sábado, 2 de mayo de 2020

Homilía del Cuarto Domingo del Tiempo Pascual, ciclo a - Para Radio María


Homilía del Cuarto Domingo del Tiempo Pascual, ciclo a
            Un cordial saludo en Cristo a todos los voluntarios y amigos de Radio María. Una especial mención a todos aquellos que os encontráis confinados en vuestras casas sin poder salir, por estar sufriendo a causa del Coronavirus; a vosotros, de una manera muy particular, os enviamos un fuerte abrazo deseando vuestra pronta recuperación.
            En este cuarto domingo de Pascua la Iglesia celebra la Jornada Mundial por las Vocaciones y además la Iglesia ha proclamado el Evangelio del Buen Pastor. Y para conocer cómo es el corazón del Señor, vamos a adentrarnos en esta parábola del Buen Pastor. Una de las características que permite distinguir entre un buen pastor y uno que no es tan bueno es que el buen pastor abre al camino andando por delante de las ovejas. Abre el camino, por donde él anda, están llamados a andar los demás. No se limita a dar instrucciones o a repartir mapas, sino que va por delante. El buen pastor es aquel que tiene conciencia por encima de todo, de que es un hombre de Dios y un hombre de oración. No puede dejarse atrapar por el mundo porque de hacerlo no podría ofrecer a los hermanos una palabra de parte de Dios. El buen pastor está disponible para todos, pero en su fuero interno sabe que la prioridad de su ser consiste en estar con el Señor. San Carlos Borromeo solía decir: «No podrás curar las almas de los demás si dejas que la tuya se marchite. Acabarás no haciendo nada, ni siquiera por los demás. Debes tener tiempo para ti, para estar con Dios».
            Y cuando uno está empapado de esa presencia divina, es entonces cuando uno puede ir abriendo camino por delante de las ovejas. El buen pastor no va dando latigazos montado en una mula detrás de las ovejas. El bien pastor es como Moisés que acudía a la Tienda del Encuentro para poder hablar cara a cara con Dios y así hablar al Señor Dios de lo que sucedía en el pueblo de Israel para entregar al pueblo una palabra de parte de Dios que reanimaba, que revivía a las almas adormecidas por el pecado.
            De hecho, yo estoy seguro, de que tú, ahora mismo eres consciente de cuándo has recibido una Palabra de Parte de Dios, dada por el sacerdote, que ha producido frutos de amor en tu vida interior.
El buen pastor es aquel que tiene conciencia, al mismo tiempo, de ser oveja. Que él también tiene que caminar junto con las ovejas. Y ha de caminar obediente a la voluntad del Padre. Y esa propia obediencia al Padre es el que la capacita para ser pastor de los demás. Pero en virtud del sacerdocio común de los fieles, cada uno, desde su propia vocación, está llamado a reproducir el pastoreo de Jesucristo, ser mediadores de Cristo para los demás, atrayendo a todos los hombres a Cristo.
Nos dice la Palabra, en el Evangelio que: «el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido». Entrar por la puerta es entrar por la obediencia al Padre. En las casas de las series o películas americanas, en más de una escena aparecen los que allí protagonistas trepando por un árbol para llegar a la ventana del primer piso de su habitación en vez de entrar por la puerta principal, y todo porque evita ser visto por sus padres o por los demás. Y todo porque quiere ocultar algo. El que entra por la puerta es que obedece, el que desea estar en plena amistad con Dios para andar en su vida con discernimiento, con lucidez. Estos suelen pasar desapercibidos y son los hijos fieles de la Iglesia. Pero los hay también los que suben trepando y saltando por otra parte en el aprisco; Éstos son los que por su cuenta quieren hacer cosas grandes, pero por su cuenta. Me decían hace unos días: «Estamos contentísimos con el cura de nuestra parroquia. La misa es divertidísima. Subimos allí al altar y escenificamos el evangelio, a modo de teatro. Se suele quitar la primera de las lecturas para no alargar la misa y el evangelio lo suele hacer una catequista o un niño. Aunque lo mejor es cuando el templo se llena de gente para compartir nuestros alimentos para un fin solidario».  A mí me quedaron preocupado, porque el verdadero pastor entra por la puerta, no salta la valla y es hijo fiel de la Iglesia, y entiende que no puede seguir a Jesucristo fuera de la Iglesia. Y entiende la regla de sentir con la Iglesia y de ser fiel a ella.
Otro detalle bellísimo de la Palabra. Dice que las ovejas distinguen la voz de su pastor en medio del barullo de las otras voces. Las ovejas tienen la capacidad de distinguir la voz de su pastor. El cristiano está llamado a tener el instinto de distinguir cuál es Palabra de Dios y cuál palabra de los hombres. La oveja tiene esa capacidad de distinguir entre los criterios evangélicos y la mundanidad. El cristiano ha de tener ese instinto interior para no dejarse arrastrar por la mundanidad de esta sociedad. El cristiano ha de ser fuerte para no dejarse seducir por los cantos de sirena que nos plantean cosas que luego no son dejándonos más vacíos que antes. Son cantos de sirena que nos pretenden atraer con mensajes muy seductores, pero están vacíos y llenos de falsedad. Sin embargo, el mensaje de Cristo, el cual es exigente, es un mensaje de verdad y de vida.
Cristo, buen pastor, quiere compartir su pastoreo con nosotros. Seamos ovejas obedientes y dóciles al Señor.

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