DOMINGO XXIX
DELTIEMPO ORDINARIO, ciclo c
LECTURA DEL LIBRO DEL ÉXODO 17, 8-13; SALMO 120;
LECTURA DE LA SEGUNDA CARTA DEL APÓSTOL
SAN PABLO A TIMOTEO 3,14- 4,2;
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN
LUCAS 18, 1-8
¿Cuál
es el motor de nuestra actividad humana? ¿Es acaso la preocupación por obtener
unos ingresos económicos en casa? ¿Es acaso el mantener un status social, una
imagen, un nivel de vida determinado? Y de ser así ¿de dónde obtenemos las
fuerzas? ¿Acaso de nuestro temperamento, habilidades y aptitudes? Son muchas
las personas que se han adentrado en este pozo sin fondo, un pozo que por mucho
que uno se empeñe, no se consigue sacar de él ni una gota de agua. De hecho,
muchas veces nuestras familias o nuestras comunidades cristianas no son testimonio
de Cristo porque nos creemos autosuficientes para sacar las cosas adelante, y
lo que sucede es que nos hundimos cada vez más en el fango.
Si
el motor de nuestra actividad no está fundado en la relación personal con
Cristo, en ese ‘tú a tú’ con el Señor estaremos perdiendo de un modo miserable
todo el tiempo. Muchas de las crisis –algunas de ellas muy serias- se deben, en
gran parte, a que nuestra oración es escasa, mediocre y débil. ¿Cómo voy a
perdonar la herida causada por la grave ofensa que me ha ocasionado mi marido o
mi esposa sino acudo a Jesucristo que es el médico de las almas? ¿Cómo me voy a
reponer de esa grave ofensa y cómo voy a recuperarme sino acudo a quien tengo
que acudir? ¿Cómo voy a acertar con una decisión –sea importante o no- sino lo
discierno en la oración?
Muchos
cristianos no saben de la importancia de la oración. Nadie se ha preocupado de
hacerles sentir y ver una relación íntima y personal con Dios. En el evangelio
de hoy se nos ofrece una catequesis sobre cómo ha de ser nuestra oración: con
confianza, insistente, con esperanza y creyendo siempre que Dios nos escucha
atentamente. El soberbio pedirá una sola vez y al no cumplirse su petición, la
abandonará, molesto. Por eso para acercarse a Dios es preciso crecer en humildad,
reconociendo que lo que uno obtiene es un regalo de Dios.
En
la escena de la batalla de Moisés y Josué contra Amalec – en la primera de las
lecturas- se manifiesta el poder de la oración. La imagen de Moisés en actitud
de orar con los brazos extendidos hacia el cielo es todo un modelo de cómo
orar. No podemos abandonar nuestra sintonía con Dios, siempre tenemos que estar
disponibles para Él para que Él nos ayude en nuestros proyectos.
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