechanzas del diablo. 12 Porque nuestra* lucha no va dirigida contra simples seres humanos, sino contra los principados, las potestades, los dominadores de este mundo tenebroso y los espíritus del mal que están en el aire*. 13 Por eso, debéis empuñar las armas que Dios os ofrece, para que podáis resistir en los momentos adversos y superar todas las dificultades sin ceder terreno. 14 Estad, pues, en pie, ceñida vuestra cintura con la verdad, protegidos con la coraza de la rectitud, 15 bien calzados vuestros pies para anunciar el evangelio de la paz. 16 Tened embrazado siempre el escudo de la fe, para que podáis apagar con él todos los encendidos dardos del maligno. 17 Tomad, también, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. 18 Manteneos siempre en la oración y la súplica, orando en toda ocasión por medio del Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos». 

El Señor te dice, ¡toma los bienes sobrenaturales, las armas sobrenaturales, fíate de ellos y de su poder sanador!

 

 

9.- Tácticas del Evangelio para Luchar contra el Pecado.

Además, el evangelio nos señala las tácticas para luchar contra el Pecado:

9.1.- Luchar desde el Principio.

          j El evangelio nos dice que hay que luchar desde el principio, desde el minuto cero. Desde el primer momento en que se insinúa la tentación para apagar inmediatamente la chispa antes de que se haga un incendio. Cortar las cosas de raíz. Hay personas que me dicen ‘es que no me he podido resistir a la tentación’, a lo que yo le contesto ‘porque lo has dejado crecer’. Porque has dejado que crezca y llega un momento en que ya no eres capaz de dominarlo.

 

9.2.- Tomar Medidas Radicales.

         k La segunda táctica para luchar es que el pecado tiene que ser vencido por las buenas o por las malas. Cuando se dice ‘si tu ojo es puro, tu cuerpo entero será iluminado’ o por las malas ‘si tu ojo te escandaliza, sácatelo’.

A veces cortar con el pecado supone tomar medidas radicales. Imaginemos que uno está trabajando explotando mujeres o en la trata de personas, pues uno ha de cortar con eso. O uno se está enriqueciendo, robando a costa del sufrimiento del otro, o enriqueciéndose con las drogas o adulterando la carne para que un animal crezca antes poniendo en riesgo la salud de los que lo vayan a comer. Ha de cortar con eso. O uno que hace mal uso del teléfono o del internet visitando páginas pecaminosas, fuera el Internet y el teléfono. Me acuerdo de un conocido que dejó el trabajo porque una compañera se le insinuaba demasiado y él dejó ese trabajo porque no quería ser infiel a su esposa. A veces no hay otro camino que el del heroísmo. A eso se refiere el evangelio cuando nos dice:

« 8 Por eso, si tu mano o tu pie te es ocasión de tropiezo*, córtatelo y arrójalo de ti; más te vale entrar en la Vida* manco o cojo que ser arrojado en el fuego eterno con las dos manos o los dos pies. 9 Y si tu ojo te es ocasión de tropiezo, sácatelo y arrójalo de ti; más te vale entrar en la Vida con un solo ojo que ser arrojado a la Gehenna del fuego* con los dos ojos» (Mt 18, 8-9).

 

La mano indica la actividadel pie indica la conducta; y el ojo el criterio con el cual se observa las cosas y acontecimientos de la vida. Si el motivo de escándalo es una actividad, Jesús es radical y dice que cortes radicalmente con eso. Y lo mismo se debe a aplicar a la conducta y a los criterios que uno tiene para observar, juzgar y posicionarse.

 

 

9.3.- Desarmamos a Dios cuando Manifestamos Nuestro Pecado

l La tercera táctica para la lucha contra el pecado es la Manifestación de nuestra tentación. Es la manifestación del pecado a nuestro director espiritual, a nuestro acompañante espiritual. Este sí que es un medio que deja al Demonio desarmado. La fuerza de Satanás reside en habernos aislado con nuestro pecado, su fuerza reside en que nosotros convivimos en silencio con nuestro pecado, cuando ocultamos nuestro pecado.

Juan Casiano, uno de los antiguos monjes del desierto y Padre de la Iglesia, dice en una de sus enseñanzas: «En el monasterio se enseña a los principiantes a no esconder nada por falsa vergüenza, a no esconder ninguno de los pensamientos que les roe el corazón; sino a manifestarlo al anciano, al maestro espiritual desde el mismo inicio de sus pensamientos. De este modo, el astuto enemigo, Satanás, ya no puede embaucar al principiante aprovechándose de su inexperiencia e ignorancia».

 

Lo que el demonio quiere es que cayes y no hables de tu pecado, tapa tu pecado, no pongas las cosas encima de la mesa. La tentación manifestada es la tentación medio vencida. Es importante hacer luz en nuestra vida, que no haya cuartos oscuros.

Estas son las tácticas en las luchas contra las tentaciones, en la lucha contra el pecado.

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