DOMINGO DE RAMOS, año 2018, ciclo b
Sólo la fe nos permite ver a Dios
presente en toda circunstancia. Sólo la fe nos permite adentrarnos en el
misterio de su gracia salvífica, no cuestionando los planes de Dios, sino
cooperando plenamente con Él, tal y como Dios pide. Y uno en medio de sus aciertos
y equivocaciones puede percibir atisbos de su providencia amorosa gobernándolo
todo. Y dichos atisbos de su providencia amorosa despejan las dudas y los
temores que se hallan siempre rondándonos la mente.
De tal modo que luchando por ser
fiel a Dios, unas veces equivocándonos y otra acertando, se aprende que si se
quiere conservar la paz y la alegría interior, se ha de recurrir constantemente
a la oración. Y con los ojos de la fe descubre cómo la humildad es
imprescindible ya que poco importan los propios esfuerzos y de los mucho que
dependemos de la gracia de Dios incluso para nuestra propia oración. Dios
quiere que nos esforcemos, porque a todas las personas nos gusta que con
nuestra forma de actuar manifestemos el amor al otro. Nuestro personal esfuerzo
es una manifestación de amor a Dios.
Jesucristo hoy entra victorioso en
la ciudad santa, Jerusalén, montado sobre un pollino. Él va a Jerusalén a
celebrar la Pascua y Él será el cordero inmolado en la Pascua. Aquel carnero
que se quedó enredado por los cuernos en un matorral (Gn 22, 13) y que el
patriarca Abrahán mató en holocausto en vez del hijo de la promesa, ese carnero
hoy entra victorioso en Sión, la ciudad santa, y allí será sacrificado.
Es más fácil ver el papel redentor del
dolor y del sufrimiento en el plan divino cuando no se está padeciendo. Cuando
la enfermedad se acerca, o la pérdida del empleo puede ser una realidad o ya lo
es, cuando los enfrentamientos entre nosotros se dan…cuesta ver ese papel
redentor, cuesta verlo, pero sí que lo tiene. Y sólo luchando contra esos
sentimientos es como se llega al crecimiento. Cada victoria sobre el desaliento
aumenta el coraje del espíritu; cada éxito –por efímero que fuese- a la hora de
descubrir la mano de Dios detrás de todo hace más fácil recuperar el sentido de
sus fines en un nuevo día de trabajo aparentemente carente de sentido y lleno
de sufrimiento.
Durante esta semana iremos
descubriendo esa mano de Dios y de cómo al final, a pesar de pasar por el
sufrimiento indescriptible de la muerte en cruz, la fuerza de la resurrección
lanzará aquel enorme pedrusco que tapaba aquel sepulcro escavado en la roca.
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