DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD 2017,
ciclo a
Nosotros ¿de qué nos alimentamos?
¿Vivimos de la Palabra que sale de la boca de Dios? Lo digo porque a veces uno
tiene sus dudas. Mucho decía el pueblo de Israel que Yahvé era su único Dios y
apenas tardó Moisés de bajar del monte Sinaí de hablar con Dios, bien la
armaron y muy gorda apostatando al hacer ese becerro de oro. Mucho decimos que
amamos a nuestros hermanos pero cuando les hacemos algunos favores nos
olvidamos de eso que nos dice la Palabra de que «a nadie
debáis nada más que amor»
(Rom 3, 18). Y esto ¿por qué será?
Porque no vivimos de la Palabra que sale de la boca de Dios, sino de otros
afectos que pueden ser nuestros ídolos ocultos. ¿Por qué algunos cargos de
responsabilidad en la Iglesia y de la política o del sindicalismo sostienen
afirmaciones o toman posiciones determinadas que rozan el sin sentido? Porque
ellos, a lo mejor sin saberlo, valoran mucho más su cargo con su prestigio
antes que tener a Dios con ellos.
Y hoy la Palabra nos dice que
estamos siendo muy poco sensatos. ¿Se han dado cuenta de cuáles son las
expresiones que se repiten contantemente en las tres lecturas? Se las digo: «El Señor bajó
en la nube y se quedó con él allí –se
quedó con Moisés», esto
en la primera de las lecturas. En la segunda: «Y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros» y dice también «esté siempre
con todos vosotros».
Y en el mismo evangelio también nos lo dice: «Tanto amó
Dios al mundo que entregó a su Hijo único» y cuando sigue diciendo «porque Dios no mandó su Hijo al mundo para
juzgar al mundo». Es decir que la Palabra constantemente nos está
manifestando que Dios hace de su parte para que nosotros le conozcamos. Nuestro
Dios es un Dios que se nos manifiesta tal y como es. Y en el momento en que le
conocemos todo cambia; cambia la religión, cambia la familia, cambia las
relaciones humanas…, cambia todo. Además, hay un refrán castellano que
manifiesta una gran verdad: «Dime con
quién andas y te diré quién eres». Ya puede ser un chico de muy buena
familia y reputación que como se junte con una pandilla de borrachitos y de
porreros,… pues el chico acaba como ellos. Si nosotros estamos con Dios
empezaremos a entender la realidad con ‘notas de divinidad’.
Además, cuando el Señor bajó en
aquella nube y se quedó allí con Moisés, fue entonces cuando Moisés tuvo una
fuerte experiencia de lo divino y como consecuencia de esto Moisés confesó su
fe en Yahvé y la clamó en los cuatro puntos cardinales que esto de Dios no es
un cuento de viejas, sino una realidad que existe, por eso dice la Palabra que «Moisés
pronunció el nombre del Señor». Todos aquellos que dedican su vida a la oración ante
el Sagrario van adquiriendo la misma experiencia que tuvo Moisés en el monte
Sinaí para que de este modo, con esta vida entregada por amor, todos puedan
escuchar la profesión de un Dios que es uno y trino y que todo lo que hace, lo
hace porque te ama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario