Peregrinos franceses denuncian las agresiones laicistas sufridas en Sol
Las víctimas, que incluyen menores y una discapacitada, detallan que los antipapa "tenían látigos", que usaron también contra una joven en silla de ruedas: sufrió "una parálisis física temporal y pérdida de conciencia".
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REDACCIÓN HO.- Se suceden las denuncias. Un grupo de peregrinos franceses ha presentado la denuncia ante la Policía, tras ser víctima de agresiones y acoso por parte de participantes en la marcha antipapa del pasado 17 de agosto.
Los siete denunciantes, entre ellos menores de edad y una joven en silla de ruedas que sufre una minusvalía, relatan que llegaron a la Puerta del Sol pasadas las 21.00 horas, casi tres horas después de que finalizara la vejatoria manifestación laicista, a cuyas provocaciones los peregrinos respondieron de forma ejemplar, rezando y en silencio, sin caer en ellas.
Los jóvenes explican, según la denuncia a la que ha tenido acceso Europa Press, que al salir del Metro de Sol se encontraron rodeados por radicales que les "insultaron, humillaron y zarandearon". También a la chica de 17 años que iba en una silla de ruedas, por lo que sufrió una crisis de ansiedad y tuvo que ser asistida por una enfermera perteneciente a la JMJ.
"Llegó a sufrir una parálisis física temporal y pérdida de conciencia. Todavía mantiene dolores en la pierna izquierda", denuncian. No sólo eso. Varios de los agredidos aseguran que los agresores tenían "látigos" con los que "humillaban". Esos latigazos fueron dirigidos también contra la menor en silla de ruedas y utilizados para acosar sexualmente. Uno de ellos asegura que fue víctima de abusos sexuales, "tocamientos en los genitales con el látigo", a la vez que le obligaban a coger un preservativo.
Las denuncias fueron presentadas por los afectados ayudados por intérprete dos días después de los hechos en la comisaría de Fuencarral-El Pardo. En una de ellas, un chico de Normandía (Francia) de 17 años, asistente como peregrino a las Jornadas, ha relatado que, estando junto a este grupo de amigos en las cercanías de la parada de dicho suburbano, en un momento dado aparecieron otros jóvenes "anticatólicos" que procedieron sin motivo algunos a insultarles y zarandearles.
Según han señalado los denunciantes, estos jóvenes "que portaban pancartas y gritaban que había que quemar los crucifijos, les rodearon, les insultaron, les zarandearon y les amenazaron". "Nos gritaron en actitud amenazante diciendo que iban a quemar los crucifijos y las mochillas, así como nos dijeron otro tipo de improperios y vejaciones, como hijos de puta", ha relatado Anne-Marie C., una joven de 23 años, también de la región gala de Normandía.
A esto se suma, según las declaraciones de los peregrinos, que una mujer vestida con un disfraz de gato pasó en todo momento un látigo de correas de color negro cerca del cuerpo de muchos de ellos. Concretamente, Nicolás T., de 20 años, ha afirmado que incluso uno de los jóvenes anticatólicos "le tocó los genitales" con dicho látigo. Temiendo por su integridad física, abandonó el lugar a la carrera "por el miedo que le invadió en se momento". Los declarantes han insistido en que usuaron el látigo contra ellos "en actitud de humillación simbólica, no importándoles que una de las afectadas utilice silla de ruedas".
La propia chica minusválida, también francesa y de 18 años, ha denunciado ante los agentes que su grupo fue perseguido por miembros de la manifestación laicista y que éstos no cesaron en sus insultos y vejaciones "ni incluso cuando en un momento dado, y para superar una de las vallas instaladas en el lugar, sus amigos la cogieron en brazos".
De hecho, otro de los adolescentes denunciantes, ha explicado que consiguieron salir de esta situación "poniendo delante la silla de ruedas de una joven que les acompañaba. "Conseguimos llegar de nuevo al metro, donde nos encontramos con otro grupo de manifestantes, que nos impedían salir de los vagones del Metro, al igual que a otros participantes de la JMJ, mientras golpeaban los cristales", ha agregado.
Asimismo, ha denunciado que los participantes de la manifestación "le empezaron a acariciar el cuerpo, a la vez que le hacían gestos obscenos con los dedos, no llegando a agredirle físicamente".
Por su parte, un adolescente de 17 años y menor de edad, quiso dejar constancia a la Policía que había pasado mucho miedo "teniendo la impresión de no poder salir del Metro", al igual que otra amiga, que sufrió una crisis de angustia, perdiendo la consciencia durante unos instantes.
Pero las descalificaciones y vejaciones no acabaron cuando los chicos franceses accedieron al Metro y se encontraron con otros peregrinos. Algunos de ellos han relatado que fueron perseguidos hasta el Metro de Ópera por los mismos manifestantes "agresivos", dándoles gritos desde la calle y, ya dentro de la estación, intentaron impedir que él y otros compañeros subieran al vagón, "con empujones e insultos de nuevo".
"El Metro no paró en la estación de Sol, pero en la siguiente parada había un tumulto de gente golpeando las ventanas de los vagones, increpándoles nuevamente", ha señalado el último denunciante, que aseguró que llegó a su destino en Coslada "apresuradamente y con mucho temor".
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