domingo, 8 de mayo de 2022

Homilía del Cuarto Domingo de Pascua, ciclo C

 Domingo IV del tiempo Pascual

08/05/2022

 


            En este domingo cuarto del tiempo pascual estamos celebrando el domingo del Buen Pastor. Fijaros que tuvo y tiene importancia la imagen del buen pastor que en el primer siglo, las primeras imágenes, las primeras iconografías que conservamos de Jesucristo y en las catacumbas y en otros lugares…no son las del Cristo crucificado, sino que las primeras imágenes que hicieron fueron las de Jesús buen pastor.

            Es importante esta imagen del buen pastor porque nuestra fe no se puede concluir creyendo en que Dios es Padre es Padre en cuanto sólo nos ha creado y nos ha traído a este mundo. Su paternidad va mucho más allá: no solo creemos que Él nos ha creado, sino que también en todo momento nos ha acompañado y que también que camina junto a nosotros, es pastor, nos cuida, nos guía, nos alienta, nos indica el camino. En esta cultura racionalista en la que vivimos se creen en Dios a modo de un ‘dios relojero’, entendido esa imagen como un ingeniero que construye un reloj, pero una vez construido le pone una pila y se desentiende del reloj, y ya no tiene relación con el reloj, lo lanza al mercado, se vende y el relojero no sabe ya donde está el reloj que él mismo ha creado. Dios no es así. Dios no sólo nos ha creado, sino que nos ha dado a cada uno de nosotros un proyecto de vida, una vocación, un plan personal de amor y nos acompaña, nos guía de una forma apasionada.

Además Dios nos quiere tanto que hasta nos dedica su tiempo. Porque la imagen del buen pastor nos indica a alguien que dedica su tiempo a cuidar a las ovejas. Y desde nuestra mentalidad racionalista le diríamos: ¡pues hombre, pongamos un pastor eléctrico, o a un robot, o llenemos todo de videocámaras porque es mucho dedicar a una persona 24 horas al día a cuidar de las ovejas. Es como demasiada dedicación… pero es que ser pastor consiste en decir ‘yo no tengo nada mejor que hacer que cuidar de mis ovejas, es lo más importante’.

Esa imagen traslada a Dios supone que su principal quehacer es amarnos y cuidarnos. Y ese cuidarnos lo hace personalmente con cada uno. Al mismo tiempo esa imagen que dedica su tiempo y que su vida es amarnos. Y claro está, esto supone tener una respuesta por nuestra parte. Pero ¿qué es ser oveja de Cristo? Me acuerdo que una vez dando catequesis comenté que Jesús quería de nosotros que fuésemos ovejas y no cabras. Y una niña me dice, ‘¿y qué diferencia hay entre oveja y cabra?’. Y yo le respondí que ‘las ovejas suelen ir juntas, van en familia y las cabras van por libre; y los que seguimos a Jesús tenemos que formar una familia y la fe la compartimos y la vivimos juntos; y además las ovejas suelen ir por un camino, mientras que las cabras tienden a subirse por las peñas y por los riscos más peligrosos’.  Es cierto que ante la dedicación del Buen Pastor con nosotros, tenemos que responder como ovejas, como seguidores suyos, poniendo el pie donde Él lo ha puesto antes: caminar detrás de Él es poner nuestros pies en sus huellas, en las huellas que Él ha ido dejando en el camino, como cuando uno va a la playa y pone las huellas donde otro ha ido antes. Ser seguidor de Jesucristo es poner las huellas en el mismo lugar donde Cristo las ha puesto.

Necesitamos, hoy más que nunca, modelos de referencia, un pastoreo en nuestra vida, porque la mayor pobreza en nuestra cultura es la orfandad moral. La mayor pobreza es la carencia de sentido y necesitamos en quien poner nuestros ojos. Alguien a quien se le pueda decir ‘síguele’. Síguele, porque siguiéndole a él encontraras el camino que Dios ha pensado para ti, y para tu vida. Necesitamos referentes morales y eso es lo que la iglesia nos presenta en los santos y, por supuesto, es lo que la Iglesia nos presenta en Jesucristo en este domingo del Buen Pastor.

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