Cuando tenía 13 años fue secuestrada por la guerrilla del "Ejercito de Resistencia del Señor", que vino a Centroáfrica desde Sudán y Uganda. Fue secuestrada en su pueblo, Obo.
La ataron por la cintura a un rollo de cuerda junto a otros muchos jóvenes, le pusieron un saco de 25 kilos de mandioca a la cabeza y se tragó así 15 días de marcha. Algunos secuestrados no aguantaron el ritmo y los vio morir rematados a machetazos.
Luego estuvo esclavizada y explotada 18 meses, dando bandazos por la selva, haciendo de muro humano cuando los helicópteros ugandeses lanzaban misiles a la guerrilla. Sobrevivió lavando la ropa de los soldados y cuidando a los niños de los jefes, viendo noche tras noche, haciéndose la dormida, cómo violaban a otras muchachas y pensando cuando la tocaría a ella.
En cuanto tuvo una oportunidad salió huyendo. 10 días vagando sin alimentos por la selva, con llagas y heridas por toda la cara… hasta llegar de nuevo a su aldea en estado de "shock". Ahora se intenta recuperar al calor de los abrazos silenciosos de su madre, desconsolada desde el día en que la guerrilla secuestró a su hija, sabiendo que cientos de niños de su aldea no podrán hacer lo mismo. Sin entender quién se encarga de sostener y armar estas guerras.
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