sábado, 9 de mayo de 2020

Homilía del Quinto Domingo del Tiempo Pascual, Ciclo A

Homilía del Quinto Domingo del Tiempo Pascual, Ciclo A 

            La Palabra de Dios de hoy tiene más actualidad en tu vida de lo que te puedas llegar a pensar. Voy a daros una palabra de parte de Dios.

            Vamos a ver hermanos, ¿qué ha sucedido hoy en la Comunidad cristiana para que se tiren los trastos a la cabeza? Nos dice el libro de los Hechos de los Apóstoles que «los discípulos de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, porque en el servicio diario no se atendía a sus viudas» [Hch 6, 1-7]. O sea que tienen problemas, en la comunidad cristiana se generan conflictos. ¿Dónde ha quedado la comunidad idílica, donde todos vendían sus posesiones y las ponían al servicio de los apóstoles, donde nadie tenía nada como suyo propio?

Es cierto que “el roce hace el cariño”, pero también se generan chispas, chispitas y chispazos. Es importante que en la comunidad haya chispas, chispitas y chispazos porque es síntoma de que la Comunidad está viva. Al principio la gente no se conoce, y todos parecemos muy buenos y santos y da la impresión, de que incluso alguno, se encuentre como levitando metro y medio del suelo. Pero el tiempo pasa y nos vamos conociendo, y resulta que descubro las manías de un hermano de la comunidad que me sacan de quicio. O el otro que cuando hay que colaborar para aportar para algo es “más agarrado que un chotis”. Y no digamos nada si encima sabemos que tal o cual persona se lleva a matar con su familia y aparece en la iglesia como el santurrón o santurrona que “nunca hubiera roto un plato”. Y empiezan a surgir las críticas y murmuraciones en el corazón. Si os dais cuanta el Demonio quiere llevarnos a su terreno, a la división, al enfrentamiento, a que anidemos el odio en nuestro corazón.

Sin embargo no nos asustemos porque el conflicto es algo lógico, algo normal dentro de la Comunidad Cristiana. Y cuando digo Comunidad Cristiana estoy diciendo también en nuestros hogares e Iglesias domésticas.

 Los Doce Apóstoles se dieron cuenta de cómo al iluminar esa situación tensa con la luz de la fe les había llevado a descubrir un regalo valiosísimo para la Comunidad Cristiana. Al contar con Cristo en la resolución de ese conflicto pudieron descubrir una solución que va a enriquecer a toda la Comunidad Cristiana el orden del diaconado, para configurarse con Cristo servidor. Y ahí tenemos a Esteban, Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás. Y el Señor bendice a la Comunidad Cristiana con una mejor acogida de la Palabra de Dios y multiplicándose el número de discípulos.

El conflicto, las chispas, chispitas y chispazos es una oportunidad que el Señor nos brinda para avanzar en nuestra conversión y crecer en la Comunión. Hemos sido adquiridos por Dios para ir adquiriendo una mentalidad renovada [1 Pe 2, 4-9] y así crear nuestra propia cultura cristiana. Es importante identificarnos con ese movimiento de Jesús. ¿Y cómo puedo yo ir adquiriendo era mentalidad renovada? ¿Cómo me puede ir identificando con ese movimiento de Jesús? Pues hoy Cristo nos da la clave en el Evangelio a partir de una pregunta del Apóstol Tomás: « ¿Cómo podemos saber el camino?» [Jn 14, 1-12]. ¿Cómo podemos ir adquiriendo esa mentalidad renovada? ¿Cómo poder afrontar los conflictos y problemas con una visión sobrenatural? En una frase: ¿Cómo aprender a caminar como cristiano? Y Jesucristo nos da la clave, la respuesta: «Yo soy el camino y la verdad y la vida». Los tres términos o facetas están perfectamente encajadas en un único engranaje, las tres cosas perfectamente integradas.

«Yo soy el Camino»; Nos indica el camino, el comportamiento, la actitud de vida que tenemos que tener para llegar a la casa del Padre. El camino son los mandamientos, las bienaventuranzas, el amor al enemigo; o sea el estilo de vida que ha sido revelado en Jesucristo.

«Yo soy la Verdad»; Nos habla del misterio oculto de Dios que se nos ha descubierto en el Credo, el conocimiento de los dogmas de la fe. Y la razón humana está urgida a conocerlo. Es imposible amar lo que se desconoce.

«Yo soy la Vida»; La vida se refiere a la experiencia de Dios que se nos ha sido comunicada a través de la oración, a través de los sacramentos, ya que estamos llamados a tener un encuentro vital con Dios.

Y las tres cosas se suman, la moral, los mandamientos «Yo soy el Camino»; el Credo, la doctrina, «Yo soy la Verdad»; y la experiencia de Dios, la oración y lo sacramentos, «Yo soy la Vida». Son las tres dimensiones de la vida cristiana. Y esos tres aspectos han de estar profundamente integrados en nuestra vida.

            Y esto se aprende a vivir en la Comunidad Cristiana, en la Iglesia, donde nos vamos gestando, vamos tomando forma como cristianos para poder nacer a la vida sobrenatural, cuando el Señor así lo disponga.

 


 

 

 

 

 

 

 

 


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