CORPUS
CHRISTI 2016
Muchas
veces nos ha dicho el Señor que «nadie
tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos» (Jn 15, 13). ¿Qué
es eso de dar la vida? ¿Qué implicaciones llevan consigo? Ya que uno puede dar
muchas cosas, un donativo, una limosna, incluso el privarse de algo (un café,
el tabaco, el salir de fiesta un día...) como un ejercicio de ascesis y
buscando un beneficio para los demás. La plenitud como hombre no puede estar en
la satisfacción de lo sentidos, de las pasiones, de los apetitos. Si mi alegría depende de esos momentos o
instantes que la vida me puede brindar, como también privar, estaría sumergido
en la tristeza de la insatisfacción permanente. Esto se puede asemejar a la satisfacción que
te puede proporcionar el comer un helado con el calor veraniego. El helado se
consume y ese momento refrescante desaparece. El problema radica en que nos hemos acostumbrado a ser ‘consumidores de
lo inmediato’. Que uno se quiere divertir, sobre todo si es adolescente o
universitario, pues estoy pensando en salir los jueves o el fin de semana por
las noches, para poder divertirse sin más limitación que la que uno mismo se
ponga. O incluso para ‘afrontar’ una particular cruz que te está haciendo
sufrir ser consumidor de afectos inmediatos para poder sentirte querida y
reconocida cuando en el fondo se te está dañando y distanciándote de mucha
gente que te quiere pero que no dicen lo que tú esperas oír. Y resulta que Dios
no se mueve en lo efímero e inmediato, sino
en lo eterno.
La presencia real de Cristo está en el pan
y en el vino consagrados por el presbítero. Y es en esa presencia tan humilde
donde Cristo se queda para que tú, como niño curioso que eres puedas descubrir
algo que el mundo te está ocultando, tu
vocación a la eternidad.
Les
voy a poner una especie de imagen/ejemplo, sabiendo que siempre son muy
limitados para poder entender las realidades sobrenaturales. Hay canales de
televisión que se emiten en una calidad de imagen de alta definición. Si yo
tengo un receptor de televisión de los antiguos o de los que no están
preparados, no podré disfrutar de la programación de ese canal. La señal lo
recibirá pero no me vale para nada. La
constante catequización que el mundo nos está impartiendo están forjando mentes
y corazones capaces únicamente de captar las cosas terrenas, olvidando y
despreciando las eternas. No son capaces de ver ese canal en alta definición
porque 'todos están cortados con la misma tijera', 'cortados por el mismo
patrón'. Cuando la Iglesia hace pública profesión de fe en Cristo Eucaristía
está manifestando a los cuatro puntos cardinales que tu encuentras en Él el sentido de tu vida, la alegría de tu alma,
la recompensa de todos tus esfuerzos y la orientación de tu existencia. En una
palabra: Ahí, en la Eucaristía, está tu propia salvación.
Algunos
me podrán decir que lo único que ven es un trozo de pan sin levadura. Esto
ocurre porque su pecado les imposibilita reconocer a Cristo ahí. Si yo tengo la
gafa totalmente embarrada y con los cristales con un montón de roña no podré
tener una visión aceptable. Si mi alma está embarrada y con tanta roña que tendría
que emplear un estropajo y un potente desengrasante para poder tenerla algo
decente, es normal que ni me de cuenta de quien está ahí. Por eso para poder
empezar a darse cuenta de la presencia real de Cristo en la Eucaristía es
preciso y urgente hacer la opción por empezar a convertirnos: CONVERSIÓN.
Pero
aviso, en el momento en que te has despertado de ese letargo o amodorramiento
espiritual ocasionado por tu pecado, y empieces a darte cuenta de quién es
Cristo y lo que Cristo quiere de ti, descubrirás la malicia de tu pecado,
tendrás ante tu mirada el daño y las heridas que te ha causado tu mal proceder.
Si quieres vivir en la verdad, si quieres descubrir la razón y el sentido de tu
vida, si deseas empezar a descubrir que se siente cuando uno es amado, tienes
la respuesta: Estate disfrutando de la compañía de Cristo Eucaristía todos los
días. Cristo da todos los días su vida por ti. Todos los días está ahí en la
Eucaristía para fortalecer los músculos de tu alma. Todos los días está ahí
para darte una Palabra de vida y de aliento.
Todos los días está dispuesto a levantarte de tu pecado en el sacramento
del perdón. Todos los días te tiene muy presente en su sagrado Corazón. Pero tú
no te darás cuenta hasta que hayas iniciado tu conversión.
¡Viva
Jesús Sacramentado! Sea por siempre bendito y alabado.