sábado, 17 de junio de 2023

Homilía del Domingo XI del Tiempo Ordinario, Ciclo A 18.06.2023

 

Homilía del Domingo XI del Tiempo Ordinario, Ciclo A

18.06.2023 [Mt 9, 36-10,8]

             Haber utilizado esta página del evangelio para para pedir por las vocaciones ha trastocado totalmente su significado. Este texto ha de ser una toma de conciencia de toda la comunidad para un compromiso urgente para cooperar con el Señor se ha transformado únicamente en una petición o una oración para pedir por las vocaciones de sacerdotes, frailes y monjas.

            Jesús está recorriendo todas las ciudades y los pueblos enseñando en las sinagogas. Es decir, Jesús está enseñando en las sinagogas toda la riqueza que está inserta en el Antiguo Testamento y anunciando el evangelio del Reino. Para los judíos les enseña la riqueza del Antiguo Testamento, pero para los paganos les anuncia el reino.

            Empieza el evangelio diciéndonos que «al ver Jesús a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban vejados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor». La compasión es una característica de Dios. La compasión no es un sentimiento, sino una acción por la cual se comunica la vida a los que no la tienen. Esa multitud estaba exhausta y cansada como ovejas que no tienen pastor. Sin embargo, estas palabras de Jesús estaban cargadas de polémica: Ellos tenían demasiados pastores, sólo que esos pastores buscaban su propio interés, eran como comerciantes y no buscaban ni trabajaban por las necesidades de la comunidad. Y al buscar su propia conveniencia y comodidad hacen que las ovejas se dispersen.

            Jesús dice a sus discípulos que «la mies es abundante, pero los trabajadores son pocos». Es decir, hay mucha labor porque esta gente está toda ella dispersa. Y el Señor les dice «rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies». Esto no es una oración para que otros oren por las vocaciones; sino que Jesús nos invita a orar para que sus discípulos tomen conciencia urgente e importancia de la actividad de evangelizar.

            Jesús llama a los Doce y es la primera vez que aparece este número que indica el Pueblo de Israel que está siguiendo a Jesús. Y «les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda tipo de enfermedad y toda dolencia». Nos habla de un espíritu que si se acepta su influencia actúa desde la interioridad del individuo. Cuando este espíritu o esta fuerza viene de Dios separa del mal; pero cuando este espíritu o fuerza no viene de Dios retiene a la persona en la oscuridad y en el mal.

            Aquí aparece el término ‘apóstol’ que significa los que son enviados, les remite a una actividad; el ser enviados. Aquí tenemos la lista, la cual no es igual en todos los evangelistas. El primero y el último de la lista son los que fueron los traidores, los que negaron a Jesús: Pedro y Judas Iscariote. Tenemos a Mateo el publicano que representa a una persona impura; también esta Simón el cananeo, cananeo que significa ‘el revolucionario’. Jesús da la bienvenida a todos los que dentro de sí tienen ese deseo de plenitud de vida. Y Jesús les envía. Jesús no espera a personas perfectas o a personas completas.

            Nos encontramos con una orden de Jesús: «No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaría». ¿Por qué Jesús no los envía a la tierra de los paganos y de los samaritanos? Porque sabe que los discípulos todavía están inmaduros y siguen teniendo la imagen del Mesías como el hijo de David, el triunfador que deberá de dominar y subyugar a los pueblos paganos. Por eso no les envía ni a los paganos ni a los samaritanos porque sabe que ellos pueden generar daño. Sólo después de su muerte y resurrección, en el Jesús Pascual, será cuando Jesús les dirá «id a todos los pueblos». Por eso ahora sólo les manad a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

            Jesús les habla del reino de los cielos, es decir, de una sociedad alternativa que Jesús viene a crearla. ¿Cuáles son los efectos o sensaciones de esa sociedad alternativa? Pues el comunicar la vida, enriquecer con la vida. Esto el evangelista lo resume diciendo eso de «curar a los enfermos, resucitar muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios».

            Y termina diciendo «gratis habéis recibido, dad gratis». El amor de Dios no se me da por mis propios méritos, sino por los méritos del Señor Jesús. La garantía del discípulo es hacer las cosas desinteresadamente, no buscando su propio interés ni la propia conveniencia ya que eso no viene de Dios.

 


No hay comentarios: