viernes, 25 de enero de 2013

Homilia del tercer domingo del tiempo ordinario ciclo c (modelo dos)



Domingo tercero del tiempo ordinario, ciclo c ; LECTURA DEL LIBRO DE NEHEMIAS 8, 2-4a.5-6.8-10; SALMO 18; LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 12, 12-30; SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 1, 1-4; 14-21
             
               La Palabra de Dios de hoy contiene una catequesis espléndida que no quiero que pase desapercibida. En la primera de las lecturas, nos cuenta el libro de Nehemías cómo el pueblo judío había sufrido el exilio en Babilonia y ahora abandonan el destierro y vuelven, una gran parte de los deportados, a Palentina en sucesivas caravanas. Nehemías nos cuenta una gran alegría para ese pueblo: Regresan a su tierra. Y cuando por fin llegan a su deseado destino se reúne todo el pueblo judío y jubilosos escuchan la proclamación de la Ley de Dios; es decir se les dice dónde están sus raíces. Y con esas raíces que les indica la Palabra Divina ellos ‘se ponen manos a la obra’ para levantar su nación, su pueblo, su patria.
            Ellos vienen de sufrir el exilio y hay muchas generaciones que no han conocido realmente las tradiciones, no han vivido cómo ese pueblo tenía que vivir, no han disfrutado de esa esencia peculiar que tiene ese pueblo que le distingue, precisamente,  de los otros pueblos. Muchos de esas jóvenes generaciones no tenían la conciencia de saberse pueblo elegido, propiedad del mismo Dios. Y la gente que ama con corazón puro al pueblo, que quieren que las cosas se cimiente como tienen que cimentarse, hacen lo más urgente: Proclamar, ante toda la Asamblea, el Libro de la Ley, la Palabra revelada por Dios. De este modo todos se dan por enterados del designio de amor de Dios hacia ellos y que se enteren, de una vez por todas, de que Dios les ama.
            Nosotros también vivimos en el exilio. Nuestra patria es el Cielo; nuestra patria es la Gloria, el estar junto a Dios. Él es nuestra tierra; Él es nuestra heredad; Él es nuestro tesoro; toda la plenitud de la alegría reside en Él. Pero claro, corremos el riesgo que corrieron los judíos en Babilonia. Muchos de ellos, en Babilonia, adaptaron usos, costumbres, normas que eran ajenas a su propia fe, a sus propias creencias, a su propia religiosidad. Muchos de ese pueblo se contaminaron. Nosotros que estamos viviendo en este particular exilio también nos estamos contaminando de usos, formas, costumbres, formas de pensar y de obrar que son ajenas que desdicen, que hablan mal de nuestro ser cristianos. Por eso, también hoy, ante esta Asamblea de creyentes y en toda la Iglesia se proclama la Palabra revelada de Dios para recordar donde tenemos que estar cimentados; para que nos demos por enterados de que estamos llamados a ser santos y participar de esa gran Asamblea allá en la Gloria. Y a todo esto se plantea una pregunta vital: ¿Cómo poder despegarnos, separarnos, desjuntarnos de todo aquello que ‘dice mal’ de nuestro ser cristianos? Lo podremos hacer en la medida en que estemos ‘bajo la acción del Espíritu Santo’. Jesucristo dice en el Evangelio: «El Espíritu del Señor está sobre mí»; Cristo está bajo la acción del Espíritu Santo. Todos sabemos lo que significa estar bajo la acción de algo; un borracho está bajo la acción del alcohol, un toxicómano está bajo la acción de la droga, uno que está griposo está bajo los efectos del virus de la gripe… Pues Cristo está bajo la acción del Espíritu Santo. Nosotros somos templo del Espíritu Santo y es preciso que estemos bajo la acción del Espíritu Santo para podernos descontaminar e ir empezando a ponernos, también nosotros, ‘manos a la obra’ para levantar el nivel espiritual de nuestros hogares, de nuestras familias, de nuestra parroquia. La Palabra de Dios que se proclama, como si se tratase de un manual de instrucciones de un aparato informático, nos ofrece las orientaciones para vivir nuestra vida cristiana con solidez. Los hebreos escucharon la Palabra revelada y la tomaron como norma de vida, que su ejemplo sea un estímulo para nosotros. Así sea.

miércoles, 23 de enero de 2013

Homilía del tercer domingo del tiempo ordinario, ciclo c



Domingo tercero del tiempo ordinario, ciclo c ; LECTURA DEL LIBRO DE NEHEMIAS 8, 2-4a.5-6.8-10; SALMO 18; LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 12, 12-30; SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 1, 1-4; 14-21
            Hermanos, no se si sería demasiado de atrevido afirmar que los cristianos estamos sufriendo el destierro. No es como el destierro de los judíos cuando les llevaron cautivos a Babilonia viéndose privados de su tierra. Nuestro caso es muy distinto. Nosotros estamos en nuestra tierra, tierra que amamos y de la que damos gracias. Nuestro destierro es diferente. Muchas son las parejas que contraen matrimonio pero Cristo no está ahí en medio. Muchos son los jóvenes que se confirman pero no forman parte de esa milicia que anuncia a Cristo. Muchos son los niños que reciben la primera Comunión pero arrinconan el regalo más importante que han recibido. Decimos que tenemos fe, pero no vivimos con la fe. Es como si estuviéramos bajo los efectos de potentes tranquilizantes en nuestra conciencia en donde es complicado que quepa la exigencia espiritual y la lucha por ser fiel a Cristo.
Lo más triste de todo esto es que al permanecer en este particular destierro ya nos hemos acostumbrado y ya ni añoramos lo que deberíamos de añorar. El pueblo hebreo, sufriendo el destierro en Babilonia, añoraban su tierra y soñaban con volver a restaurar el Templo en la ciudad santa de Jerusalén. Nosotros nos hemos acomodado a costumbres y usos ajenos a nuestra fe. Lo mismo les pasó a los judíos en Babilonia y en Egipto asumiendo las costumbres de aquellos pueblos y adorando a dioses que nos los podían salvar porque eran hechuras de manos humanas.  Por desgracia algo socialmente aceptado es la no asistencia a la Eucaristía dominical, y no digamos nada del sacramento de la confesión. Algo socialmente aceptado es el mal uso que se suele hacer del alcohol, entre otras sustancias, durante las noches de fiesta; y no digamos nada de cómo algunos tratan a algunas y algunas se dejan tratar por algunos cuando se desinhiben empañando la imagen que Dios ha puesto en ellos. Recordemos hermanos que somos cristianos, y por eso digo esto. Somos cristianos, pero acostumbrados a usos que no son los nuestros.
Del mismo modo que el pueblo hebreo salió del destierro en Babilonia para repoblar la ciudad de Jerusalén y levantar de nuevo el sagrado Templo y para ello el pueblo prestó toda la atención para escuchar la Ley de Dios, tal y como nos cuenta el libro de Nehemías; del mismo modo nosotros, estamos urgidos a abandonar y romper con todo aquello que nos separe de Cristo, nuestro Señor. Cristo, haciendo suyas las palabras del profeta Isaías, dice: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido». Cristo está bajo los efectos del Espíritu Santo; Cristo está poseído por ese amor profundo que brota del corazón de Dios Padre. Nosotros abandonaremos los efectos de esos tranquilizantes de nuestra conciencia que nos impide el crecimiento y el cambio en la vida cristiana en la medida en que vivamos como Él, aprendamos los secretos del Reino, seamos obedientes a sus divinas palabras, palabras apremiantes y exigentes. Es plantearse la existencia de la siguiente manera: Jesucristo, aunque yo no soy digno de que entres bajo mi techo, deseo que mi elección por ti sea fruto de una respuesta firme y decidida, para que escuchándote solo a ti, mi Señor, yo abandone mi particular destierro. Así sea.

jueves, 17 de enero de 2013

Homilía del segundo domingo del tiempo ordinario, ciclo c


HOMILÍA DEL SEGUNDO DOMINGO ORDINARIO, ciclo c, Is 62,1-5; Sal 95; 1Cor 12,4-11;Jn 2,1-11

            Hermanos, Cristo está resucitado y ese mismo Cristo hoy nos ha hablado. Habla con autoridad porque tiene un entendimiento pleno de nuestra existencia. Dice el Salmo 138: «Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares». Y Jesucristo, cuando habla no se dirige a una masa de personas, no lanza discursos ante multitudes; sino que se aproxima a tu lado, te lanza una mirada de cariño, y te habla directamente al centro de tu corazón. Como si fuese un médico que hubiese diagnosticado al milímetro tu enfermedad y corre a por el remedio para sanarte… así se comporta Jesucristo contigo y conmigo.
            Las personas entendidas cuentan que la manera más común de localizar puntos en la superficie de nuestro planeta es usando la latitud y la longitud; de este modo sabemos localizar una isla, un país e incluso un barco en medio del inmenso océano. Por ejemplo, la ciudad de Palencia está situada 42 grados de latitud Norte y 4,32 grados de longitud Oeste. O por ejemplo Bamako, que es la capital de la República de Mali, que se encuentra en la actualidad azotada ferozmente por la violencia, se encuentra en 12 grados 39 minutos de latitud Norte y menos  8 grados de longitud Oeste. Pues bien hermanos, Dios conoce con una exactitud matemática en qué longitud y latitud está nuestra alma, nuestra vida espiritual, nuestros pensamientos, nuestras acciones y omisiones, todo el bagaje de nuestra existencia. Recordemos que Jesucristo es el Camino y sabe, a la perfección, por donde tenemos que ir para ser conducidos a la Vida Eterna.  Como Buen Pastor llega hasta nosotros, se toma la molestia de ir a buscarnos, uno a uno, en ese punto geográfico determinado para cargarnos entre sus hombros y sanarnos las heridas. Muchos jóvenes y no tan jóvenes necesitan descubrir el amor al saber, al estudio y al trabajo. Necesitan descubrir esa satisfacción profunda que uno experimenta cuando todas las capacidades son puestas al servicio de los demás. Muchos matrimonios jóvenes así como las jóvenes generaciones necesitan conocer con cierta profundidad y precisión el verdadero sentido de la libertad, de la inteligencia, de la responsabilidad y de la sociabilidad, de la muerte y de la inmoralidad y del verdadero progreso humano. Realmente estamos muy desorientados y con nuestras propias fuerzas no podemos porque estamos inmersos en un mundo pluralista y confuso. Por eso es importantísimo estar bien fundados en Cristo, bien aferrados al Señor, con todas nuestras fuerzas, sin escatimar esfuerzos. Cristo convirtió el agua en vino; convirtió esa agua en algo totalmente nuevo capaz de sacarnos de nuestra particular miseria. Ese vino recién convertido es la alianza de amor indestructible. Nuestra alma estaba flácida, decaída, mustia y Jesucristo nos la ha reverdecido. Como si enviase helicópteros de rescate, conociendo nuestra ubicación exacta, nos RESCATA proporcionaNDONOS una nueva concepción de nuestra vida, de nuestras familias, de todo lo que engloba nuestro ser. Cristo hace nuevas todas las cosas (Cfr. Ap 21,5). ¿Se acuerdan ustedes de aquella conversación que mantuvo aquella noche Jesús con Nicodemo cuando le dijo que debíamos nacer de nuevo de lo alto? (Cfr. Jn 3,3), pues a esto se refería. Nuestra existencia que es el agua, en Cristo y con Cristo, la eleva, se enriquece de tal forma que se transforma en ese vino nuevo que es la alegría espiritual ya que percibe cómo Jesucristo está en medio de ese matrimonio, de ese hogar, de esa familia. Dios quiere nuestra salvación, Dios desea ponernos una diadema real, lo dice el profeta Isaías, pues hermanos, ojala que nuestra existencia esté en la misma latitud y longitud que la de Dios. Así sea.

Los Centros de Orientación Familiar de la Iglesia ayudan a superar problemas de relación y comunicación


Los Centros de Orientación Familiar de la Iglesia ayudan a superar problemas de relación y comunicación

J. de Aldecoa
Sun, 30 Dec 2012 16:30:00

De la boda a la Plaza de Colón: Jacobo Peláez y Patricia Peigneux se casaron ayer. Ella estuvo alejada de la fe un tiempo, pero en la boda de una amiga cristiana empezó a hacerse preguntas y volvió a la Iglesia en las catequesis del Camino Neocatecumenal. Recomiendan cursos de novios como «Gift and Task» y no tienen miedo a nada «porque quien garantiza la ayuda en nuestro matrimonio es Dios». Hoy ellos vuelan hacia la India, pero sus padres y parientes estarán en la Plaza de Colón

«La Iglesia es la máxima defensora de la familia, como el lugar para la defensa de la vida y el desarrollo de la persona», asegura Amaya Azcona. Ella lo ha podido ver muy de cerca desde el Centro de Orientación Familiar (COF) de la diócesis de Getafe donde colabora. Estos centros nacidos en las últimas décadas forman una red extendida por casi todas las diócesis de España y prestan una ayuda directa y concreta para orientar «a las familias para que solucionen sus problemas».

«Nosotros trabajamos con la persona», señala Amaya. «Tenemos muchos casos de falta de comunicación, de inmadurez, de desequilibrio en la relación de poder, de tensiones por la gestión del tiempo o del dinero, de transmisión de valores a los hijos. Muchas veces problemas grandes, como una infidelidad, tienen debajo problemas anteriores y más pequeños que no se han tratado. Los problemas más comunes están en la estructura y la comunicación de la familia», explica. En un COF no sólo ayudan a resolver crisis de pareja sino también «problemas con los hijos o problemas con terceras personas como suegros, abuelos, etc. Tratamos el tipo de relación que tienen. No tratamos patologías. Si existe una patología la derivamos a un especialista. Gracias a Dios y a la Iglesia, y siempre que la familia quiera, los problemas tienen solución». Para ello, «acompañamos a las familias, iluminando y orientando humana y espiritualmente. Ayudamos a todos. Consideramos a la familia como un sistema compuesto por múltiples elementos relacionados entre sí. El orientador cambia el foco de visión. Si un niño tiene un problema, la familia tiene un problema. Y la solución pasa por modificar comportamientos de todos».

Por eso, ella anima a que nadie se rinda. «Si tienes problemas, ir al COF te será muy útil», insiste.

Una familia estable es posible

Amaya Azcona tiene 7 hijos, está muy implicada en el Foro Español de la Familia y ve claro que «la sociedad necesita familias estables y los Centros de Orientación ayudan a ello». El modelo cristiano, exigente, también aporta estabilidad. «La familia cristiana es la esperanza para hoy y para mañana», afirma.

Sí a las Capillas Universitarias abiertas en la Universidad Complutense de Madrid

REDACCIÓN HO.- La Universidad Complutense denunció el pasado mes de noviembre el acuerdo con el Arzobispado de Madrid, que regula los servicios de la Iglesia Católica a la comunidad universitaria.

El diario La Gaceta ha destacado en su portada de este jueves 3 de diciembre que la Universidad "quiere cerrar las capillas" y señala al decano de Geografía e Historia, Luis Enrique Otero Carvajal, como el primer interesado en la clausura de los oratorios y en la prohibición de los símbolos y las manifestaciones cristianas en el campus.

Según el diario del grupo Intereconomía, el profesor Otero Carvajal encabeza la delegación de la Universidad Complutense que ha empezado a hablar con el Arzobispado de Madrid sobre el cierre de las capillas, el mismo que ya intentó que la capilla de su propia Facultad fuera inservible para el servicio religioso.

Por su parte, la Archidiócesis ha formado una delegación encabezada por el obispo auxiliar, monseñor César Franco, siempre de acuerdo con La Gaceta, que se basa en "fuentes bien informadas"
El profesor Otero Carvajal es autor o director, entre otros libros y artículos individuales y colectivos, de La destrucción de la ciencia en España: depuración universitaria durante el franquismo; La larga sombra de mayo del 68; ¿Es posible una nueva izquierda?, o La lucha por la modernidad: la Junta de Ampliación de Estudios y las ciencias naturales.
Experto en el régimen de la Restauración, también es un significado activista de la izquierda totalitaria en la Universidad y el más acérrimo promotor de la intolerancia laicista a los católicos de la Complutense.
La Gaceta recuerda que el cierre de las capillas es una vieja reclamación de este decano, un asunto que ya ha llevado a la Junta de la Facultad que dirige y también al Claustro de la UCM, por ahora sin éxito.
El rector José Carrillo ha delegado en este notorio enemigo de la libertad religiosa los contactos con el Arzobispado para revisar el acuerdo firmado en 1992 por monseñor Ángel Suquía y el rector Gustavo Villapalos.
El cierre de los oratorios abiertos en nueve facultades de la Universidad Complutense está sobre la mesa y es el primer objetivo de la delegación complutense en las negociaciones, según La Gaceta.
El coste de este servicio para la institución académica es cero. Los capellanes se encargan de mantener las capillas y el Arzobispado sufraga sus gastos.
Con la Universidad en quiebra y el prestigio científico dañado por las constantes huelgas y asambleas, la primera universidad pública de España no aparece en ninguno de los ránking de excelencia universitaria del mundo, pero su rector quiere pasar a la historia como el que cerró las capillas y prohibió a los católicos reunirse para vivir su fe.
Estamos a tiempo de frenar este ataque a la libertad religiosa.
Exige al rector José Carrillo que cumpla el acuerdo con el Arzobispado y deje de acosar a los alumnos, profesores y personal no docente cristianos.
Firma tu petición para que la Universidad Complutense mantenga abiertas las capillas y activos los servicios que prestan a la comunidad universitaria.
Apoya a los cristianos hostigados en el campus: exige al rector José Carrillo que respete la libertad religiosa
No es una concesión, es un derecho fundamental: paremos la intolerancia religiosa en el campus
 
 
 FUENTE: http://www.hazteoir.org/alerta/50463-firma-oratorios-abiertos-en-la-universidad-complutense?sid=Mzg3MzQ2OTEwMDU1Mzk%3D

Carrillo quiere clausurar las capillas de la Universidad Complutense

  • fensiva laicista
    Carrillo quiere clausurar las capillas de la Universidad
      JESÚS DEL PINO
    El rector ha denunciado el acuerdo firmado con la iglesia en el 92 que regula la presencia de oratorios.
  • Tras las diversas polémicas acaecidas hace algo más de un año con las capillas universitarias como protagonistas, el rector de la Complutense, José Carrillo, ha decidido dar un paso al frente para reducir a la mínima expresión la presencia religiosa en el centro, y para ello quiere liquidar el convenio firmado con el Arzobispado hace dos décadas. Su principal objetivo en la Complutense es clausurar las capillas de las facultades. Sin embargo, las autoridades educativas no pueden cerrar los oratorios unilateralmente, pues su presencia está regulada por los acuerdos religiosos que en 1992 firmaron el ex rector de la Universidad, Gustavo Villapalos, y monseñor Ángel Suquía, por entonces arzobispo de Madrid. El único mecanismo con que cuentan para lograr dicho fin pasa por una modificación de esa suerte de concordato. Y ya se han puesto manos a la obra.
    Según ha podido saber LA GACETA, el pasado mes de noviembre el Rectorado de la Complutense notificó al Arzobispado de Madrid la denuncia del convenio, que, entre otros muchos puntos, da cobertura legal a los espacios de culto que, actualmente, permanecen abiertos en nueve facultades. Llegaba, pues, el momento de negociar, para lo que se constituyó una comisión encargada de elaborar un texto modificado. Por el momento, dos delegaciones, una por parte interesada, formadas por tres personas cada una, han sido las encargadas de establecer, discretamente, las primeras tomas de contacto, si bien las conversaciones se antojan arduas y, según se prevé, el pacto se dilatará en el tiempo. Así lo aseguran a este diario fuentes cercanas a la negociación que sitúan al arzobispo auxiliar de la diócesis de Madrid, César Franco, y al delegado de Pastoral Universitaria en la legación episcopal. Luis Enrique Otero Carvajal, decano de la Geografía e Historia, es quien encabeza la representación de la Universidad.
    Precisamente es Otero Carvajal quien lidera la cruzada anti-concordato y, según detallan las citadas fuentes, quien instó a Carrillo a denunciarlo. El rector, de hecho, no se ha implicado demasiado y ha dado carta blanca al decano de Historia para alcanzar un nuevo convenio. O lo que es lo mismo, ha puesto al zorro a cuidar de las gallinas. Y es que Otero Novas, prolífico activista de izquierdas, es un destacado militante contra la presencia religiosa en el campus universitario. Desde hace un par de años ha tratado, por varias vías, de cerrar el oratorio del centro que dirige e incluso ha planteado la clausura en la Junta de la Facultad de Geografía e Historia en repetidas ocasiones. Eso sí, sin éxito, pues con los acuerdos religiosos en vigor, tiene las manos atadas. Ahora será juez y parte.
    Contrariamente a lo que pudiera pensarse, y dada la quiebra técnica en que se encuentra la Complutense, no han sido aspectos financieros los que han motivado la denuncia, recalcan quienes están al tanto del asunto, que explican que las capellanías no suponen gasto alguno para la Universidad. De hecho, aunque esos acuerdos, ahora con los días contados, recogían que la Universidad se encargaría de las remuneraciones de los capellanes de las facultades, dicho punto nunca ha llegado a cumplirse. Es el clero quien sufraga tanto las asignaciones a los religiosos como el mantenimiento de los oratorios. Se trata, pues, de una batalla más política e ideológica que económica.
     

     
    Profanaciones y asaltos
    Las capillas de las facultades de la Complutense saltaron a la palestra en marzo de 2011 cuando un oratorio del campus de Somosaguas fue “profanado”, en palabras del Arzobispado, por un grupo de jóvenes. Entre 25 y 50 estudiantes asaltaron la sala y, desnudas de cintura para arriba, se besaron en el altar para protestar, según adujeron, “contra el sistema patriarcal y el poder de la Iglesia”. Posteriormente vendrían caceroladas y pintadas en paredes de varias capillas. Desde entonces su presencia no ha dejado de ser cuestionada por parte de ciertos sectores. Así, el anterior rector, Carlos Berzosa, condenó los hechos al tiempo que, de forma personal, se mostró contrario a la apertura de los lugares de culto si bien no se atrevió a ir más lejos. Ahora Carrillo sí parece dispuesto a ello.

      FUENTE: http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/sociedad/carrillo-propone-cierre-capillas-complutense-20130103

domingo, 13 de enero de 2013

Homilía del Bautismo del Señor 2013, ciclo c


Bautismo del Señor 2013                   
Is 40,1 3,15-16.21-22-5.9-11/ Sal 103/ Tit 2,11-14; 3,4-7/ Lc 3,15-16.21-22
       La Palabra de Dios proclamada hoy ante esta Asamblea nos debería ayudar a revisar nuestra vida personal y comunitaria. Muchas veces resulta muy complicado poder hablar de realidades espirituales y más complejo es acompañar en la vida de fe a las personas que lo deseen. A modo de ejemplo: cuando nos llega la factura de la electricidad enseguida nos percatamos de lo gastado y de los kilovatios consumidos. Esa electricidad nos ha servido para alumbrar la casa, para calentarnos, para los electrodomésticos así como para un sinfín de cosas. Pero centrémonos en la luz que nos aporta la electricidad. Cuando llega la noche y no nos llega la corriente eléctrica a nuestra casa enseguida nos percatamos de la oscuridad y echamos de menos la claridad. Pagamos por tener luz y cuando no podemos disponer de ella la queremos recuperar cuanto antes. Pues bien, en la vida espiritual la luz es Jesucristo y mencionada luz es gratuita, no tenemos que pagar la factura energética, y en cambio se tiende a vivir en medio de la oscuridad, entre las tinieblas. Y me pueden preguntar ¿cómo se puede saber si un cristiano consume mucha o poca luz, está haciendo más o menos caso a Jesucristo? Lo primero reconociendo si en su vida se está haciendo presente el pecado… de estar en pecado se está muy distante, muy lejos de la luz que es Cristo. Realmente consumimos muy pocos kilovatios espirituales de la luz de Cristo.
Y si se han dado cuenta, en la segunda lectura, en la epístola de San Pablo a Tito se le está diciendo que esa primera comunidad cristiana está muy tibia en la fe, que están muy descafeinados. Tito, que es un gran colaborador de San Pablo y que está al frente de la iglesia de Creta, recibe una carta de San Pablo cuyo contenido es muy claro. Esa comunidad está atravesando momentos muy delicados. No creamos que en las primeras comunidades cristianas ‘era oro todo lo que relucía’. Tal vez pensemos que esta comunidad cristiana al estar más próxima históricamente a la persona de Jesucristo tuviesen el ardor de la fe y la pasión por el Señor más encendida. Pues lo cierto es que algo debería de estar sucediendo para que en esta carta San Pablo les dijese cosas como estas: «Ha aparecido la gracia de Dios, (…) enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa». En realidad estas palabras nos llaman a todos a realizar un examen de conciencia profundo para conocer el estado de nuestra vida espiritual. Me parece que estas palabras dejan entrever que esta comunidad de Tito estaba ahorrando muchos kilovatios de la electricidad que Cristo regala, y cuando uno no se ilumina con la luz divina se termina adentrando en la oscuridad que aleja de la vida sobria, honrada y religiosa. ¿No creen ustedes que tal vez nosotros estemos siendo muy rácanos a la hora de gastar de la luz de Cristo Jesús? Recordemos que la ausencia de la luz es la oscuridad y la oscuridad en la vida cristiana tiene un nombre: pecado. Y me pueden preguntar, ¿por qué tenemos que dejarnos iluminar por la luz que surge de la persona de Jesucristo?¿por que cada cual no puede vivir su vida cristiana como a cada cual le convenga?¿qué es lo que nos obliga a ser iluminados? Pues hermanos, hay una realidad que nos hace vivir en tensión y que no permite que nuestra conciencia se relaje y se estire más que una goma de las que es usan para las coletas. La realidad que nos hace estar en una tensión gozosa es que «somos herederos de la vida eterna».  
Al ser bautizados entremos a formar parte de la gran familia de la Iglesia pudiendo llamar a Dios con el nombre de Padre y si somos sus hijos también seremos sus herederos. Que nuestra vida sea un constante estar consumiendo de esos kilovatios de electricidad en la vida espiritual. Así sea.

sábado, 5 de enero de 2013

Homilia de la Epifanía 2013



EPINAFÍA 2013
            La venida de Cristo suscita en el mundo un movimiento espiritual que nunca terminará: Los pastores de Belén, los ancianos Simeón y Ana, los Magos… y nosotros nos sumamos a esta caravana humana. La sola presencia de Jesucristo nos proyecta una luz que hace que nos pongamos en camino, porque hemos descubierto algo que antes desconocíamos y que ahora no podemos vivir sin ello. Es tanto lo que nos enriquece en nuestra existencia cotidiana que nos da coraje el no haberlo descubierto antes y hacemos nuestro esas palabras de San Agustín: « ¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé!».
            Los pastores de Belén que pasaban la noche al raso velando sus rebaños tras el anuncio gozoso del ángel fueron de prisa, con paso muy ligero, buscando a aquel Niño acostado en el pesebre. Los Magos orientaron sus pasos y se dejaron guiar por la estrella. El anciano Simeón  acudió al Templo movidos por el Espíritu Santo para tomar entre sus brazos al Niño Jesús y bendecir a Dios diciendo esta plegaria de este anciano que es la culminación gloriosa de una vida al encontrar la plenitud de la felicidad: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar que tu siervo muera en paz. Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos, como luz para iluminar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel» (Lc. 2,25-32). Y la anciana profetisa Ana, la cual no se apartaba del Templo dando culto al Señor día y noche, también experimentó ese movimiento espiritual que la condujo ante el Niño Jesús cuando sus padres estaban cumpliendo con la ley de Moisés al presentar a su primogénito en el Templo de Jerusalén (Lc. 2,36-38). Caminar hacia Cristo, orientarnos hacia Él. He aquí el deber de los cristianos. Este seguir buscando a Cristo ocupa y abarca toda la vida. Todos los tramos de la vida, nuestra infancia, nuestra adolescencia, nuestra juventud, nuestra madurez y nuestra ancianidad, con todo lo que vivimos en cada una de estas etapas, ya sea los estudios, los amigos, la novia o el novio, el matrimonio o la vida consagrada, los nietos y familiares, las enfermedades y sufrimientos junto con las alegrías que nos proporcionan….todo y en todo el Espíritu Santo nos adentra en esa dinámica que nos genera un gozo indescriptible para dejarnos guiar por la estrella que es Jesucristo. Él proyecta su luz en nosotros y constatamos que con Él lo podemos todo y sin él somos como espectros que vagan sin sentido de un lado para otro.
Nos vemos reprensados en los Magos cuando buscan. Representan al hombre que recibe el rayo de la fe, que responde a esa llamada, que avanza en esa peregrinación, que llega a un encuentro, y ese encuentro se convierte en un nuevo punto de partida hacia otro más intenso y pleno.
            Hermanos, quizá estemos cometiendo una equivocación, y es de sabios rectificar. Tal vez, en nuestra particular existencia personal tengamos echada el ancla de la barca de nuestra vida y nos encontremos como estancados en ese movimiento espiritual que Jesucristo nos invita. Quizás creamos que esto de la fe y de la Iglesia no da para más, y poco más nos puede aportar a titulo personal, familiar o comunitario. Quizás nos hayamos acostumbrado a la rutina, a lo de siempre y nuestros ojos se hayan acostumbrado a la oscuridad tal y le sucede a los topos que están moviéndose bajo tierra, alejados de la luz. Hermanos, ya va siendo hora de ir acostumbrando las retinas de nuestros ojos ante la claridad que la persona de Jesucristo dejándonos mover espiritualmente por el Espíritu Santo de Dios. Así sea. 

miércoles, 2 de enero de 2013

Navidad...regalo infinito



                        

NAVIDAD

                                                  
  Una divina flor ha florecido
los ángeles muy felices volarán
todos en el camino ya estarán
pues llega el regalo elegido

En un pobre pesebre ha nacido
los humildes pastores le cantarán
los ilustres magos le adorarán
el bello Sol ya ha amanecido

Navidad, época dulce, preciosa
reúnes a la familia hermosa
pues encuentras la verdadera razón

Navidad, época dulce, preciosa
tantos regalos te hacen famosa
es hora de abrir tu gran corazón.

                                                                                                    Sheila García Calzada