sábado, 21 de septiembre de 2024

Homilía del Domingo XXV del Tiempo Ordinario, ciclo b Mc 9, 30-37

 

Domingo XXV del Tiempo Ordinario, ciclo B

Mc 9, 30-37                                       22.09.2024

 

         En estos últimos domingos nos estamos encontrando un dato relevante: la dificultad de Jesús con sus discípulos, y en concreto con los Doce. El problema reside en que ellos no quieren saber ni entender realmente quién es Él y cuál es su programa de vida.

         Jesús está atravesando Galilea y les está instruyendo y lo que les está contando es muy serio y dramático: «El hijo del hombre será entregado en manos de los hombres y lo matarán (…)». Y ellos o bien no entendían o no querían entender. Recordemos el episodio de la curación del sordo mudo, que no se trata en este caso presente de un problema físico -ya que los Doce y los discípulos gozarían de buena audición- sino que se trata de un problema interior: No hay peor sordo que el que no quiere oír. Hay ideologías de tipo nacionalista o de otro tipo que les impide entender las palabras de Jesús. Y es más, dice la Palabra que «les daba miedo preguntarle». En su memoria aún seguía resonando aquellas palabras de Jesús a Pedro: «¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».

         Cuando llegaron a Cafarnaúm, una vez que estaban en casa, -recordemos que es una casa palestinense- Jesús les interrogó. Ellos por el camino no le preguntaron nada por miedo y es entonces ahora cuando Jesús toma la iniciativa y les pregunta a ellos. Y Jesús les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?». Esta indicación de ‘por el camino’, ‘por la calle’ es importante, ya que nos remite a la parábola del sembrador, y recordemos que todo lo sembrado en el camino fue infructuosa. Toda la semilla que se tira en el camino es en vano porque vienen los pájaros e inmediatamente se lo llevan. Los pájaros, especialmente las aves de rapiña en la Biblia representan las tentaciones del paganismo. Representan a los pueblos paganos que trataban de seducir a Israel con propuestas de vida inmorales y que trataban de sacar a Israel de la alianza con su Dios. Recordemos cuando Abrahán quiere hacer una alianza con Dios llegan esas aves de rapaces que intentan impedir este pacto [Cfr. Gn 15,11]. También hoy estamos rodeados de paganismo. La Palabra de Dios no puede dar fruto en los corazones que están endurecidos a causa del paganismo, de la secularización, de la permisividad, del relativismo, de la ideología de género, de los discursos insulsos y vulgares, de las propuestas inmorales que circulan libremente por los medios de comunicación social, la avaricia por el dinero y todo lo efímero…por lo que terminamos perdiendo la cabeza. Si estás agitado por los afanes de la vida ¿cómo puedes sintonizar tu corazón con el Evangelio? Primero pidiendo la serenidad.

         Y nos cuenta la Palabra que ante la pregunta de Jesús sobre el asunto del que les había ocupado parte de la caminata, ellos guardan silencio: «Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante». Y ellos sabían que Jesús no aprobaba para nada este tipo de discursos tan animados entre ellos. ¿Por qué Jesús no aprueba este tipo de discursos? Porque son como los gusanos que roe a los discípulos; la grandeza, la ambición de ser el más importante.

         A continuación, «Jesús se sentó». Se sentó porque Jesús les enseña. Y da otro dato curioso: «llamó a los Doce», lo cual es algo extraño porque estaban todos juntos en la misma casa y una casa de Palestina no es precisamente muy grande, pero Jesús debe llamarlos. ¿Por qué el evangelista dice que les llamó estando todos en la misma casa? Porque los Doce lo están siguiendo, pero no le están acompañando. Yo puedo estar en un vagón de un tren y compartirlo con otras veinte o treinta o cuarenta personas, pero puedo no estar acompañando a nadie, ya que puedo estar absorto en mis cosas, leyendo un libro, viendo una película, con el teléfono móvil, durmiendo… Existe una notable diferencia entre seguir y estar de cuerpo presente y acompañar. Y los Doce únicamente estaban de cuerpo presente, siguiendo a Jesús, pero no acompañando a Jesús, no están cerca de Él porque la mentalidad de los Doce está muy distante de la de Jesús; por eso Jesús les llamó en torno a Él. Ellos sólo piensan en mandar y en ordenar, mientras que Jesús les dice que el camino es obedecer y servir. Y por eso les llama, porque se encuentran muy distantes de Él.

         Jesús no acepta el discurso que a ellos les tenía enfrascados. Jesús acepta que en la comunidad ‘sean el primero’. El primero en la comunidad significa el que está más cerca de Él. Y si uno quiere ser el primero, estar lo más cerca de Él, «que sea el último de todos y el servidor de todos». En la comunidad no cabe las ideas de grandeza ya que no hay personas importantes, pero sí hay personas que están más cerca de Jesús, los cuales se ponen al servicio de todos. Esos que están más cerca de Jesús y la vida de esas personas es una constante donación de amor a los demás, esos son los ‘niños’. Y ‘los abraza’, abrazó al niño porque Jesús se identifica con lo último de la sociedad. Esos niños son la imagen del discípulo que verdaderamente se pone al servicio de los demás. Jesús garantiza que donde hay una persona que ama libremente y voluntariamente se pone al servicio de los demás, en este individuo se manifiesta la presencia de Jesús y la presencia de Jesús trae la presencia del mismo Dios. Esos niños son los pobres y Cristo se identifica con ellos. 

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