SAN ANTONIO DE
PADUA 2017
Villamartín de Campos, 13 de junio 2017
Decir San Antonio de Padua es abrir el baúl de los
recuerdos. Agradezco a vuestro Cura Párroco, a la Cofradía que lleva a tan
ilustre santo en su nombre y aquel que le corresponde organizar la fiesta este
año el poder compartir esta fiesta y esta Eucaristía.
Gran parte de mis raíces están en
este pueblo y en mi vocación como presbítero muchos de ustedes han colaborado. El
Señor va escribiendo la historia de cada uno de nosotros colocándonos en el
camino a personas que nos ayudan a descubrir su amor misericordioso. Muchas
veces el trabajo silencioso de muchos hombres y mujeres de este pueblo que se
han puesto bajo la protección de nuestro divino San Antonio han sido lecciones
magníficas de fe manifestada y de vida entregada generosamente.
Teniendo a tan grande protector uno se siente seguro. Y
además, la influencia de San Antonio de Padua en este pueblo de Villamartín de
Campos es más que evidente. Todos los presentes, desde nuestra más tierna
infancia, hemos experimentado cómo San Antonio era un más y a la vez una ayuda
magnífica; el cual ha presenciado tanto los momentos festivos como los de las
amargas lágrimas. San Antonio nos ha ido llevando, poco a poco, por el camino
de la fe, ya que gracias a su cercanía entrañable hemos sentido cómo su
presencia nos anuncia que la
Gloria existe, aunque en esta tierra se nos oculte. Muchos
son los dones, regalos y beneficios que de él hemos recibido y muchas las
lágrimas que nos ha enjugado cuando el dolor ha llamado a nuestra puerta.
Muchas veces la secularización y los valores mundanos nos
pueden – «acordándonos sólo
de Santa Bárbara cuando truena»- y nos olvidamos de escuchar la Palabra de
Dios, a lo San Antonio nos ofrece una importante lección con el siguiente
milagro que nos relatan de él:
«En una ocasión,
cuando un grupo de personas impedían al pueblo acudir a sus sermones, San
Antonio se fue a la orilla del mar y empezó a gritar:
- ¡Oigan la palabra de
Dios, ustedes los peces del mar, ya que los pecadores de la tierra no la
quieren escuchar...!
Mientras hablaba
y enumeraba los dones concedidos por Dios, los peces empezaron a unirse y a
acercarse a él, elevando sobre la superficie del agua la parte superior de sus
cuerpos.
Este milagro se conoció y
conmovió a la ciudad, por lo que las personas que estaban en su contra tuvieron
que ceder.....».
Muchas veces he escuchado la
plegaria “¡San Antonio, bendito, ayúdanos!” cuando la adversidad o la
enfermedad se hacían presentes. Y también soy testigo de cómo cumplían las
promesas que hacían los fieles de Villamartín de Campos a nuestro querido San
Antonio. De tal manera que es imposible llegar a entender este pueblo sin este
santo. San Antonio forma parte de este pueblo porque está entroncado en las
mismas raíces de todas y cada una de las familias. Algunas serán más o menos
creyentes, pero a nuestro San Antonio ‘nadie le toca’, porque el cariño que le
profesamos va más allá de cualquier tipo de ideología que nos pueda separar. Él
es un nexo de unión, es un potente imán que nos aúna a todos.
Su divina imagen está presente en
todos los hogares de este pueblo porque no se puede prescindir de alguien que
nos ha ayudado a afrontar tantas situaciones delicadas y nos ha protegido del
peligro que nos acechaba. Tener a San Antonio delante no hace que únicamente
salgan nuestros sentimientos a flote, sino que también proclamamos abiertamente
nuestra fe en un Dios que tanto nos quiere y conoce que nos ha puesto a este
santo para que acudamos con confianza a él. Sin lugar a dudas muchas de las
almas de este pueblo han sido salvadas gracias a la intercesión de San Antonio.
De algunos de los presentes y de los
que ya partieron hacia la casa del Padre, y oído cosas como: “Esto lo voy a
comprar para estrenarlo en San Antonio, -o antes se decía- o voy a encalar la
fachada de la casa para San Antonio o voy a matar estos conejos o gallinas para
San Antonio”. De tal modo que este santo marca la vida del vida del pueblo.
Ejerce una influencia de santidad entre los habitantes de Villamartín de
Campos, porque no solamente nos recuerda nuestras raíces cristianas, sino que
también ha marcado la fe de tantos seres queridos que nos han ido inculcando el
amor en las cosas del cielo. Nos cuentan
del santo que muchos grandes pecadores fueron tocados por la gracia de Dios
gracias a los sermones de San Antonio y a él acudían para confesarse. Y siendo
tantos y tan graves esos pecados, esos pecadores no podían ni pronunciarlos
porque su dolor y arrepentimiento eran muy fuertes. En una ocasión San Antonio,
ante la imposibilidad de que el penitente pudiera decir sus pecados porque era
mucho el sufrimiento que tenía que le impedía hablar, nuestro santo le pidió
que escribiera sus pecados en un papel y a medida que Fray Antonio los leía,
los pecados se iban milagrosamente borrando. Y para manifestar al penitente que
estaba perdonado, Fray Antonio le entregó un pañuelo limpio diciéndole: «Toma,
hijo, llévatelo a casa. Está limpio. Así ha quedado tu alma y tu corazón a los
ojos de Dios».
Nuestro santo siempre acogió a todos los pecadores con gran
misericordia y comprensión para así administrarles el perdón generoso de Dios. ¡Cuánto
bien ha hecho en este pueblo conocer la vida de este gran santo y cuántas almas
habrán sido conducidas por él ante Dios!
San Antonio de Padua es un amigo excelente de Jesucristo. Confidente
de nuestras cosas ante Él. Con un amor tierno y frecuente con la Santísima Virgen
María, bajo la advocación del Carmen, que siempre intercede por todos aquellos
que han partido de este tierra para ir a la eterna.
Y este pueblo honra a nuestro querido
santo asumiendo y disfrutando de las propias tradiciones heredadas de nuestros
antepasados y que nos distinguen como pueblo y se resaltan nuestras propias
señas de identidad, danzando por las calles y procesionando su divina imagen ya
que siempre deseamos seguir contando con su valiosa protección. Y para que las
buenas costumbres perduren y se trasmitan de padres a hijos y la devoción a San
Antonio se incremente la cofradía que lleva su nombre trabaja para que en este
pueblo, a ninguno de los presentes, se nos olvide todos y cada uno de los
beneficios que hemos recibido de este gran santo y protector.
¡Viva San Antonio de Padua!
13
de junio de 2017
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