PENTECOSTÉS 2014, ciclo a
Por las tardes, cuando como Capellán
del hospital voy visitando a los enfermos en sus habitaciones, suelen estar
'pegados al receptor de la televisión' viendo 'su telenovela'. Algunos se
identifican tanto con sus protagonistas que llegan hasta a desear ese amor,
esas vivencias o experiencias, las cuales no dejan de ser una mera
interpretación de un trabajo de un guionista basadas en un sinfín de ilusiones.
El verdadero amor es concreto, se basa en los hechos y no en palabras bonitas.
No es algo que se conquista en un momento concreto y luego se 'viva de las
rentas'. Algunos despistados están convencidos de que amar es buscar sus
propios beneficios sacando el máximo de provecho de las circunstancias para
aumentar su ego. Otros afirman, todo convencidos, que en el 'amor y en la
guerra' todo vale, no dándose cuenta que cuando uno se busca a sí mismo ha
desvirtuado el horizonte de lo que realmente se busca.
En medio de todo este barullo ¿cómo
poder aclararse uno las ideas?¿cómo poder de dejar de perder el tiempo buscando
amores y deseos fugaces?¿cómo liberarnos de los ídolos que atan nuestros
corazones? No hay una receta mágica para alcanzar la libertad plena en el amor;
sólo hay un camino: JESUCRISTO, EL SEÑOR.
Jesucristo es el fundamento único del amor verdadero. Y es Jesucristo el que,
tanto a tí como a mí, nos está haciendo una exhortación: PERMANECE EN MI AMOR. Y nos sigue diciendo: NO PERMANEZCAS EN EL ESPÍRITU DEL MUNDO, no permanezcas en
la superficialidad, no permanezcas ni en la idolatría ni en la vanidad. No seas
adicto a la fantasía, sino aférrate a la Cruz de Cristo para ser iluminado por
su sabiduría e ir descubriendo la verdad de las cosas.
Y ¿quién es capaz de poder hacer luz
e ir discerniendo si vamos tras de Cristo o tras nuestros ídolos enmascarados? ¿Cómo
saber si estamos avanzando por el CAMINO DE LA VIDA o estamos en las sendas de
la perdición porque estamos siendo engañados por el Demonio? Nosotros ni con
nuestras propias fuerzas ni con nuestros propios medios NO SOMOS CAPACES. Entonces ¿a quién recurriremos? ¿Quién nos puede
socorrer?
Cuando no se ama lo concreto se termina por no
amar nada. No podemos amar ilusiones porque eso termina matándonos
internamente. Es preciso amar todo aquello que Dios nos ha entregado como
regalos. Las personas que tenemos al lado son regalos, aunque a alguno
deseáramos cambiarlo. Y nosotros podemos amar lo concreto y con una intensidad
infinita porque dentro de nosotros reside el ESPÍRITU SANTO de DIOS. Es el
Espíritu Santo el que, como si fuera una potente linterna, nos permite ir
descubriendo las huellas de Dios en nuestras vidas y nos permite poder
decidirnos por la opción que Dios nos plantea. Como si estuviéramos adentrados
en una cueva obscura y húmeda sin antorchas ni electricidad, perdidos y con la
angustia de sabernos sin escapatoria corriendo serio peligro nuestra vida, así
estábamos antes de ser asistidos por el Espíritu Santo. Ahora gozamos de este
divino e infinito regalo que nos guía por las sendas justas por el honor de su
nombre, porque gracias a su eficacia Jesucristo resucitado se hace presente y
el amor de Dios Padre se hace manifiesto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario