miércoles, 27 de julio de 2011

San Pantaleón 2011

SAN PANTALEÓN 2011

Siempre a lo largo de la historia hay personas que dejan una estela con un destello especial. Personas que nos muestran, como su fueran fogonazos, que hay Alguien, con mayúscula que sobrepasa todo, que llena de gozo el corazón, que da respuesta a todas las ansias y anhelos que podamos estar sufriendo. Son personas que han adquirido una experiencia indescriptible del amor de Dios. Personas que, han encontrado el tesoro; que han descubierto que su heredad es el Señor. Personas que pasan por el mundo amando, perdonando y disculpando porque es tal el bagaje de su experiencia de lo divino que en todo y en todas las personas descubren el rostro y la voluntad de Dios. Realmente viven en este mundo pero con muchas ganas de estar gozando de la visión beatífica y es tal las ganas que tienen que ya en este mundo miman tanto su vida espiritual que ya están gozando, de manera adelantada, de esa gloria que les espera en el Cielo. Su pensar, amar y actuar tienen un único fin: dar mayor gloria y honor a Dios.

Una de esas personas fue San Pantaleón. Este médico mártir a la edad de 29 años sabía que Jesucristo era el auténtico médico de los cuerpos y de las almas.

Hay que reconocer que en San Pantaleón hay un antes y un después. Un antes que se había dejado llevar por el mundo pagano en que se movía llegando a sucumbir en las tentaciones que debilitan la voluntad y acaban con las virtudes, cayendo, incluso en la apostasía, abandonando la práctica de la fe. Sin embargo Dios, «que escribe derecho con renglones torcidos», deseaba contar con Pantaleón para que él hiciera un importante apostolado en medio de su pueblo. Dios hizo que un buen cristiano, llamado Hermolao le abriera los ojos, exhortándole a que conociera “la curación proveniente de lo más Alto” y llevó al seno de la Iglesia; le condujo de nuevo al redil de Jesucristo.

Y este jovencísimo médico del mismísimo emperador cruel y sanguinario Galerio Maximiano dejó de servir a este señor poderoso para poner todos sus conocimientos médicos al servicio de los más pobres, y de este modo él se mostró como cristiano que hacía las cosas por amor a Jesucristo, su único amo y Señor.

En el año 303, empezó la persecución de Diocleciano en Nikodemia. Pantaleón regaló todo lo que tenía a los pobres. Algunos médicos, movidos por la envidia, lo delataron a las autoridades que estaban cruelmente persiguiendo y sacrificando a los cristianos. Fue arrestado junto con Hermolao y otros dos cristianos. El emperador que le tenía en alta estima, por la gran habilidad que tenía para sanar de las enfermedades y por ser tenido como médico eminentísimo, deseaba salvarlo. Fue el propio emperador el que, en secreto, le llegó a rogar que apostatase de su fe, que dijera públicamente no a Jesucristo, pero nuestro santo se negó a cometer tal ultraje. Y para demostrar al emperador que estaba equivocado y que era precisamente el propio emperador el que se tenía que convertir a Cristo hizo un portentoso milagro al curar a un paralítico y así reafirmarse ante todos en la fe de la Iglesia.

Las actas de su martirio nos relatan hechos milagrosos: Trataron de matarle de seis maneras diferentes; con fuego, con plomo fundido, ahogándole, tirándole a las fieras, torturándole en la rueda y atravesándole una espada. Con la ayuda del Señor, Pantaleón salió ileso. Su entereza y firme confianza en Dios hizo que sus mismos verdugos le respetasen y más de uno se convirtiera al cristianismo.

Nos cuentan que Dios, como deseaba tenerle ante su presencia, permitió que lo decapitaran, y nos cuentan que de sus venas salió leche en vez de sangre y el árbol de olivo donde ocurrió el hecho floreció al instante. Esto último se ha transmitido de generación en generación para exaltar la virtud de este mártir, que era tomado por todos los cristianos como ejemplo de santidad.

¡Que diferente sería nuestra vida y nuestra parroquia si actuásemos movidos por el amor a Dios en vez que por nuestras mezquinas pretensiones!. El testimonio de San Pantaleón ha removido conciencias y ha ayudado a muchos a acercarse a Jesucristo. Como las monumentales cristaleras que decoran los ventanales de nuestras catedrales así es nuestro santo. La luz que es Cristo atraviesan los cristales policromados para permitirnos contemplar el grandioso espectáculo que nos ofrece, ya que a través de ellas nos permite experimentar su tierno amor.

1 comentario:

Bloguerosconelpapa dijo...

Saludos y bienvenidos al Primer Encuentro Internacional de Blogueros con el Papa
El próximo 17 de agosto nos reuniremos en Madrid en el Colegio Mayor Jaime del Amo. En los enlaces que te adjuntamos encontrarás toda la información que te pueda interesar.

ANUNCIA TAMBIÉN TÚ EN TU BLOG EL ENCUENTRO Y QUE NINGÚN BLOGUERO SE QUEDE FUERA POR QUE NO LE HAYA LLEGADO LA NOTICIA: AQUÍ ENCONTRARÁS ALGUNOS QUE YA LO HAN HECHO WWW.CUMPETRO.COM