Domingo 5º de Pascua, ciclo C
El Evangelio que hoy se proclama
está tomado de ese discurso que Jesús pronunció después de la última cena,
antes de ser prendido. Y el contexto es clave para poder entender el mensaje.
Empieza el evangelio diciendo ‘cuando salió Judas del cenáculo’… cuando Judas
sale del cenáculo, Jesús se queda con los suyos y comparte sus últimas
voluntades con los suyos porque sabe que esa noche va a ser entregado y
sorprendentemente dice ‘ahora es glorificado el Hijo del hombre’. Pero lo
curioso es que nosotros percibimos que en ese ‘ahora’ viene el momento más
oscuro ya que viene la pasión. Sin embargo Jesús dice ‘ahora es glorificado el
Hijo del hombre’. Es como si Jesús quisiera subrayar que la glorificación
acontece ya en la pasión. Es como si fuera un error pensar ‘a ver cuando pasa
la pasión de la cruz para que se inicie el proceso de la glorificación’. Pero
es que resulta que la glorificación acontece ya en medio de la cruz.
Esto es una gran enseñanza para
nosotros porque nosotros podemos vivir el misterio de la cruz en nuestra vida
sin esa conciencia, como esperando a ver cuándo pasa ese momento de sufrimiento
y llega la resurrección. Alguien decía que en el momento de la cruz lo que
había que hacer era ‘abrir el paraguas y esperar a que escampe’. Es verdad que esto
es un consejo básico en la vida espiritual, sin embargo Jesús aquí nos dice
algo más, no solamente nos dice que en el momento de la turbación hay que
permanecer firme y no huir, el no bajarse de la cruz…, sino que nos parece que
Jesús nos dice algo más; ‘mira que a la luz de la fe, por encima de esos
nubarrones, se ve ya el sol’, ‘aparece ya la gloria en medio de la cruz’. Por
la manera de cómo Jesús vive su pasión, por esa capacidad que tiene Jesús de
sufrir perdonando a los que comenten contra él todas esas injurias. Por esa paz
y ese señorío con el que Él puede abrazar la cruz, por eso la glorificación
está aconteciendo ya. Acordaros de aquel centurión que viendo cómo Jesús moría
dijo: ‘verdaderamente este hombre es hijo de Dios’. Los padecimientos de Jesús
manifiesta que está aconteciendo ya una glorificación.
Es preciso pedir a Dios esta luz de
la fe para poder percibir cómo Dios está presente en medio de las
circunstancias que nosotros llamaríamos que son pasión en nuestra vida. Pedir
la gracia de cómo nuestras pasiones nos ayudan a ser más humildes, que eso me
configura más con Jesús, de cómo eso me purifica interiormente; de tal modo que
ya estoy siendo glorificado en medio de la pasión.
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