Hoy es Jueves Santo. Nosotros los
cristianos tenemos una dificultad que debemos de superar: Estamos acostumbrados
a ver las cosas ya sea desde la barrera hasta las gradas más altas, pero evitamos el ruedo, es decir, donde
se cuecen los acontecimientos fundamentales, donde los toros salen bravíos por la
puerta de los toriles. Luego ¿qué es la Semana Santa para aquellos que la viven
desde la barrera hasta las gradas más altas?, no será de ser más que un momento
de encuentro emotivo ante los pasos procesionales, un asistir a los cultos y un
reunirse con los familiares durante estos días. Y yo os lanzo una cuestión:
Esto que estamos celebrando, que es la muerte y resurrección de Cristo, que es
lo más importante de nuestra fe y en dónde se juega toda nuestra salvación
¿genera en mí un dinamismo de conversión, de tener sed del Dios vivo, de romper
con mis planes para seguir los planes que Dios tiene para mí? Aparte de lo
emotivo que puedan tener estos días ¿sientes que Cristo te llama a que entregues
toda tu vida por amor a tus hermanos? ¿Te das cuenta si de algún modo Cristo
tiene algún tipo de influencia en tu vida? ¿Estás satisfecho con tu vida, con
tu familia, con tu trabajo, con tus relaciones personales, familiares, laborales,
sociales y eclesiales? Porque si te encuentras satisfecho de lo que eras y de
cómo vives es porque aún no te has planteado ni la posibilidad de iniciar un
proceso de conversión y te encontrarás muy cómodo en las gradas más altas de
esa plaza taurina. Pero te recuerdo, que tu salvación está en juego.
Pero
si optas por estar en el ruedo, donde se cuece estos acontecimientos
salvíficos de Jesucristo, todo va cambiando. Nos sucederá como esos pasatiempos
de los periódicos donde nos retan a que encontremos las siete diferencias entre
dos dibujos muy semejantes o que nos plantean que descubramos los errores en
las imágenes para superar los acertijos/retos visuales. Al estar al lado de
Cristo, Cristo te pone en la verdad
para que descubras cómo tu pecado te está condicionando/perjudicando en todas
las facetas de tu vida y tú ni te has percatado de ello, porque el Demonio te
ha domesticado con sus constantes mentiras. Por ejemplo, durante esta cuaresma ¿qué
grado de generosidad has tenido a la hora de dar limosnas, a la hora ayunar y
de hacer oración –sobre todo por tus enemigos? Esta cuaresma ¿te ha servido
para amar de corazón a tu esposo o esposa, perdonándole aunque sepas de
antemano que la otra persona no tiene la razón? ¿O te has estado moviendo esta
cuaresma en un ambiente de confort, de comodidad, sin complicarte la
existencia? Porque si has estado viviendo durante estos cuarenta días sin
complicarte la vida, se podría entender que ni te planteases estar ahora mismo
en el ruedo de la plaza taurina.
Hoy Cristo nos regala tres dones,
totalmente necesarios para nosotros, la institución del Orden Sacerdotal, la institución
de la Eucaristía y el mandamiento del Amor fraterno. Y si has vivido estos
cuarenta días de preparación para la Pascua con intensidad te estarás dando
cuenta que tienes a Jesucristo como tu principal aliado contra tu propio
pecado, y que amando sin reservas a los demás es como descubrirás la Vida que
sólo Dios te puede conceder.
14 de abril de 2022
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