jueves, 10 de abril de 2008

La educación bien vale una carrera delante de un cocodrilo

Fuente: http://blogs.periodistadigital.com/btbf/trackback.php/154395


Lo confieso, hay un grupo de personas cuyos posicionamientos encuentro difícil aceptar: los Afropesimistas. La gran mayoría de estos son personas muy bien formadas intelectualmente, algunos de ellos con experiencias en diferentes países y situaciones (no sé si en contacto real con la gente) pero con ideas y opiniones muy claras sobre la imposibilidad de que África salga adelante. Normalmente críticas de ese tipo se hacen repanchingado en un sofá ubicado en algún lugar de moda, saboreando una gélida cerveza y haciendo aros de humo con un cigarro o puro de calidad... me creería mucho más la crítica si se hiciera desde un bar de las polvorientas carreteras africanas, a la sombra de un camión o autobús que se ha estropeado o incluso debajo de un mango esperando que aparezca la comunidad que parece ser se ha puesto de acuerdo para llegar dos horas más tarde de la hora acordada...
Hoy tengo para los afropesimistas – y también, cómo no, para los que no pertenecen a esta cofradía – una noticia real que les dará una idea de lo arrojados que pueden ser los africanos cuando se encuentran con dificultades.
En Sahlumbe, un poblado perdido en la región de Zululand en Sudáfrica hay un poblado de 70 casas que vive enfrente de una escuela pública... el problema es que entre ese poblado y la escuela hay un señor río. Hace algún tiempo había una barca comunitaria que los locales utilizaban para pasar de un lado al otro de la orilla. Desgraciadamente, algún sinvergüenza la robó y desde entonces, unos 150 niños hacen el trayecto (que dura 10 minutos) nadando, sentados en neumáticos o incluso navegando en cubos. Para complicar la travesía, los niños llevan en la cabeza sus uniformes doblados y protegidos del agua para que no se mojen y lleguen inmaculados a la escuela.
La travesía no es lo que diríamos un trayecto idílico. El río, aparte de pescado, tiene cocodrilos y he aquí que los estudiantes crucen el río con un más que fundado miedo, un miedo compartido por sus familias que debido a la falta de medios y a la dificultad de construir un puente de tal envergadura no pueden hacer nada por cambiar la situación.
Hay que tener muchas ganas y motivaciones para desafiar un ancho caudal de agua evitando ser el desayuno de alguno de estos reptiles. Quizás a nuestros desganados y desmotivados estudiantes del mundo occidental merecería la pena exponerlos a una prueba así para que puedan experimentar en carne propia el arrojo y la decisión de otros niños como ellos que ponen su vida en peligro con tal de poder asistir a una institución educativa.
Creo que muchas personas que critican la presunta falta de desarrollo en África no tienen ni pajolera idea de lo que supone alcanzar ciertas metas en un ambiente tan diferente de las cómodas oficinas desde donde se desarrollan tantas teorías y especulaciones sobre el subdesarrollo.
A esos niños – aparte de amonestarlos por la temeridad que supone el cruzar así un río infestado de cocodrilos – habría que darles no la medalla del ministerio de Educación, sino la medalla al mérito civil ¿No creen? No se preocupen, esa noticia no saldrá en nuestros medios... hay que pescarla (como lo he hecho yo) de preciosos rincones donde salen a flote estas maravillosas historias humanas.
Por eso, hoy tomo la resolución de pagarle un pasaje a Sudáfrica y echar a ese río al próximo afropesimista que me encuentre en mi camino. Espero que entonces los cocodrilos puedan tener su festín y les aproveche.

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