Nos encontramos ya muy avanzados en el tiempo del Adviento. En el virginal seno de Nuestra Madre, la Virgen Santa María se está gestando el Hijo de Dios. Ahora, Santa María, es el primer sagrario; El templo de los templos del Espíritu Santo. En el seno virginal de una hija de Sión va ha nacer el Mesías, el Señor.
Aún escuchamos los ecos de Juan el Bautista que exhortaba al pueblo a preparar los caminos al Señor. Sin embargo, yo estoy seguro, que muchos de vosotros, no sabéis cómo llenar de contenido esta expresión del Bautista: PREPARAD LOS CAMINOS AL SEÑOR. Yo voy a intentar ofreceros unas pistas.
En primer lugar porque os encontráis con una seria dificultad. Estamos inmersos en una cultura en la que todo es igual de válido. Cualquier interpretación y su contraria se ofrecen como igualmente válidas. No tiene sentido plantearse la pregunta sobre la verdad. Aquí, en esta sociedad, únicamente interesa la interpretaciones, o sea, el me apetece, el nos gusta…Es el mismo estribillo del grupo Jarabe de Palo: “Depende, ¿de qué depende?, de según como se mire todo depende”.
Aquí se tiene un serio peligro, porque ¿para qué nos sirve una brújula si la aguja que debería indicar el norte no para de dar vueltas y más vueltas?. Si no existe la realidad sino únicamente interpretaciones estamos perdidos. Sin embargo, Dios, movido por su gran amor hacia los hombres, nos entrega a su único Hijo para que, poniendo nuestros ojos en Él, avancemos hacia el Norte y nuestra vida tenga un norte, un sentido, una ilusión inagotable.
Jesucristo desea que le tengamos en cuenta; que contemos con Él. Contando con Él podremos dar un sentido a nuestros actos y asumirlos. Cristo desea que nos eduquemos en responsabilidad y no seamos como robots que son movidos por el piloto automático de los placeres efímeros y por la ley del mínimo esfuerzo.
¿Por qué Dios se toma tan en serio nuestra vida?. Porque nos quiere. Dios sabe que los actos que realicemos en la vida tienen consecuencias. La persona guarda en su mente y en su corazón el recuerdo de lo vivido, a veces, escondido en lo más profundo de su ser, protegido por defensas inconscientes, pero real de igual manera. Este es el drama de tantos jóvenes envejecidos, desgastados por experiencias superficiales, y el abuso del alcohol, de las drogas y de “los rollitos” son heridas que desgastan y que generan serias rupturas afectivas.
Cuando éramos pequeños empleábamos la goma de borrar, que funcionaba fácilmente cuando escribíamos con lápiz en el cuaderno recién estrenado. Pero el niño crece, pasa de curso, madura y el profesor le invita a algo más difícil: ¡escribir con bolígrafo!. Escribir con bolígrafo es más arriesgado. Si te equivocas, el trabajo se multiplica. Tienes que repetir la hoja entera o embadurnarla de tipes. Es verdad que existen bolígrafos que se pueden borrar con la goma y buenos tipes que apenas embadurnan el papel… es verdad. Pero resulta que esa goma que trae el bolígrafo o ese tipes no se puede trasladar a la vida. No se puede borrar todas aquellas experiencias que nos han pasado en la vida. Los actos en la vida tienen consecuencias.
Cuando Dios entra en la vida de las personas genera vida, regenera desde dentro. Son experiencias sanadoras, que repueblan gozo y vida. Siempre nos trae buenas noticias. El ángel del Señor dio una buena noticia a Manoj, de la tribu de Dan comunicándole que su esposa estéril iba a tener un hijo cuyo nombre sería Sansón. En el evangelio nos encontramos como el arcángel San Gabriel comunica a Zacarías que su esposa Isabel, anciana y estéril iba a concebir un hijo cuyo nombre será Juan. Dios trata a las personas con grandísimo respeto y con altas dosis de cariño. Los encuentros que Dios tiene con estos dos matrimonios son muy dichosos.
Dios se toma muy en serio al hombre. Sabe que las personas existen para ser respetadas y amadas. Las personas no son objetos. Muchos de vosotros me podríais decir que no tratáis a nadie como objetos. Sin embargo yo oigo cosas como estas: “Me voy a enrollar con esa tía que está buenísima durante la noche vieja”. Se pasa de entretenerse con los juguetes a enrollarse con chicos y chicas los fines de semana. Los objetos están para ser usados, las personas existen para ser respetadas y amadas. Esa es su dignidad. Dios nos respeta y nos ama.
Si queremos preparar los caminos al Señor que viene, es hora que empecemos a darnos cuenta que no todo vale, que es fundamental contar con Cristo, que todo lo que hacemos en la vida tiene consecuencias y que las personas existen para ser respetadas y amadas.